Trix

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Por fin han conseguido salir de la espiral sin fin en la que estaban viviendo y nuestras tortolitas están en el sofá viendo una película. Maya sostiene la cabeza de Carina sobre sus piernas mientras acaricia su pelo oscuro y largo con una mano y con la otra le da suaves caricias sobre los cortes que decoran el rostro de la doctora. Ha cambiado los apósitos apenas minutos antes y le ha dado crema por las doloridas costillas. 

Sobre la mesa de café un par de platos que contenían la comida fría que ha preparado Maya después del intento fallido de desayuno que ha quedado para emparedar cualquier pared. Están relajadas, una porque no tiene que volver a trabajar en un par de días y la otra porque tiene la baja concedida hasta la semana siguiente. 

Hace mucho que no tienen la oportunidad de estar tranquilas haciendo nada y disfrutando de su mutua compañía. Sólo se escucha la conversación de la película pero desde que maya conoció a Carina no se siente incómoda en esos silencios, es más, ahora que ha estado semanas sin esos silencios y ha tenido otros distintos se da cuenta de cuánto a echado de menos el no decir nada, el saber que hacer o cómo con sólo una mirada o un gesto, el saber si hay alegría, tristeza, rabia, comprensión o incomprensión por como tuerce la ceja, por como sonríe de medio lado, por como se pone parte del pelo detrás de la oreja o como agita las manos para poder expresar todo aquello que no puede con las palabras cuando no encuentra exactamente lo que quiere decir en inglés. 

Esas cosas cotidianas que te da estar al lado de la mujer de tu vida.

Mientras en otra parte de la ciudad

- ¿Eres Trix? – dice la figura que está de espaldas a nuestra visión

- ¿quién lo pregunta? – responde el supuesto Trix

- Vengo de parte de Demos... Él me dijo que te encontraría aquí y que me podrías ayudar –

- No te conozco de nada y no me fio de los desconocidos... - responde dándose media vuelta y seguir su camino

- Espera... Demos me dijo que seguramente no quisieras ayudarme así que me dio esto para que confíes en mi – le dije mientras lo agarra del brazo con una mano y con la otra le tiende un papel doblado

Trix desdobla el papel y lo observa, sonríe con media boca y se gira hacia nuestro desconocido

- Tienes pinta de poli y no me gustan los polis... pero si Demos confía en ti, yo haré lo mismo. ¿Qué puedo hacer por ti? – le responde poniendo las manos en el bolsillo delantero de la sudadera

- Necesito fentanilo – responde – Demos me ha dicho que si alguien puede conseguirlo eres tú.

- Lo que me pides no es barato, ¿lo sabes, no? Te va a costar pasta... - responde sacando al vendedor que lleva dentro, ha visto necesidad en quien tiene delante y eso implica mucha pasta por delante si se lo trabaja bien

- Tengo dinero para pagarte... por eso no debes preocuparte... lo que quiero es la garantía de que tendré suministro garantizado... - replica

- ¿quieres compartir negocio o sólo buscas colocarte? – contesta Trix mientras se retira el cabello de la cara

- Lo que quiera o no quiera hacer con lo que te compre no es asunto tuyo... ¿Me puedes ayudar o no? Y no intentes engañarme porque sé lo que estoy comprando y puedo averiguar si me estás tangando. – responde rotundo el comprador

- Tío... aquí todo es de calidad... No engaño a mis clientes. El servicio es exquisito. Entonces ¿hacemos negocios?

- Dame dos viales ahora y dos más para ¿mañana? – responde el extraño sacando un fajo de billetes del bolsillo como si fuese calderilla

- Sin problema... ¿algo más? – responde riendo Trix mientras se acerca a una esquina y coge unos viales de una gran mochila medio escondida en el lateral de un contenedor – con la primera entrega va de regalo un móvil desechable con un solo teléfono en la memoria. Línea directa conmigo. A cualquier hora tio...

Se produce el intercambio y poco después el extraño se aleja por las calles oscuras. Minutos después se sube a un coche, cierra las puertas y saca una jeringuilla estéril de la guantera, apenas puede abrirla de la necesidad que tiene de introducir parte del líquido que acaba de comprar e inyectárselo; cosa que no tarda ni un minuto en hacer... Respira hondo, es consciente de lo que está haciendo y de todo lo que conlleva, pero la carga es demasiado grande como para sujetarla y necesita ayuda. La única que se le ocurre de hacerlo sin implicar a más gente de lo que ya ha hecho es esta. Y si, ahora se siente culpable, pero en unos minutos sabe que esa sensación desaparecerá para pasar a sentir un increíble estado de relajación que le servirá para evadirse de la mierda de vida en la que se ha convertido su existencia de unas semanas hacía aquí.

Sabe que no quiere pasar el happy moment donde se encuentra y que le dará tiempo suficiente de llegar a casa antes de que el colocón lo deje ko. Arranca el coche y se pierde entre los coches que circulan esa noche por la ciudad. El único distintivo reconocible en el coche es una pegatina de los bomberos de Seattle donde se lee Estación 19.

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Espero que os siga gustando la trama y como se van desarrollando los acontecimientos. Poco a poco las cosas en casa de DeLuca-Boshop se van asentando de nuevo y aparece un nuevo personaje que será importante en un futuro no muy lejano.

Nos vemos el martes que viene y mientas sean felices.

D.

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