❧ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ꜱᴇɪꜱ

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Los silencios incómodos y pesados era algo a lo que Bangchan realmente no podía tomarle agrado. Y menos si se encontraba en un lugar en el que no estaba a gusto.

Alzó la mirada cautelosa y observó al peliazul sentado al otro lado del sofá en forma de 'L'. Jeongin se mantenía en silencio y tranquilo, piernas y brazos cruzados sin verse inquieto ni sofocado.

Bangchan no entendía por qué estaba ahí, pero si al salir de clases veía el coche negro no tenía de otra que subirse para que lo trajeran a ese enorme lugar.

— ¿No duermes durante el día? —preguntó ya cansado del ambiente lúgubre.

— Duermo cuando lo siento necesario, sea de noche o de día —respondió el vampiro apacible, dándole una mirada aburrida.

Bangchan abrió ligeramente la boca y asintió sin intención de pronunciar palabra, ambos hundiéndose en el silencio una vez más.

— ¿Estás consumiendo lo que compré para tí?

— No, yo puedo comprar mis alimentos. No tienes que hacerlo —dijo con enfado, aunque fue su orgullo ligeramente herido el que protestó.

Hace dos días, Jisung y Felix lo estaban esperando a la salida de sus clases porque tenían la orden de llevarlo al mercado para hacer un pedido, y claro, sabía que eran cosas de Jeongin y por eso le había molestado tanto.

No necesitaba que también le pagara lo que comprara para la casa, él podía hacerse cargo de eso pero Yang Jeongin era tan jodidamente exigente y dominante que no aceptaba una negativa como respuesta: no le quedó de otra que seguir al par de vampiros menores y recorrer el supermercado llenando el carrito con cosas para él.

— Debo cuidar de ti, es una exigencia del contrato que firmamos. Sé que puedes comprar tus víveres, pero ahora es mi responsabilidad cuidar de ti —alegó sin cambiar su calma habitual—. Además, tengo que asegurarme que consumas alimentos ricos en hierro para que no enfermes por la excesiva extracción de sangre.

Bangchan exhaló sonoramente mientras le apartaba la mirada con desdén. Supuso que era normal sentirse tan inquieto y vulnerable cuando estaba con el mayor, después de todo Jeongin desprendía un aura demasiado pesada que casi podía envolverlo en ella cuando estaban en la misma habitación.

Quería irse, realmente deseaba salir de ahí pero no podía mientras Jeongin no le dijera que podía hacerlo.

— Todavía no me has dicho para qué me hiciste venir, ¿Necesitas más sangre? —el rubio se obligó a calmar su estado de intranquilidad mientras preguntaba.

— No, solo quería pasar el día contigo. ¿Qué quieres hacer?

La forma apacible con la que dijo aquello dejó un tanto pasmado al rubio que no escondió su asombro mientras miraba a Jeongin. Este le sostuvo la mirada alzando sus cejas, preguntándole en silencio por qué se veía tan sorprendido.

— Quiero irme a casa —espetó entonces. Borró su anterior sorpresa y apartó la mirada.

Era gracioso, pero no podía evitar reconocer lo pequeño e insignificante que se sentía cuando estaba con el mayor, y eso que fueron pocas veces. Podía ser más grande que Jeongin, tener más cuerpo y unos centímetros más de altura, pero no servía de nada porque lo minúsculo y vulnerable que se percibía a sí mismo era insultante. Como si no pudiera siquiera atreverse a entrar en discusión con el peliazul de mirada afilada y tranquila, y sin embargo, no le tenía miedo.

Obsesión Carmesí.《 Jeongchan/Hanknow 》ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᶜᶦᵒ́ⁿWhere stories live. Discover now