Epilogo

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Sol cumplía su primer mes, la madre de Kong había insistido en una pequeña reunión como festejo y con el fin de que toda la familia pudiera verla.

Es una muy pequeña muy demandante, puntual como reloj cada tres horas pide sus alimentos, aunque Kong había tratado de ayudar dando biberón en lugar de comer gustosa la pequeña lloraba todavía más fuerte al probar la mamila de plástico, hasta que Arthit la alimentaba se calmaba, por lo tanto, las visitas siempre eran cortas, lo que menos quería el moreno era que sus dos soles estuvieran estresados.

Arthit por su lado estaba preocupado, Win estuvo contento en cuanto conoció a su hermana, los dos días que estuvieron en el hospital después del parto los cuales fueron porque su padre quería asegurar que Arthit descansara lo mas posible, este no se separo de ellos en ningún momento, pasaba horas viéndola dormir, observando como la limpiaban, alimentaban y cambiaban el pañal, pero tan pronto volvieron a casa, solo observaba de lejos.

Toda la familia estaba encantada con la beba y Win jugaba con los abuelos, mientras los ojos angustiados de Arthit no dejaban de observarle

- Ojos, Win ya me dijo que es porque la ve frágil y tiene miedo de romperla.

- No, no es eso.

- ¿Por qué mentiría?

- Tiene miedo de... en realidad no se... ¿Crees que este celoso porque he estado muy concentrado en Sol? O tal vez le hable mal en algún momento...

- No, la única vez que fuiste severo con él fue el día que fue... bueno ya sabes se fue con si tía – Hizo un movimiento con las manos para señalar loca, ambos rieron.

- Esta tratando de ser mejor.

- Mientras no vuelva hacer daño.

La familia siempre discutía sobre el parecido de los pequeños con sus respectivos hijos, era una competencia por cual de los genes dominaba más, claro que las abuelas eran las que mas profundizaban sobre eso, los ojos, expresiones, nariz, gustos, color de piel, y los abuelos recordaban los llantos, los pañales que cambiaron.

Aprovechando los mil brazos para su hija se acerco a Win y Yenru que jugaban con Duvalin a lanzar la pelota.

- ¿Te nos unes hijo?

- Mmm puedo... - se sintió avergonzado de que el hombre le sonrío feliz por compartir.

- Claro vamos Duvalin. – Tomo la pelota que entrego gustoso el perro se alejo un par de pasos para darles espacio.

- Win

- Mami – Ambos rieron al hablarse al mismo tiempo – Yo primero mami ¿sí?

- Si.

- ¿Crees que mi hermanita me quiera?

- .... – la pregunta le sorprendió, parpadeo y después sonrío dulcemente – por supuesto que ella te ama mucho ¿tú la amas?

- Si con toda el alma.

- ¿Por qué piensas ella no?

- Es que cuando supe era niña pues me enojé y ya no hablaba con ella, y vi un programa con papi y decía que para los bebes es muy importante hablar con ellos cuando están dentro de la pancita de su mami, y... me asusté ¿Qué tal si no reconoce mi voz?

Al segundo encuentroWhere stories live. Discover now