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El mundo de la fama está repleto de miles y miles de estándares que los idols deben cumplir.
Desde estatura hasta la forma de hablar, pero sin duda el reto más difícil en un mundo lleno de jerarquías idealistas que ponían a quienes nacían como...
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El personal del staff había salido casi corriendo de los bastidores, el aroma de YoonGi era bastante fuerte al ser de un Alfa con sangre real de modo que fue fácil ahuyentar a la gran mayoría de los presentes incluyendo al manager que observaba a JiMin con sorpresa.
Min pegó a su pecho el cuerpo inconsciente de JiMin para marcarlo con su aroma en un intento de calmar sus quejiditos que seguía emitiendo por el intenso dolor, lo acomodó sobre sus piernas dejando la pequeña nariz del menor a la altura de su cuello en donde su aroma se podía sentir con mayor intensidad, llevó una de sus manos hasta el vientre ligeramente inflamado del recién presentado Omega y comenzó a darle suaves masajes para tratar de aliviar un poco las horribles molestias que seguramente debía estar sintiendo.
Los ojos de YoonGi brillaban en un tono rojo profundo dejando en claro que quien se encontraba en la superficie era su parte lobuna la cual estaba completamente eufórico al haber encontrado a su otra mitad, porque su lobo tenía en claro que ese pequeño pelinegro entre sus brazos era su destinado.
La puerta se abrió ligeramente exaltando a YoonGi quien no dudo ni un segundo en gruñirle al intruso.
—Hyung, soy yo, TaeHyung. El médico quiere revisar a JiMinnie.
—No. Ahora vete.
—Pero Hyung...
—Dije que no.
—Minnie se siente mal, también debe revisar las heridas en sus piernas.
—Yo lo haré.
—El médico es un Beta. Por favor Hyung si Minnie no se atiende puede empeorar recuerde que no es común presentarse a su edad, solo mirelo.
YoonGi volvió la mirada a su Omega dándose cuenta de que efectivamente ni su aroma ni sus mimos estaban ayudando en algo al menor pues seguía quejándose del dolor e incluso había comenzado a sudar a pesar de que su piel se sentía fría.
—Que pase, pero que sea rápido.
TaeHyung asintió y rápidamente la puerta estaba siendo nuevamente tocada para pedir el permiso de entrada.
—Adelante.
Un hombre mayor de anteojos se adentro con cautela a la habitación, a lo largo de su vida había lidiado con Alfas territoriales y sabía que debía ser cauteloso con sus movimientos si no quería ser atacado.
—Buenas noches joven Min, le pido permiso para atender a su Omega.
YoonGi gruñó entre dientes pero acabó por asentir.
—Que sea rápido y no lo toque más de lo necesario, lo estaré vigilando.
El Alfa se levantó del suelo con el Omega en brazos para dejarlo suavemente sobre la acolchada camilla que había en la esquina del cuarto colocándose a un costado sin soltar su mano.
