Capítulo 21

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Con un pie fuera de la casa respiraste hondo alzando la vista, el cielo estaba demasiado oscuro y lucía tan infinito que te estremecía un poco el cuerpo. Una cantidad considerable de viento movía constantemente tus cabellos en dirección contraria; todo estaba muy silencioso y tranquilo como si el caos solo existiera en tu cabeza, la cual repasaba las escenas de un inminente mal encuentro que te obligaba a reconsiderar aquella situación... Odiabas este repentino y brusco giro pues a pesar de todo seguías amando a Hange casi con la misma intensidad que siempre, extrañabas profundamente su calurosa, eufórica y amable forma de ser.

Cerraste los ojos sintiendo el cansancio golpear tus párpados, a consecuencia de esto bajaste la cabeza lentamente logrando escuchar el sonido de unas llaves moviéndose. Fue instantáneo percatarse de la presencia de la castaña a unos metros de tu hogar, en pocos segundos el sonido se detuvo entre la oscuridad al igual que sus zapatos sobre la acera.

Su rostro entristecido se iluminó un poco gracias a la luz anaranjada proveniente de la casa de los vecinos, involuntariamente la angustia apretó tu estómago enviando punzadas dolorosas. Ella se veía desorientada o extrañada, algo muy fuera de lo normal.

Sus labios se convirtieron en una línea recta y la palma de su mano izquierda se extendió a la altura de su pecho, te saludó sin decir palabra a lo que respondiste con una forzada sonrisa que desapareció apenas te diste la vuelta para cerrar la puerta.

—Hange, ¿qué es lo que pasa? —con voz baja cuestionaste aun concentrada en el orificio de la cerradura.

Por un par de segundos se mantuvo callada, no obstante, como si tu voz fuese un interruptor Zoe rompió en llanto, las lágrimas llenaron en milisegundos sus ojos y no alcanzaba a respirar con naturalidad, parecía que estaba aguantando mucho por no parecer débil o derrumbarse frente a ti.

—Hange, Hange... —Pronunciaste preocupada yendo a abrazarla de inmediato.

La vista clavada en el suelo sumada a la presión en su entrecejo y los labios curvados hacia abajo denotaban la amargura y el arrepentimiento. Te percataste del fuerte agarre de sus palmas sobre tu espalda, ante esto te aferraste más a su cuerpo escuchando los sollozos cerca de tu oído.

—Lo lamento... perdóname por favor... —Soltó con la voz entrecortada y aguda.

Sin saber cómo ayudar escuchaste sus constantes disculpas, su llanto no cesaba en ningún momento y la expresión de malestar que tenía en su rostro rompía tu corazón por completo.

—Tranquila Han, cálmate. ¿Qué sucede? —preguntaste con algo de consternación.

Te separaste un poco para verla con detalle, pusiste una mano en su espalda y ante su nulo hablar sugeriste caminar juntas hasta llegar a un parque para poder conversar con más calma.

Susurrabas palabras de ánimo y le dabas palmadas en su espalda buscando consolarla pues estaba tan mal que no podía decir algo sin terminar derramando lágrimas.

Al llegar la ayudaste a sentarse en una pequeña banca de madera, debido a que era de noche todo el ambiente estaba algo tenebroso, nadie parecía estar cerca del parque, ustedes eran las únicas en ese lugar. Entre árboles frondosos y juegos de niños los malos presentimientos comenzaban a atormentarte.

La morena tomaba aire un par de ocasiones y lo soltaba de repente con los labios temblorosos, sus quejidos y las gotas cayendo por sus mejillas realmente te preocupaban.

Rápido te diste cuenta de que su aliento olía muy fuerte a alcohol, ese estado en el que se encontraba te indicaba que era todo culpa de la nula tolerancia que tenía ante las bebidas. No entendías nada en esos instantes, sin embargo, no parecía haber indicios de buenos presentimientos.

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⏰ Last updated: Apr 06 ⏰

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Mon Amour | Hange ZoeWhere stories live. Discover now