🔳

1.1K 117 27
                                    

— Necesito ir al baño. — El uniformado frente a mi no se inmutó para darme aprobación. — Alguien acaba de salir al baño ¿Por qué yo no puedo hacerlo?, debo limpiar mi herida.

— Debes aguardar tu turno. Todos quieren atender sus heridas.— Asentí con rendición.

Esperaba con impaciencia el regreso de la mujer que había ido primero; intentaba mantenerme serena y no caer en la desesperación aunque justo en ese momento cientos de preguntas para Joon-ho se estaban acumulando en la punta de mi lengua, quería saber cómo había llegado aquí y porqué estaba buscando en este lugar a su hermano.

Las mismas preguntas que me había forjado, probablemente él también las tenía. Es decir, simplemente desaparecí de la noche a la mañana sin decirle nada y de momento a otro nos volvíamos a encontrar dentro de un contexto poco agradable.

— 419, tu turno. — La mujer que había salido primero pasó a mi costado y de inmediato tomé la iniciativa para salir de ese lugar.

Pasos tranquilos, pasos apresurados, pasos normales. No debía dejar que mi comportamiento levantara alguna sospecha.

Cuando estuve a unos cuantos metros de la entrada del baño pude verlo y mi respiración se congeló, dude por un minuto si era él quien estaba frente a mi ya que la máscara había cambiado nuevamente por la forma circular y no cuadrada.

Ese soldado asintió, pero el gesto no fue para mí. Había sido para el uniformado que custodiaba la entrada y salida de personas de los dormitorios, quien correspondió el gesto y volvió a su posición original de guardia.

Entré al baño con cierta duda y miedo ¿Y si había vuelto a caer en alguna trampa?. La puerta se cerró detrás de mi espalda y se escuchó el ligero sonido del seguro.

— ¿Qué haces aquí? —. Atacó primero.

— ¿Qué haces tu aquí? ¿Quién eres?.

— ¿Estas contestándome con más preguntas?

— Si, porque tu empezaste. — Una pequeña risa se asomó por aquella máscara y aliviano un poco mi tensión muscular.

El hombre llevó sus manos al seguro de la máscara y lo desabrocho. Mi corazón latía con rapidez y mis piernas flaqueaban con frecuencia.

La mascara cayó sobre uno de los lavabos y por fin pude ver el rostro que tanto ansiaba adivinar. Estaba muda y mis ojos se cubrieron de lágrimas al ver el rostro de Joon-ho cubierto de una pequeña capa de sudor.

— ¿Me atacarás con otra pregunta? — Bromeé un poco. Intentó abrazarme, pero retrocedí de un solo paso.— Estoy cubierta de sangre, podría manchar tu uniforme y eso no sería bueno.

Busqué su mano y la entrelacé con la mía. Mis palabras parecieron importarle muy poco ya que se acercó lo suficiente para que yo pudiera recostar mi frente sobre su pecho.

La mano que tenía libre la guio hasta mi cabeza y la dejo reposar sobre esta; era el mismo gesto que hacía para consolarme cuando las cosas no estaban nada bien. No pude soportar mas y por primera vez rompí en llanto desde que había llegado a este lugar.

Solo en los brazos de Joon-ho era vulnerable, solo él era capaz de conocerme de ese modo y era el único con la magia capaz de hacerme sentir mejor.

Tenía muchos sentimientos encontrados en ese momento. Estaba feliz de poder tenerlo a mi lado, pero al mismo tiempo la idea de que su vida también corría peligro me aterraba.

— Se que fue Marylin. Esa noche en la que subiste a la camioneta te vi, pero no hice nada. De haberlo hecho te hubieran asesinado en ese instante. — Su voz se apago y miró en otra dirección. — Te sacaré de aquí, lo prometo.

SQUID GAME |EAGLE| Where stories live. Discover now