Capítulo 9: Noa

281 47 22
                                    

Me fui corriendo para la planta superior a buscar a Marie. Llegué a la biblioteca y me limpié las lágrimas antes de entrar.

—     Ya estoy aquí —Dije al entrar. Marie estaba sentada en una de las dos butacas con su pelo recogido en un moño, sin el delantal, pero con la cofia puesta. Llevaba un vestido largo con flores pintadas y zapatillas. Se puso las pequeñas lentes en los ojos, cogió aire y me dijo:

—     ¿Estás preparada Lía? — Soltó el aire lentamente.

Yo en mí misma pensaba que no. Pero no podía decírselo.

—     Sí, claro... —Con voz baja y triste.

Se levantó y nos dirigimos al baño donde ya lo tenía todo preparado. En una de las enormes picas, había agua, con el tapón puesto para que ésta no marchara. Tenía el bote de aroma de vainilla y un pañuelo de seda con el que luego secaríamos la mariposa. Marie iba diciéndome que debía hacer, pero ella no tocaba la mariposa, podía ser peligroso, incluso para mí.

Una vez la lavé y me dispuse a echar el aroma por encima ella me miró y me dijo, yo también te extrañaré Lía. Me quedé quieta y la besé en la mejilla. Gracias le susurré. Y al tapar la mariposa con el pañuelo volví a sentir mal estar en mi estómago. Todo me daba vueltas y me incliné para vomitar. Cerré los ojos. ¡Y...estaba en otro baño! Otros colores, otras paredes, otra distribución. Y...Sola. ¡Qué familiar! Volvía a estar en casa. Salí de allí y grité:

—     ¡Mamá! ¿Estás por ahí? — Nadie me contestaba. Eso era perfecto, ¿Por qué? ¿Qué hora era? Las ocho de la mañana. Mamá y Charlie debían estar trabajando ¡Esperaré! Al dar dos pasos más para dirigirme al salón me caí:

—     ¡Mierda! ¿Qué llevo puesto? ¿Tacones? ¿Yo? —Dije confundida. Me los quité y los dejé ahí en medio. También llevaba minifalda y top. Vaya pintas. Me dije a mí misma. Es muy inusual que llevara este tipo de ropa. No me gustaban mis piernas y siempre me detenía bien a mirar mi armario para disimularlas. Me puse un pijama que estaba recostado encima de la cama, ni me fijé como era.

Me senté en la repisa del comedor, dónde vi por primera vez que en casa de los Quingle pasaba algo, y miré hacia ella. Estaba todo muy tranquilo. No veía ni luz. Cogí mi móvil y envié un WhatsApp a Noa. ¡Cuánto la echaba de menos! No se iba a imaginar todo lo que había pasado. Estaría quizá también furiosa por no saber en tantos días de mí.

Lía está escribiendo...

 [09:08]¡Holaaaaaa mi bombón!! Perdona por estos días sin decirte nada. ¡No te vas a creer todo lo que me ha pasado!

Noa está escribiendo...

[09:09]¿Hola? ¿Quién eres?

Lía está escribiendo...

[09:09]¿Cómo que quién soy? Quizá mi número haya cambiado con tanto trajín. ¡Soy yo petarda! ¡Lía!

Noa está escribiendo...

[09:11]Me parece que te equivocas. Yo no conozco a ninguna Lía. Lo siento.

Lía está escribiendo...

[09:12]¿Qué? ¿Eres Noa, no? ¡Va no me tomes el pelo! ¡Sé qué estarás enfadada, tantos días sin decirte nada, pero no te lo vas a creer! ¡No estado desconectada por que quisiera, Noa! ¡No te enfades conmigo por favor!

Lía está escribiendo...

[09:15]¿Noa?

Lía está escribiendo...

¿Volvemos a empezar? © [Editando]Where stories live. Discover now