Elena
Nos levantamos temprano, la luz del día aún no se aclaraba por completo. Jay me dijo que me quedara con una de sus chamarras, elegí la que es completamente negra con capucha, solo tiene un dibujo al medio de un cachorro sacando la lengua. Salí del baño y lo encontré sentado acariciando a Zeus, se percató de mí y su mirada me recorrió, cosa que me puso nerviosa.
—Te llevas mi favorita—muestra su radiante sonrisa y me estremezco.
—Oh, puedo elegir otra.
—No no, quédatela—se levanta para tomarme del rostro—. Eres hermosa.
Me besa dulcemente. Sigo sintiendo fuegos artificiales en el corazón cuando siento sus labios, es increíble la sensación. Aún tengo el recuerdo de ayer, ese beso me llevó hasta la luna. Se separa y ríe mirándome.
—Tan temprano sonrojada?
—Son tus besos que me dejan así—me atrevo a decir riéndome por su rostro sorprendido.
Me mira por segundos hasta que se acerca tomándome de la cintura y me empuja despacio hacia la pared que tengo detrás, me besa apasionadamente, respondo al instante tomándolo del rostro y me quejo cuando siento sus dientes mordiéndome ligeramente el labio inferior y nos separamos después por falta de aire.
Sus ojos brillantes me miran con ternura, mis ojos se posan en sus labios hinchados y me dan ganas de volver a besarlo.
—No me digas esas cosas, Blake—pasa el pulgar por mi mejilla—. Me vuelvo loco.
—Jay, es exactamente lo que pienso hacer—me acerco un poco—. Para que me vuelvas a besar de esa manera.
Elena no te reconozco, eres tú?
Ni yo me reconozco conciencia, o tal vez así soy cuando estoy con él, tan liberal.
—Es hora de irnos, Blake—se aleja llevándose mi mochila al hombro—. Antes de que no pueda despegar tu boca de la mía.
Me río por lo bajo y me dirijo hacia la habitación de su madre que sigue acostada mirando la ventana y me despido prometiendo que regresaré. Me despido también de Zeus que salta alegre. Abajo encuentro a Jay esperando en la moto, me subo y arranca. De lejos veo ese barrio con tristeza, deseando quedarme ahí siempre.
⋆ ⋆
No he dejado de abrazarlo desde que aparcamos cerca de mi casa. Él continúa acariciándome el cabello y la espalda.
—No quiero ir, menos tener que ver la cara de Louis.
—No hay alguna posibilidad de que no vayas?
—No, mi padre es muy estricto y me arrastrará ahí de cualquier u otra manera—aún recuerdo las palabras de mi padre ese día que regresó.
—Es injusto.
Me vuelvo hacia él para mirarlo—. Solo tres días.
—Te llamaré, ahí estaré para ti—me acomoda un mechón y asiento.
Me acerco despacio atrayéndolo hacia mí y él se adelanta besándome, despacio para grabar ese momento.
ESTÁS LEYENDO
Todo sobre ti: #1
RomanceElena no puede tomar sus propias decisiones y ahora tiene que enfrentarse a una complicada situación. Hasta que lo conoce y su vida cambia por completo, haciéndola conocer sobre la importancia de la vida, felicidad y amor.