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A mediados de los años ochenta, DC tuvo que admitir algo que desde La Era Marvel ya era más que evidente: sus héroes estaban obsoletos, en especial, Superman. Aquellas historias de la edad de plata, y el mundo que habían formado con ellas, ya no cabían más en los lectores actuales. Y con Marvel al lado, teniendo la formula y el estatus de los héroes actuales o modernos, con historias mucho más elaboradas, realistas y de carácter menos fantástico y más humano, era hora de que Superman, Batman y Wonder Woman se actualizaran. La serie de cómics The Man Of the Steel, fue por así decirlo, el Año Uno de Superman.
A manos de John Byrne, el cual fue escritor como artista, cayó la responsabilidad de actualizar al hombre del mañana, para las exigencias en lecturas actuales. La serie fue todo un éxito, y hasta la fecha, se le considera una obra de culto, pues el resto de cómics, películas, series, y un largo etcétera, toman la fórmula propuesta por este cómic, así como lo hacen con el Batman de Miller. Y llegando a lo que nos concierne, esta portada no pudo ser más acertada. Tenemos a Clark Kent, abriendo su abrigo para revelar su pose más emblemática, con su nave escapando de Krypton por detrás. El mensaje era más que claro, Superman había renacido, una vez más; y su historia, con él.