010

3K 274 101
                                    

El ambiente era tan tenso que hasta mi cabeza dolía al punto de querer reventar. Bebí de la malteada de fresa, hace unos cuántos años había dicho que ya la había odiado por la regularidad con la que la tomaba; pero la verdad era que ¿cómo podía odiar a esta delicia?

Dirigí una vez más la mirada hacia nuestras manos entrelazadas. Mi corazón palpitaba a una velocidad impresionante que pensaba yo que esto ya no podía provocarme Hwang, pero así era, me estaba comportando como una colegiala nuevamente a lado de él.

Pero... ¿porqué?

Estaba casi segura que ya no sentía nada por Hwang, no, no. Definitivamente, no.

Miré hacia enfrente y él se encontraba bebiendo de su malteada de chocolate; aún no sabía cómo Hyunjin había aceptado que se sentara con nosotros. Digo; sabía que tan solo con pensarlo le daba un terrible dolor de estomago.

-Entonces.... Han.. ¿qué te trae de vuelta?

-No iba a quedarme para siempre en Estados Unidos, ¿sabes?

Mi vista bajó enfocándose en el mantel de encaje que había sobre la mesa.

-No, claro que no, supongo que volviste por tu madre. Dime, ¿sigues queriendo ser sacerdote? -preguntó un tanto burlón.

-Mi madre falleció, gracias por preguntar. -no pude evitar mirarlo con rapidez, él al sentir mi mirada me miró y sonrió ligeramente encogiéndose de hombros.

Quité mi boca del popote y desvié la mirada sintiéndome algo incomoda. Sabía que su madre no era la mejor del mundo y estaba muy lejos de serlo, pero conocía a Han y sabía que le dolía muy en el fondo la muerte de su madre.

-¿Cuándo? -me atreví a preguntar.

Jisung suspiró y revolvió con el popote su bebida.

-El invierno pasado, yo aún seguía en Estados Unidos junto a mi hermana así que ambos los supimos hace un mes, una vecina nos lo dijo, dijo que había tenido problemas en el hígado por el alcohol, cuando mi hermana y yo nos fuimos entró en una depresión que la llevó a ahogar sus penas en botellas de alcohol.

-Lo siento tanto.

-¡Hey, no lo sientas Nam! -dijo Hwang-. La vieja era una bruja.

Lo miré con el ceño fruncido y quité mi mano de la suya.

-¿Lo dices enserio?

-Déjalo -dijo Han con la cabeza agachada-. Tiene razón después de todo.

-¿Estás bromeando, Han?

-Tú misma lo dijiste, Hye. -dijo sin importancia.

-Bueno, sí, pero yo tengo mis razones para hacerlo y sin embargo respeto su muerte.

-¿Y desde cuando eres tan respetuosa? También tengo mis razones.

-¿Y desde cuando ambos se convirtieron en imbéciles?

Tomé mi bolso y salí de la cafetería dejándolos solos.

Tomé mi bolso y salí de la cafetería dejándolos solos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
HELL² | HAN JISUNG | PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora