Confianza

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Los personajes pertenecen a la serie Sen Çal Kapımı, sólo la idea de esta historia es mía.

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Llegó a casa de Eda otra vez, no sabía de qué quería hablar con él tan urgentemente, probablemente de Kiraz, qué más podría ser, ¿hablar sobre ellos? No, no, Eda estaba muy cerrada a ese tema y lo respetaría. Sí, le dolía, por supuesto, él se sacaría el corazón y se lo daría en un segundo si se lo pidiera, a veces no podía soportar tanto, a veces lo único que le quedaba eran las pesadillas.

—Hola —se dio vuelta cuando escuchó su saludo, le sonreía mientras cerraba su cárdigan sobre su cuerpo.

—Hola —respondió él con las manos en los bolsillos de su pantalón—. ¿Kiraz ya se durmió? —preguntó extrañado, era muy temprano.

Evet, no quiso cenar, no porque estuviera molesta, ya conversamos, sólo estaba cansada, supongo que hicieron muchas cosas hoy.

Serkan movió la cabeza.

—Piscina y cabalgata, es muy buena en ambas —dijo sonriendo—. Le gusta hacer las cosas bien, es una buena cualidad para una niña pequeña.

Eda sonrió. Lo era, Kiraz era como Serkan, testaruda como ella, pero era una mini Serkan cien por ciento.

—Tiene muchas cualidades tuyas, Serkan —replicó ella más seria—. Y en estos días lo único que ella hace es admirarte un poco más.

—Bueno... —murmuró él mirándola—, es lo que los niños hacen cuando tienen cosas en común con alguien que conocen por primera vez.

—¿No me has perdonado? —inquirió Eda en voz baja, acercándose un poco más a él y temerosa de su respuesta—. Traté de decírtelo...

—Fue mi culpa, Eda, yo tomé la decisión de no volver a verte y alejarte —ella asintió poque por una parte él tenía razón—. A veces pienso en que, si no nos hubiésemos encontrado en el hotel, si no hubiese tenido a Kiraz persiguiéndome, quizás jamás habría conocido a una niña que es un milagro.

Le dolió escucharlo, Eda soñó tantas veces con el día en que Serkan la encontrara, con el día en que padre e hija se conocieran, y ella sabía que él la alejó, ella sabía que ese hombre le rompió el corazón, pero aún así ella sabía dónde Serkan vivía.

¿De verdad hicieron tan mal las cosas? ¿Ya no había vuelta atrás? Observó a Serkan, serio, sin ninguna intención de acercarse, pareciera incluso que le incomodaba estar frente a ella en estos momentos. Sin embargo, esto no era lo que Kiraz le había mencionado.

—También tengo culpa, ambos la tenemos —concluyó ella mirándolo, él asintió observando el suelo—. ¿No vas a mirarme a los ojos, Serkan Bolat?

Él levantó la mirada hacia Eda de inmediato.

—¿Qué?

—Sé que saber sobre Kiraz ha sido una sorpresa, lo entiendo, y sé también que quieres ser un padre perfecto, en cuanto a la paternidad no tengo nada que decirte, Kiraz te adora y confío en ti, Serkan —le dijo ella seriamente—. Confío en que después de todos estos años serás honesto conmigo, que si pasa algo me lo dirás por el bien de Kiraz.

—¿Qué quieres decir?

—Digo que espero de ti honestidad —él seguía sin entender—. No puedes alejar a una niña de cinco años, Serkan, no puedes romperle el corazón jamás.

Lo sabía. Era uno de sus grandes miedos, era algo que había decidido alejar de su mente en vez de alejar a su hija. Hace unos días volvió a hacerse exámenes, quería tener seguridad de que el cáncer no había regresado justo ahora, eso lo tenía en esta situación, cada examen que se había hecho negaba la enfermedad y él podía volver a respirar, pero los resultados se los darían mañana cuando su doctor volviera de viaje.

My little act of magic is youWhere stories live. Discover now