01

1.8K 138 31
                                    


Los conocí antes de que fueran los líderes de Roppongi, íbamos al mismo colegio, pero nunca nos dirigimos la palabra. Siempre decían que eran peligrosos, Ran con su sonrisa perezosa daba un aire salvaje y Rindou siempre parecía imperturbable, aunque se veía el sarcasmo pícaro en sus ojos.

Un día simplemente llegó la noticia que Los Hermanos Haitani gobernaban sobre las pandillas de Roppongi y, no mucho después, que habían entrado a la correccional porque habían matado a golpes a alguien.

Pronto, todos se olvidaron de los Haitani, pero yo no podía olvidarlos… Incluso hoy, me pregunto por qué no podía sacar esos profundos ojos y sonrisa perezosa de mi mente.

~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°

Cuando nos volvimos a ver, se veían diferentes, tenían el cabello corto y acababan de salir de la correccional, se veían más fieros que nunca, revolviendo mi estómago y haciendo que mi corazón latiera a mil.

El mundo parecía haberse detenido cuando ambos hermanos me miraron fijamente, habíamos chocado por las calles de Roppongi.

–Lo siento mucho –expresé con una reverencia de 90°

–Ten más cuidado cuando andes por las calles, Roppongi es peligroso si te topas con las personas equivocadas – siseo Ran con travesura.

– Roppongi está en buenas manos ¿Debería tener miedo?...

Mi pregunta logró confundir un poco a los hermanos.

–Hubo una sukeban en mi familia, Roppongi era más peligroso cuando no estaba en manos de los hermanos Haitani.

Mi corazón latía con fuerza, ambos me estaban mirando con un rostro imperturbable, palpando mis palabras, tanteando si había algún tipo de mentira o sarcasmo.

–Con que una sukeban…

Fue lo que escuché de Rindou antes de sentir la mano de Ran en mi cabeza en una caricia inesperada, cuando me di cuenta ellos ya se estaban marchando.

Después de esa ocasión, nos encontramos otra veces en el colegio, en las calles o en tiendas de conveniencia. Cuando mis amigas los veían seguirnos solían decirme que probablemente estaban planeando mi asesinato, pero yo solo me reía "Ran y Rindou no harían algo así" decía encogiéndose de hombros y saludándolos con una sonrisa. Pero ellos nunca me devolvían el saludo.

~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°

Con el tiempo siguieron cambiando, crecieron un poco más y tenían estilos diferentes, Ran tenía el cabello en dos trenzas con una parte rubia y Rindou estaba rubio con rayos azules, no creía que pudieran verse mejor.

Ambos seguían siguiéndome de vez en cuando, mirándome de lejos, sin responder mis saludos y sin sacarme la mirada de encima.

Un día simplemente sucedió. Entré a una tienda y compré dos botellas de agua y una bolsa de papas, salí con las rodillas temblorosas y me dirigí a los hermanos.

–Tomen, para ustedes…

Les extendí el agua y las papas, pero ellos solo las estaban mirando.

–Puede que sea poco, no me alcanzó para más, lo siento… ¡Pero está haciendo calor y ustedes llevan siguiéndome todo el día! 

No podría decir que fue timidez, pero ambos tomaron de forma lenta lo que les estaba ofreciendo. Sonreí con alegría.

–Hay unas bancas por allá, ¿Quieren sentarse un rato? Hemos caminado mucho.

Y sin darles tiempo a contestarme me dirigí a las bancas, esperando que me siguieran. Me sentí contenta cuando tuve sentados a Rindou a mi derecha y a Ran a mi izquierda.

Le poison sur ses lèvres.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora