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Sábado. Hacía un día precioso, el sol relucía y se respiraba aire puro. Karina terminó de hacer el trabajo de clase y salió al porche.

La verdad es que a la morena le han estado retumbando muchas cosas en la cabeza. La primera era que qué pensaría Jiwon sobre ella, si alguna vez la vio como algo más que su vecina de al lado. Al fin y al cabo Karina era una chica agraciada a la vista de todo el mundo, tal vez para Jiwon también. La segunda era por qué no podían retrasar los trabajos de química unas semanas más ya que la estaba superando, y la tercera... ¿Por qué aceptó aquel trato con Minjeong? Ah sí, para efectuar el punto uno.

Estos días la rubia fue super atenta con Karina, tanto dentro como fuera de clases. Cualquier cosa que necesitaba, cualquier muestra de cariño que pudiera darle, lo que sea, si había ocasión lo hacía. Y a Karina, en el fondo, le estaba empezando a gustar esa sensación de tener a alguien ahí para ti. Supongo que eso es lo que se sentía al tener pareja, o era lo que Minjeong pretendía con este trato.

Karina se sentó en el porche y sacó su libro de bolsillo. Le relajaba ponerse a leer y más en ese ambiente, creo que aquello era una de sus mayores serotoninas.

En minutos le llegó un mensaje.

Minjeong
Qué lees? 👀

Karina leyó el mensaje pero no se molestó en responder, simplemente volvió a bloquear el móvil y siguió leyendo.

Poco después escuchó un portazo en la puerta del vecino y por inercia miró hacia allá. Era Minjeong, cómo no. La morena rodó los ojos y siguió leyendo, pero no más de un minuto después escuchó a alguien carraspear.

—Coge tus cosas, vamos a hacer algo.

—¿Perdón?

—¿Somos novias, recuerdas? Coge tus cosas —Minjeong sonrió.

—Ughhhhhh, eres insoportable —dijo refunfuñando y entró en casa a por su bolso. Se acabó la sesión de lectura por hoy.

Minjeong mientras fue hasta su coche y le abrió la puerta para que Karina entrara.

—Sé hacerlo sola, eh.

Minjeong rodó los ojos y entró dentro del coche.

—¿Dónde vamos?

—Es una sorpresa —dijo sonriendo pero al girarse para mirarla frunció el ceño—. Uhmm, Karina.

—¿Qué pasa?

—El cinturón.

—Ah si, es verdad —se inclinó para ponerselo—. ¿Eres una obsesa de esas que quiere todo meticuloso en el coche?

—No, lo que no quiero es que tengamos un accidente y te pase algo.

—Muy tierno de tu parte —rió.

—Oye... ¿Puedes dejarlo ya?

Karina giró su rostro para mirarla. Minjeong estaba seria.

—¿Dejar el qué?

—De ser tan borde, tan así —dijo mirando al frente—. No te he hecho nada, lo único que hago es tratarte bien, y ahora te estoy llevando a un sitio porque quiero darte una sorpresa y siento que te la mereces. ¿Podemos llevar la fiesta en paz? Simplemente tú y yo, ese era el trato, ¿no? —dijo aquello último dándole una mirada a su falsa novia.

Karina se quedó en silencio unos segundos. No esperaba aquellas palabras. Si que era cierto que Minjeong jamás le había hecho nada malo, que lo cierto era que su único problema es ser torpe, pero quizá esta vez la rubia llevaba razón.

Deal | winrinaWhere stories live. Discover now