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Elena

Me encuentro en el comedor con mis amigos. Pedí patatas fritas con pollo. Aunque pensándolo bien, hubiera preferido no comer. Las comidas acá no son del todo deliciosas.

—No comerás tus patatas?—pregunta Brian con la boca abierta.

—Adelante, quítamelas—dije sin interés. Se lo mucho que ama las patatas.

En un rápido movimiento se mete todas a la boca.

—Que asqueroso Brian—aparece Lola sentándose—. Cuándo será el día que comas decentemente?—veo de reojo como se tensa mi mejor amigo.

Me río bajito, él está enamorado hace meses de Lola, nunca ha intentado ir más allá porque piensa que ella lo rechazaría por su forma de comportarse.

—No molestes enana—le responde jalando un mechón de cabello de la rubia—. Así se disfruta más la comida.

Me río a carcajadas viéndolos pelear, realmente se ven bien juntos.

—Hola mi amor—Louis se sienta a mi lado—. Te extrañé mucho bebé—deja un beso en mi mejilla izquierda.

No soporto sus palabras, ya empezó con su papel para aparentar que somos algo. Mis amigos voltean a mirarnos, la escena les fastidia por la expresión de sus rostros, no los juzgo.

—Di algo maldita sea, todos nos están viendo—se acerca para susurrar.

No me queda de otra. A veces puedo llegar a tenerle miedo.

—Te extraño cada segundo mi am...—no termino la frase porque siento sus asquerosos labios sobre los míos.

Fueron cinco malditos segundos. En cuanto nos separamos todos estaban mirándonos y susurrando. Él ganó otra vez.

Mi última clase terminó por fin. No soportaba escuchar al profesor de ciencias, lo único que hacía era dejarnos trabajo en clase y no explicaba nada.

—Vendrás con nosotros?—Lola me quita de mis pensamientos.

—No puedo, Louis tiene que llevarme a casa, así es como será ahora

—Esto acabará Elena, estoy seguro—confronta Brian.

Solo me limito a sonreír, luego se despiden. Salgo de la Universidad y pensé encontrar a Louis aparcado por ahí pero no está. Intenté esperar unos minutos más.

Veinte minutos.

Me largo. Es un completo idiota, si le cuento esto a mamá estoy segura que lo apoyará a él.

Comencé a caminar por la vereda, dando fuertes pasos porque odio estos tacones y no puedo caminar, mi casa queda muy lejos, y recalco que olvidé llevar dinero. No es mi culpa. No pensé que me iban a abandonar. De pronto caigo al suelo, se rompió un tacón.

Mi mala suerte me acompañará hasta la muerte.

—Estás bien?—dice una voz conocida ayudándome.

Levanto la vista y vuelvo a encontrarme con el conserje. Ahora tengo que lidiar con él?

—Gracias por la ayuda pero puedo hacerlo yo sola—continuo caminando, mejor dicho cojeando.

—Si, ya veo—comenta—. Déjame llevarte a tu casa, tómalo como una disculpa por haberte juzgado.

A decir verdad, necesito que alguien me lleve, no puedo caminar así hasta mi hogar. No me queda otra opción.

—De acuerdo, tu auto?—pregunto.

—No es exactamente un auto—señala.

Dirijo mi mirada hacia una moto negra con unas cuantas rayas rojas como decoración. Es muy bonita. Pero hay un problema, miro mi falda, no puedo subirme ahí, al parecer él se percata de eso.

Se saca la chaqueta y me la pasa—. Problema resuelto.

La recibo y la envuelvo en mi cintura. Cuando subo me pasa el casco. Le doy mi dirección y avanza lentamente.

—Pensé que tu novio te llevaría a casa—suelta de pronto.

—No tengo novio—arrugo la frente.

—Estuve en el comedor cuando los vi.

—Oh, es algo complicado—trato de no hablar nada más. No quisiera que se arruine el plan de Louis y me lo eche en cara.

En cuanto llego me bajo y él hace lo mismo.

—Gracias por traerme—le agradezco amablemente.

—Una vez más perdón por lo que pasó hace unas horas—se disculpa.

—No hay problema, adiós—me alejo pero me llama.

—Ah y por favor, no te vuelvas a escabullir en mi habitación de limpieza—se pone serio.

—Lo lamento, no volverá a pasar.

Se pone el casco y desaparece a toda velocidad.

Todo sobre ti: #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora