¿Y tú?

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Eran las tres y cuarenta y siete de su primer día cuando Maca y Rubí se conocieron.

Rubí pasó toda la mañana en reuniones y conociendo a parte de su equipo. Ágata y Esmeralda estaban presentes en todas. Las tres eran un equipo compacto. Sin fisuras. Si caía una, allí estaban las dos para sostenerla. Y Rubí quería tenerlas cerca, como siempre. Por eso puso una cláusula en su contrato; que su mommy y su hermana fueran parte de su equipo.

Ágata sería su asesora de imagen y Esmeralda su community manager. El nombre del puesto daba igual, era una excusa para que allá donde fuese Rubí, ellas también lo hicieran. Salió satisfecha. Al terminar todas las reuniones Rubí propuso a su equipo ir a comer para que así se conocieran mejor, pero la junta no se dio porque cada cual tenía otros planes. Quedaron al día siguiente a desayunar. Su sensación fue muy buena, parecía que podría ser ella misma.

Ese día Rubí recibió consejos. Muchos. Eran tantos que no se acordaba de casi ninguno. Del que sí tomó nota era el de intentar componer. Nunca lo había hecho y no sabía cómo empezar, sólo tenía claro que debía escuchar mucha música, más variada para así tener más creatividad. Imaginar historias y escuchar.

Se tomó tan en serio su cometido que comió con su mommy y hermana en la cafetería de la discográfica y después se despidió de ambas para encerrarse en una sala del mismo edificio y practicar un poco de piano. Quizá así las palabras le saldrían más fluidas.

—Muy bien mamá. Me está yendo genial— le decía Maca a su madre, que se encontraba al otro lado del teléfono, a la vez que cerraba la puerta de una sala de la discográfica— la gente parece muy bacán y... — se dio la vuelta para cerrar la puerta y vio que había alguien— Perdón. Perdón— dijo a la vez que Olga le hablaba del otro lado—

—No, no. No te preocupei— le contestó Rubí mientras dejaba una libreta encima del piano— Me marcho ya, te dejo—

—No, eh, yo... Me voy yo. Perdón— dijo Maca a la cantante mientras su madre escuchaba la escena a través del teléfono.

—No. Me voy yo— respondió otra vez Rubí, aunque esta vez lo hizo mientras se levantaba de su asiento. No le estaba saliendo nada y decidió parar e irse y tomar un poco el aire— Chao.

—Chao— imitó Maca su despedida

Maca dejó pasar a Rubí y de los nervios se le cayó el celular al suelo. Rubí y Maca se agacharon a la vez a recogerlo, pero fue más rápida la primera. Le dio su pertenencia a la vez que le sonrió y Maca sintió un cosquilleo en la guatita.

—Gracias— expresó Maca al tiempo que sus mejillas se tornaban rosadas. No era por su torpeza, sino porque los ojos de Rubí eran de un color caramelo que apetecía mirarlos

—Nada, hermosa—

Ahora sí, Rubí cruzó por completo el umbral de la puerta. Justo cuando lo hizo, Maca vio que se había dejado un cuaderno y fue a por él hasta el piano.

—Mamita, te llamo en un ratito, ¿ya?—

—Oye— gritó a Rubí— Te dejaste tu libreta—

—Estamos torpes las dos hoy día, eh—

—Eso es porque es nuestro primer día y estamos nerviosas— al terminar su frase se arrepintió un poco. Pues daba a entender que sabía quién era y le daba de vergüenza parecer una fan.

Rubí le sonrió con ternura y se presentó.

—Soy Rubí— alargó un poco el brazo para saludarla con un apretón de manos— ¿y tú?

—Soy Macarena. Bueno, mejor Maca— dijo mientras le estrechaba la mano con suavidad— En realidad no hace falta que te presentís—

—Ay, no, qué vergüenza, Maca— le tocó ruborizarse a Rubí, que miraba a la menor a los ojos—

No se habían soltado de la mano en el transcurso de la presentación. Lo hicieron tras el rubor de la mayor.

— Y qué hacíai cuando entré— rompió el silencio Maca

— Nada, intentaba componer pero soy pésima—

—No creo. Ya te dije. Son los nervios del primer día— le animó Maca

—Ya, no sé. Es que me vino una euforia de querer escribir que me encerré acá, pero no me sale nada

—Me da que es normal...—

Rubí la miraba intrigada.

—Quiero decir... Estai forzando a que te salga algo el primer día y la creatividad no hay que forzarla, viene sola. Cuando menos te lo esperes viene la inspiración y escribí lo que diga tu corazón. Noma.

Rubí atendía a las palabras de la chica de rulos.

—Aunque también te pueden salir puras tonteras—

—¿Compones?— preguntó Rubí

________________________________________________________________________________¡Hola! Soy un desastre y no he cumplido lo dicho de uno a la semana. O sí, en verdad no sé. La cosa es que se me ocurren muchas escenas, pero como lo mío no es la ficción me cuesta mucho. Creo que con este fic voy a homenajear, un poco, a mis fics rubirena favoritos. A ver si me sale. 

Sé que no ocurre mucho en este capi, pero me apetecía escribir y salió esto. 

Nos leemos. 

PD:Que alguien me dé clases de chileno

Canta corazón | Rubirena |Where stories live. Discover now