Capítulo 32

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Nick

–¡Apurate, date prisa, maneja rápido carajo!–

–¡Estoy manejando, estoy manejando! –

–¡Rapido rápido date prisa, pisa el maldito pedal carajo!–.

–Hago todo lo que puedo, llegaremos pronto llegaremos pronto –

Habiamos recibido una llamada a las tres de la mañana departe de uno de los guardias de seguridad en la mansión de Vane, se escuchaba asustado, aterrado, y con justa razón, Luis y yo buscábamos la ropa adecuada para el evento del dia siguiente, estábamos en la colonia Lazaro, en casa de Michelle lejos de su mansión, y en eso la llamada apareció, al parecer, sujetos extraños irrumpieron la casa en situación de robo, y encontró a Vanessa en el suelo totalmente ensangrentada, le habían disparado.

Salimos de inmediato, Michelle se quedó en casa encargandose de dar aviso a los demás, Brina, Alex y Ivonne, me encargue de manejar por que sabia que Luis estaría mal, nos dirijimos hospital general del puerto, por ser a altas horas de la madrugada, no había algún otro auto en el camino que nos estorbara, y Aunque normalmente se llega en tan solo unos minutos, el manejo parecía eterno, sentía que faltaban años por llegar, Luis estaba exaltado preocupado y desesperado por no saber que demonios había pasado, estacionamos como pudimos aquel auto y nos dirijimos a la entrada el hospital, el maldito guardia no nos dejaba pasar.

–Lo siento, no puedo dejarlos pasar, solo familiares–dijo el guardia con tono tranquilo sin ver nuestra desesperación.

–¡nosotros tenemos un familiar aquí carajo, necesitamos verla¡– grito Luis desesperado.

–Lo siento pero necesito una identificación –

–¡Toma tu puta identificación ahora déjanos entrar! –le mostré mi dedo medio y entramos a la fuerza, Luis corrió como rayo en busca de información de Vanessa, pero nadie nos daba respuesta alguna.

–Una chica, delgada, ojitos cafes, ¡acaba de entrar por un disparo!–comenté a una de las enfermeras.

–Acaba de entrar a cirugía, en unos momentos saldra el médico para darte la información que necesitas–y asi se retiro aquella enfermera que logro darnos atención.

–Tengo qué pasar a verla–Luis dijo decidido pero logré detener sus pasos.

–¡No!, debemos esperar–comenté tratando de calmarlo.

–¡No podemos esperar idiota necesitamos verla! –Grito

–No,aún no, debemos esperar–.

Paso una hora, una hora que parecía un día entero en esa situación, sentía frío, nervios y una maldita desesperación por Vanessa, Luis no paraba de dar vueltas, caminar en círculos. Brina y los demas llegaron de inmediato, con ojos desorbitados y con preocupación Michelle consiguió café para cada uno de nosotros, crei que el café me haría sentir mejor, pero solamente empeoro las cosas, Brina logro conseguir una habitación para todos nosotros y sentirnos cómodos al esperar y no quedarnos sentados en el pasillo de la sala de espera, pero era inútil no preocuparse.

Dos horas, aún no obteníamos respuesta de Vane, mi maldito miedo aumentó y notaba el frío que sentía cada uno nosotros, la noche era pesada, es increíble como en un solo segundo  puede acabar con vida y con tu tiempo. Escuchamos la voz de un medico preguntando por los familiares de Vanessa, la puerta de la habitación que Brina nos había conseguido estaba abierta, asi que salimos de inmediato.

–Familiares de la señorita Vanessa Cortés– Grito el medico obteniendo su respuesta de inmediato.

–Somos nosotros –comentó Luis desesperado–¿ Que pasó?¿Está bien? ¿Ella estará bien? –

–Chicos–comentó decepcionado, o mierda–la paciente recibió un disparo en su pecho, causando daño al corazón, pulmones, y esófago, perdió mucha sangre, lo siento chicos, hicimos todo lo  que estuvo en nuestras manos, la chica falleció por perdida excesiva de sangre–.

Sentí de nuevo esa presión en mi pecho, un escalofrío en mi columna, mi maldito aire me hacía falta, esto, no lo vi venir.

–No, no no eso no es...ella esta viva solo.. ¡Hagan su maldito trabajo!– gritaba Luis y su voz se quebró en un instante.

–Luis–comentó Ivonne con su ojos rojos y nublados–

–No, yo...necesito verla,tengo que verla ella, sigue viva ¡aun esta viva! –sus gritos eran desgarradores y se derrumbó por completo, se arrodilló en el suelo, y vi su alma desplomarse.

Alex abrazaba a Ivonne tratando de consolarla y ser fuerte, Brina abrazaba a Michelle y ambas lloraban rios de lágrimas haciendo escurrir sus maquillajes. Yo, yo solo me senté en el suelo, y con las palmas de mis manos, cubrí mi rostro, me derrumbe, mi alma había desaparecido por completo y sentí un vacío inmenso dentro de mi, había perdido a mi mejor amiga y me di cuenta que había perdido a la única mujer que en verdad amaba, Vanessa siempre fue esa mujer, mi mejor amiga, mi hermanita.

–Lo siento chicos, pueden pasar a despedirse– comentó el médico con tono triste al vernos llorar.

Entramos a la habitación donde ella encontraba, acostada y cubierta con una sabana blanca sobre ella, un maldito frio invadía nuestros cuerpos y dabamos pasos pequeños hacia ella, rodeabamos su pequeño cuerpo, pero nadie tenia la valentía y el corazón de levantar la sabana que la cubriría, Michelle tomo la iniciativa.
Al quitarla, note que a cada uno de nosotros se nos corto la respiración, y las lágrimas invadían nuestros rostros, suspiré a duras penas y sentía que mi cuerpo no respondía mi mente, me volví  a derrumbar, pero Luis, sinceramente no conocía ahora al Luis lleno de tristeza que nació esta noche.

–Amor–el tocó su mejilla, fría, pálida, sin movimiento, sin vida– lo siento tanto, lamento no estar ahi a tu lado, perdoname por no salvarte, perdoname mi amor, yo..–.

Sus lágrimas no paraban y sus respiración provocaba que fuertes sonidos de dolor salieran de su boca, jamas podré entender su dolor, creo que nadie podría.

–Descansa mi amor, duerme ahora con tus padres, navega por el océano de la felicidad eterna, aqui estaré contigo, cada noche de cada día pensaré en ti, cada año y cada atardecer pensaré en ti, en cada amanecer pensaré en ti, por que tu eres mi vida, tu eres mi corazón–

Sus palabras dolian tanto y se despidio de ella con un beso largo en su mejilla,llorando sobre ella, sobrando sobre su verdadero amor. Ya no volvería a ver su sonrisa, ya no volveria a contemplar su felicidad, aquellos ojitos color café que brillaban con los rayos del sol, se habían transformado en un Café Eterno que no volvería a brillar, no volvería a despertar, no volvería a sentír.

Café Eterno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora