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fourteen.

14. | un asesinato final, que hará que todos recuerden

Sus pies se habían cansado mientras se esforzaba por seguir caminando por los túneles subterráneos de la arena, y se estaba aburriendo. Solo quería matar a Margo y acabar con todo. Quería ducharse, comer y dormir en una cama cálida y agradable; no en una azotea de mierda. Solo quería alejarse de los horrores a los que se había visto envuelta durante la semana pasada y estar en casa. Con el resto de su familia, o lo que queda de ella de todos modos.

De repente, pudo escuchar el sonido de los lobos aullando y se detiene. Aprieta los ojos cerrados, antes de mirar detrás de ella. Podía escuchar algo corriendo en los túneles y cuando sus ojos se posaron en un lobo muto, maldijo en voz baja. Empieza a correr por los túneles, en busca de su salida. Sus ojos vagaron por el túnel, buscando las superficies de cada pared, hasta que sus ojos aterrizaron en una escalera.

Rápidamente la subió y golpeó sus manos contra la parte superior, mientras escuchaba que los mutos se dirigían hacia ella. Ella gruñó algo acerca de que el lugar era inútil, hasta que quitó la tapa. Rápidamente se arrastró fuera de los túneles, antes de volver a colocar la tapa de golpe, observando cómo los mutos intentaban atravesarlo. Ella le sonrió, antes de que pudiera escuchar más aullidos. Mueve la cabeza por la calle para ver algunos lobos más.

Suspirando, echa a correr por la arena, dirigiéndose hacia la Cornucopia. Conociendo a Margo, probablemente estaba pensando lo mismo que ella cuando se trataba de terreno elevado. No quería quedar atrapada en un edificio alto ni nada, pero la cornucopia le ofrecía seguridad de los Mutos, sin estar atrapada con ellos.

Mientras avanzaba por las calles, podía escuchar a alguien gritar de dolor. Ella mira hacia un lado para ver a Margo tirada en el suelo, un Muto lanzándose hacia ella. Vixen pone los ojos en blanco ante la vista, antes de arrancar un cuchillo y arrojárselo a la criatura. Margo la mira en estado de shock, antes de volver a ponerse de pie. Ella comienza a correr hacia la cornucopia nuevamente, siguiendo el ejemplo de Vixen.

Una vez que Vixen estuvo cerca, los Mutos que estaban en los túneles habían atravesado las calles y se dirigían hacia las dos tributos restantes. Vixen mira hacia Margo mientras se sube a la estructura, dejando escapar un gemido cuando uno de los Mutos la araña. Ella mira hacia abajo a uno pequeño y golpea su pie en su cara, derribándolo con un gemido.

—Gracias por salvarme, Nueve —Margo le dice, y Vixen mira hacia ella, su pecho sube y baja mientras jadea—. Pero espero que sepas que no voy a ser fácil contigo, después de ver lo que le hiciste a Antony. Era mi mejor amigo.

—Entonces, ¿por qué diablos se ofrecieron como voluntarios ustedes dos idiotas? —Vixen gruñe—. Fue un movimiento bastante tonto por parte de ambos.

—Oh, cállate, Nueve —Margo le gruñe, antes de sacar su hacha y Vixen bloquea su ataque con la espada de Antony. Margo mira la hoja en estado de shock, antes de mirar a Vixen, que le sonreía. La morena levanta la pierna y golpea con el pie el pecho de la otra chica, tirándola al suelo.

Margo gruñe cuando su espalda golpea el metal de la cornucopia, y Vixen usa la espada de Antony para inmovilizarla en la cornucopia, lo que la hace gritar cuando la hoja atraviesa su hombro. Vixen la mira fijamente mientras saca su katana y la golpea contra su otro hombro. Sus ojos miran sobre el cuerpo de la chica del Distrito Dos, sus ojos se posan en el hacha. Margo la mira con miedo mientras Vixen la levanta y la golpea contra su muñeca, cortándole la mano.

—Ya está, ahora no podrás atacarme con tu mano hábil y elegante —Vixen gruñe y Margo le da una pequeña sonrisa.

—Menos mal que puedo matar con la otra mano —Margo gruñe.

—Oh, ¿puedes? —Vixen le pregunta, antes de repetir el ataque en su otra muñeca, haciendo que Margo gima de dolor. Vixen se arrodilla a su lado y la mira. Observa cómo parte de la sangre se acumula en sus muñecas y le da a Margo una mirada comprensiva—. Aw, eres un desastre.

Ella saca una de sus dagas y la reduce entre sus dedos, antes de que una risa se escape de sus labios. —¿Alguna vez escuchaste esa preciosa canción de los distritos exteriores? —Le pregunta burlonamente y Margo la mira con los ojos entrecerrados—. Oh, es cierto, no lo has hecho. Bueno, tenemos una canción llamada Canción del prado, que es bastante bonita, a diferencia de tu muerte aquí. Pero también tenemos la del árbol del ahorcado, que está un poco mal visto cantarla, pero lo hacemos de todos modos porque al Capitolio no le importamos un carajo. A diferencia de ustedes —Ella dice, sus ojos aterrizando en ella de nuevo—. Pero, ¿por qué el Capitolio enviaría tributos de los Distritos Uno, Dos y Cuatro, si afirman amarlos tanto? ¿Por qué no hacer que los otros Distritos luchen a muerte y dejar que todos nos observen y se burlen de nosotros?

—Sólo mátame —Margo le gruñe.

—No, aún no —Vixen chasquea—. Te abriré y permitiré que tu precioso Distrito mire, así como el Capitolio. Los dejaré ver como te desangro en la televisión en vivo, y veremos cómo están sus espectadores cuando termine aquí.

Vixen lanza la daga en sus manos, antes de presionar la hoja sobre su brazo izquierdo, cortando una línea en su piel. Margo aúlla de dolor por el ataque, inclinando la cabeza hacia atrás mientras Vixen arranca la daga. Repite lo mismo con el otro brazo de la chica, así como con ambas piernas. La garganta de Margo comenzó a arder con todos los gritos.

Pero justo cuando Vixen iba a cortarle el estómago, vio como Margo gritaba de nuevo, sus ojos se volvían de un color rojo antes de retroceder. Vixen levanta una ceja hacia la chica, hasta que suena el sonido de un cañón. Ella levanta la cabeza hacia el cielo y aprieta la mandíbula.

—NO. NO HABÍA TERMINADO —Vixen grita, justo cuando los Mutos comienzan a alejarse. Vixen baja su cabeza hacia el cuerpo de Margo, antes de levantar la cabeza hacia el cielo. Las trompetas comenzaron a resonar en la arena y Vixen negó con la cabeza. Ella mira hacia el cadáver de Margo, antes de arrancar su katana de su hombro y apuñalarla en su cabeza y retorcerla.

Lo siguiente que hace Vixen es dejar escapar un grito penetrante cuando algo la impacta y mira hacia su brazo, donde estaba colocado su rastreador. Ella colapsa sobre sus rodillas cuando la golpea una y otra vez para obligarla a ponerse de lado. Podía oír el sonido de la voz de Claudius Templesmith cuando la anunciaba la vencedora, justo cuando ella cayó en la inconsciencia.