<<Cena>>

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León

Me había quedado pensando en Coral, en su forma de ser, había cambiado tan drásticamente que me dejo confundido.

¿Por qué de repente se puso de esa forma cuando Jessica estaba conmigo?

Tal vez lo sepa esta noche. Jessica es una mujer increíble, aparte de ser madura, creo que no sería de mi estilo si la hubiese conocido cuando realmente yo estaba jodido; lastimaba a las mujeres, les decía cosas hirientes, peores cosas que las que le dije a Wendy. Tiene un vestido negro apretado, su cabello esta suelto, no hace falta que se lo ate, así le queda perfecto. En sus labios se los pinto de un rojo intenso, aunque su perfume tan femenino se impregna por toda su habitación.

Hoy será la presentación como mi novia formal a mi padre.

Jessica apareció en mi vida hace bastante tiempo atrás, solamente que había dificultades en nuestra "relación" o yo era esa cosa que estancaba las cosas entre nosotros. Yo quería seguir haciendo la mía, y ella bueno; seguía estudiando, y yendo a la escuela de modelaje. Pero ya lo estaba pensando de querer tener algo serio con ella, y de tener algo de verdad; es dejar a Coral de lado, tener que arrancarla de mi pecho y terminar lo que teníamos.

Aunque no sé si tendré la fuerza de voluntad para alejarme tan fácilmente.

— Vamos no quiero llegar tarde. — Jessica me da un corto beso en mis labios.

Nos despedimos de su madre.

Su padre la abandono cuando tenía dos años, y desde entonces su madre siempre la protegió.

El viaje a la casa se me hace corto, será porque sé que Coral ya debe saber que Jessica irá a la casa. No me sorprendería que este callada en toda la cena, ni menos que haga contacto visual conmigo, pero tengo que hablar de esto con ella antes de que las cosas se pongan feas. No creo que ella tenga sentimientos hacia a mí, como hice con todas las mujeres de aclarar las cosas; nada de sentimientos, simplemente sexo.

La madre de Coral la recibe con tanta amabilidad y mi padre también. La invita a sentarse en la gran mesa familiar, ya hay platos y cubiertos.

— ¿Y Coral? — Pregunto por lo bajo a su madre.

— Estuvo todo el día en su habitación, me dijo que tenía que estudiar, de seguro no tardara en bajar.

Miro por las escaleras y ella se asoma. Sus ojos conectan con los míos, pero estos están apagados, se la ve diferente, como si hubiese estado llorando toda la tarde; la conozco, la última vez que lloro en su habitación fue porque mi padre no quiso comprarle unos boletos para ver un recital de rock.

Aunque el vestido que lleva le queda perfecto. Siempre diré que tiene un cuerpo divino, y si no tuviera ese vestido ahora mismo...

Debería apartar esos pensamientos ahora mismo cuando está tu novia oficial.

Ni yo me la creo que Jessica sea mi novia.

¿Yo teniendo novia?

— Felicidades. — Coral me mira unos solos segundos, para después saludar a Jessica aunque todos sus gestos son falsos.

Nos sentamos en la mesa. La señora Douson preparo unas deliciosas pastas con salsa rosa, sé que es muy buena cocinando.

— Así que eres modelo... — La madre de Coral esta tan emocionada por conocer a Jessica.

— Si, mi madre tiene una agencia de modelos y desde que soy pequeña he visto todas las chicas que pasaron por ahí, y decidí entrar yo también. — Sus ojos van hacía a Coral. — Deberías anotarte Coral ¿Por qué no vas? Eres bonita, tienes una estatura perfecta para entrar a la agencia podría hablar con mi...

— No me interesa. — Contesta. — Esas mujeres solo mueren de hambre para lucirse perfecta con un vestido de talle cero.

Mi padre también está algo confuso por la actitud de ella.

— Iré al baño. — Deja los cubiertos a un costado de su plato. Aunque ni siquiera probó un bocado.

Sé que no quiere estar acá, y Jessica se la ve incomoda en su asiento. Le doy un apretón de mano para tranquilizarla.

— Iré hablar con ella. — Les aviso a los tres. — Quédate un rato con ellos, no tardare en volver. — Le doy un beso en la punta de su nariz.

Subo las escaleras rápidamente y abro la puerta de su habitación. Aunque la sorprendo quitándose el vestido, tirando sus zapatos al suelo y quitándose el peinado.

— Puedes decirme que te ocurre. — Cierro la puerta detrás de mí.

— No te interesa. — Responde. Se pone su pijama.

— ¿No volverás a la cena?

— No. — Se gira y me mira con una sonrisa. Está comportándose como una niña malcriada. — No volveré a esa estúpida cena, así que puedes decirle a nuestros padres que tengo un dolor de estómago ¿eso si puedes hacer por mí? Y no abandonarme como hoy.

— ¿Estas enojada porque no te traje a la casa?

— Que inteligente eres, con razón que te iras a Harvard y espero que te vayas lo más antes posible.

Los dos nos quedamos en silencio. Sé que no quería decirme eso a mí, lo puedo ver en sus ojos como el arrepentimiento. Me acerco a ella pero da un paso hacia atrás, rodeo mis brazos alrededor de su cintura y algunas lágrimas recorren su mejilla.

— Puedes decirme que pasa.

— Debes irte, tu novia te espera. — No me mira a los ojos. Ni siquiera lo intenta.

— Mírame...

Ella niega, y la obligo a mirarme.

Sabía que no iba a poder resistirme, ni menos ella. Beso sus labios con tanta delicadeza, quiero saber que le ocurre de verdad, pero sé que no me lo dirá, sus labios están salados por sus lágrimas. Desabrocho mi pantalón, ella por instinto se baja los pantalones de su pijama.

La cargo haciendo que rodeara sus piernas alrededor de mi cintura. Pego su espalda en la puerta, y pongo seguro.

— Hazlo... — Me ruega.

Meto mi polla dentro de su feminidad. Sé que me necesita, y yo también; jamás tendremos suficiente de esto, ni menos creo que podremos resistirnos a esto. Ella ahoga sus gemidos, quiero oírla, hago mis movimientos más fuertes, más violentos para poder acabar rápido antes de que mis padres suban para ver si está todo bien.

Pego mi frente con la suya y la beso. Unos minutos después termino, y aunque nuestras respiraciones están aceleradas, tengo que controlarme.

— Ahora puedes irte...

— Volveré...

Ella solo se aleja de la puerta, y se acomoda su pantalón para volver a la cama. La miro por última vez, antes de acomodar mi ropa. Salgo de su habitación y bajo nuevamente.

— ¿Está todo bien León? — Papá me mira preocupado.

— Si, solamente no tiene hambre, deberían llevarle después una pastilla para el dolor de estómago.

— Le llevare después.

Yo asiento y vuelvo a sentarme al lado de Jessica.

— ¿Está todo bien? ¿Seguro cariño?

— Esta todo bien. Después te llevo a tu casa, hoy me quedare a dormir aquí.

— De acuerdo.

Es la primera vez después de tanto tiempo que Coral y yo no nos dirigimos la palabra, ni menos habíamos tenido contacto visual, esas veces fueron cuando vine por primera vez aquí, nos detestábamos tanto. Parece que volvimos a ser los mimos, o en realidad, ella volvió a ser la misma por unos minutos. 

Relación Abierta [✓]Where stories live. Discover now