Vivir sin ti, no puedo.

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MANUEL

Te escribo esta carta con el corazón destrozado y el alma a más perdida no poder; aunque creo que ni siquiera mereces esta consideración de mi parte por lo estúpido que te has portado conmigo.

Pero más estúpida he sido yo por dejarme llevar y sucumbir a este juego en el que solo podría perder y mira que así fue, estoy pagando las consecuencias de mis malas acciones, acciones que cometí por amor hacia ti porque la Mayte que decidió jugar a la pareja feliz pese a la situación en la que nos encontrábamos, no es la Mayte que conociste; sino en la que me convertiste con tus esperanzas y promesas nulas.

Solo dios sabe cuánto te amé, desde aquel día en que nos conocimos mientras la lluvia amenazaba con empaparnos y esperábamos bajo aquel árbol a que la tormenta se calmara ¿Qué ironía no?, pues parece que el comienzo de nuestra historia marcó por completo su rumbo desde ese primer instante; siempre escondernos...

A pesar de todo lo que he vivido a tu lado, específicamente lo malo, aquí tienes a la mujer que más que ha querido, aquella que, sin importar la hora, el lugar o lo que sea, siempre estuvo presente para consolarte, y aunque ahora soy yo quien no encuentra consuelo; tontamente te sigo amando. Y lo digo porque no somos iguales, yo no puedo renegar un sentimiento que existe en mi corazón como tú maestro de la actuación, lo has conseguido.

Te di lo mejor de mí, ¿Qué va? Te di todo, hasta quedarme sin nada. Mis noches de amor fueron todas tuyas, fuiste el único hombre que pudo entrar directo a mi corazón y a mi vida y también sabes que, a diferencia tuya, yo si me sentía completa contigo solamente, tanto, que te entregué mi alma, mi cuerpo y mi mente sin dudarlo.

El día que me enteré que te convertirías en padre, tomé mis cosas y las empaqué para irme muy lejos y nunca jamás volver a saber de ti. Eso que quede claro.

Te casaste por interés y no por amor, decías que ella te asfixiaba, que no la amabas y yo te creí. Te compré la historia que supiste venderme, actuaste tan bien que te creo con potencial de actor.

Ahora estoy vulnerable ante ti, sé que al verte me abalanzaré a tus brazos y te rogaré por un poco de amor, las migajas con las que siempre fui "feliz". Pero mi ira es más grande que cualquier cosa en este instante, no pienso permitirte jugar con mi estabilidad y tratarme con una simple servilleta que utilizas y arrojas a la basura.

Está de más exigirte que no me busques, ni siquiera me llames o trates de tener contacto conmigo atosigando a Isabel pues ella tiene claro que no puede decirte nada. Que la vida sea quien decida, como y cuando si es que así lo desea, regresarnos a la vida del otro, aunque espero que eso no suceda nunca...

MAYTE LASCURAIN

Después de leer la carta Manuel la regresó a su sobre y seguido la guardó en su chaqueta mientras observaba a su alrededor, arrepentido de sus errores y recordando cómo había conocido a Mayte tiempo atrás.

-Perdóname mi amor, te hice tanto daño –suspiró- Me equivoqué en tantas cosas, pero nunca al decirte que eres el amor de mi vida, la mujer que le daba sentido a seguir respirando –soltó el suspiro junto con unas lágrimas que lo venían acompañando.

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Era una tarde lluviosa, Manuel tuvo que ir a la bodega que se encontraba hasta el otro lado de la ciudad para checar que los pedidos que se habían hecho llegaran a tiempo y en buenas condiciones. Saliendo decidió pasar por el parque para distraerse un rato, el trabajo y los problemas con la compañía lo habían estado molestando últimamente así que concluyó que dar un paseo era buena idea para reflexionar y tener mejores ideas.