🌿Lavanda.🌿

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El azabache se encontraba regresando de su chequeo semanal para revisar el avance de sus pulmones y el antibiótico que le estaban recetando, Aparentemente estaban en una mejor condición que cuando llegó, pero seguían débiles y si se le daba de alta, probablemente no aguantaría muchos días antes de regresar denuevo a aquel lugar, se iba quejando mentalmente por esto, comenzaba a extrañar hasta los gritos de aquel chico de baja estatura hacia el castaño de vendas, y eso que era lo que más odiaba de su escuela.

Se quedó bastante sorprendido al abrir la puerta de su habitación al ver un pequeño ramo de flores de lavanda, nuevamente, acompañadas de una carta pero lo nuevo está vez era que había algo en una caja, cerro la puerta detrás suyo acercándose hacia la caja tomándola entre sus manos con una notoria sorpresa, era un pay de higos.
Casi parecía que todo el cuerpo del azabache se había relajado, bueno, eso había hecho pero se volvió a tensar por la felicidad que le había traído aquello, ya se había hartado de la comida insípida del hospital.

Se sentó en la cama dejando a un lado aquella caja mientras tomaba las flores de lavanda oliendolas suavemente, olían muy dulce, tanto como la vez que había ido con el grupo de amigos, ya que en ese momento aún no formaba parte de el, a aquella colina.
Deseaba salir pronto del hospital.

Tomo entre sus manos la carta de forma cuidadosa.

Ojalá no fueras anónimo y mínimo dieras más pistas que saber que eres del instituto o el saber cómo escribes.

Dijo para aquella persona mientras sacaba el contenido del sobre comenzando a leerlo.

"De: Anónimo.
Para: Ryuunosuke Akutagawa.

Lamento no haber enviado flores los últimos días, estuve pensando mucho tiempo en que mandar. Tal vez debería hacer un calendario

¿Sabes? Aún con tu cara de enojado se te extraña mucho durante las clases. Aprovechando que soy anónimo y así no me vas a poder decir nada sobre comentarios así, te ves lindo cuando sonríes.

A veces me siento muy tonto escribiendo esto ya que no estoy seguro al 100% si realmente disfrutas de estás cartas.
Pero almenos, yo disfruto escribirlas para ti.

La lavanda representa frescura, pureza, silencio y calma, por lo que es una flor perfecta para alguien como tu, eres tranquilo y silencioso amenos que se te provoque, pero sino, eres la persona más calmada que conozco, una sensación de paz que se añora y se necesita después de acostumbrarse a su presencia.

¿Recuerdas aquella vez que la mayoría estábamos asustados por perdernos? Bueno, tal vez seguir a ciertas personas era una clara mala idea, pero tú lograste que todos se calmaran y de ahí buscar más fácil algún punto de referencia.

Adoro tanto la tranquilidad que me emites aún cuando en mi mente no hay paz amenos que tú estés entre mis pensamientos.

Atte; Anónimo."

De igual forma, la carta iba firmada con una pluma de tinta solo suspirando y sonriendo de manera algo tonta.

Aunque rápidamente fue interrumpido al ver cómo la puerta se abría de una patada dejando ver a su grupo de amigos llegar a la habitación como si nada, un chico de baja estatura de cabellos anaranjados llevando globos de varios colores, el albino que sostenía un pastel entre sus manos solo saludándole con una amplia sonrisa mientras el castaño con vendas empezaba a aventar serpentinas.

Llevaba una semana y media en el hospital así que habían buscado la forma de llevarle algo de alegría.

Estuvieron un muy buen rato charlando hasta que los mayores se tuvieron que ir ya que al día siguiente tenían evaluación, dejando así al azabache y al albino solos.

– ¿Y como te haz sentido?

Preguntó el albino tomando una silla de la habitación y poniéndose a un lado de la camilla para sentarse y poder hablar más tranquilamente.

— Bien creo, aún no me darán de alta.

– Lo sé, la verdad ya se te extraña en clases.

— ¿Por?

– Dazai y Chuuya están tan aburridos que amenazaron con ponerme un tutú para venir si es que no les decía que comida te gustaba para traerte.

El azabache solo soltó una carcajada a lo que el albino se sonrojo debido a la vergüenza.

— Te verías ridículo de esa forma, Jinko.

– Pero almenos te reiste al imaginarlo. Ya también extrañaba tu risa.

Al no saber que responder el chico sentado en la camilla fingió una pequeña tos para ocultar detrás de su mano sus mejillas algo sonrojadas.

— Ven más amenudo, aún con tu cara de idiota se te extraña.

– Bien, solo por qué aún así extraño el que nos pelearamos en los recesos.

Se miraron unos segundos en silencio antes de ambos soltar una risa.

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¡Y aquí está el tercer capítulo!

𑁍My Favorite Flower.❁-Shin SoukokuWhere stories live. Discover now