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Dentro de la gran bodega de toneles, el aroma del vino se sintió a penas poner un pie dentro. Los barriles donde se fermentaba el vino estaban cuidadosamente organizados por toda la habitación, con etiquetas sobre la cosecha y el año. Esa bodega en particular contenía los vinos tintos añejos de hace más de cinco años, una cosecha particular por lo fructífera que fue. El dulce aroma era intenso y cautivador.

Anette colgaba del brazo de Jungkook, hablando sin parar de temas que el hombre no entendía. Zapatos y vestidos. ¿Acaso no había temas más importantes? Naturalmente, para una mujer como ella no, pero incluso Jimin en su fachada de mujer se interesaba más por el acontecer social y económico además de su propia ropa. Y para Jungkook no tenía nada que ver con el hecho de ser mujer, su difunta madre se preocupaba por la economía más que su padre. En realidad, ese desinterés que ella demostraba era fundamentado en lo mimada que era. Sus padres le dieron todo cuanto deseó y nunca le exigieron más de lo que, en ese entonces, una mujer debía entender. Ser madre y saber llevar el hogar, aunque en su caso era ordenar a empleados, no representaban ni de cerca lo que una dama debía podía ser.

Yoongi, en su intolerancia por ciertas actitudes, estaba ya bastante agotado de la palabrería de la mujer. Esa insulsa charla que llevaba lo estaba volviendo loco. Y Jimin osaba verlo divertido, casi burlándose de su incapacidad para soportar a Anette.

Yoongi estaba a gusto con Jimin. Si fuese otra mujer quien lo viese haciendo gestos de disgusto, entonces ya se enfrentaría a la molestia de una dama por semejante grosería. No obstante, Jimin parecía compartir el sentimiento de hastío, y encontraba graciosa las reacciones de su acompañante. Le gustaba porque era tan diferente de cualquier mujer que en su vida Yoongi pudo conocer.

—Se cansará en un rato —le dijo para su consuelo.

—Espero que sea pronto o seré yo quien estalle.

—Si me permite saber, ¿cómo un hombre, cuya reputación de donjuán le precede, no puede tolerar las charlas vanales de una dama?

El Conde sonrió ampliamente y al oído le respondió:

—Porque, mon petit, en la cama se da muy poco intercambio de palabras, y las mujeres que frecuento no están realmente interesadas en aburrirme con pláticas sin sentido.

Oh, así que eso era.

Las mejillas de Jimin emergieron en un torbellino rosa, la vergüenza apoderándose desde sus ojos hasta su lengua, incapaz de responder ante la peculiar insinuación sobre su actividad sexual.

Imaginarse a Yoongi y a su persona en la cama, con los cuerpos desnudos enredados como las flores, acariciándose cada parte, deleitándose con el lujurioso vaivén de sus caderas, reconociendo sus intimidades bajo una capa de humedad.

Jimin apartó la vista inmediatamente parar ese exquisito pensamiento que sólo lo llevaría a tocarse en la oscuridad de su recámara durante la noche.

—¿En qué has pensado, pequeña? —le preguntó ronco, dejando que su voz le acariciara los sentidos hasta el estremecimiento.

—En n-nada —contestó con voz temblorosa.

—No eres buena mintiendo, Jimin. Dime con sinceridad, ¿te has imaginado a nosotros dos en la cama?

Sí, pero sería un desvergonzado si lo admitía.

—Eso no fue lo que pensé.

Bien, al menos su cuerpo y su voz no le temblaron cuando negó tan morbosa verdad.

—No te creo —dijo, sonriendo con sensualidad agobiante—. Y te diré que estas últimas noches desde que te conocí, yo me he imaginado tu dulce cuerpo tendido sobre mi cama.

El Romance Trae Vestido (adaptación)Where stories live. Discover now