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—¿te irás de casa? yo creo que aún no es tiempo, ya no podré prepararte el desayuno y verificar si te quedaste dormido en tu escritorio, ¿y si te da fiebre? yo no estaré a tu lado. —su madre tenía las manos juntas, al lado estaba su esposo con traje, pues recién había salido del trabajo.

Renjun y ChenLe estaban en el sofá delante de ellos, el menor tenía las manos temblando, no sabía que Zhong estaría tan emocionado a tal punto de decirle a sus padres al día siguiente. Por alguna razón le tenía miedo a los padres de su novio. El señor Zhong dejo su postura con la mirada hacia el costado para ahora, mirar hacia el otro chino.

—escucha muy bien Huang Renjun, espero que no tengas malas intenciones con mi galletita de vainilla, recuerda que soy militar. —advirtió el mayor. Renjun trago en seco.

—nonono, claro que no señor Zhong, solo quiero a chenle en vida y obviamente ustedes podrán visitarnos cuando ustedes desean, hace poco encontré trabajo porque este año termino mi carrera universitaria, así que tenga por seguro que a su hijo no le faltará agua ni comida. —habló Huang sonriendo nerviosamente.

—papá, mamá, ya estoy grande y puedo aprender a independizarme, pero esta vez lo haré junto a el. lo quiero mucho y solo queremos tener un poco más de... privacidad. —ChenLe dijo lo ultimo en un susurro que se escuchó.

—¿privacidad? pero siempre te damos privacidad mi pequeño frijol. nunca los interrumpimos...

—¿seguros? —preguntó ChenLe y sus padres asintieron seguros.

Aquí es cuando la pareja recuerda todos los momentos incomodos en el que con Renjun estuvieron en posiciones comprometedoras y el padre del mayor terminaba votando al chino de la casa.

—no se hable más, no necesito llevar nada más que mi ropa y libros, pueden dejar mi habitación tal y como esta. —ChenLe sonrió y se levantó del asiento yendo a su habitación dejando al pobre de su novio con sus molestos padres. Quienes no hacían más que observarlo.

Luego de unas horas en las que ChenLe estuvo organizando todo para irse, su madre preparaba la cena con la ayuda de Renjun. El chino tenía que aceptar que la madre de su novio cocinaba delicioso.

Ambos conversaban de los futuros planes que tenían, Renjun no paraba de contarle a su suegra lo mucho que le hacía feliz el pequeño chino de la casa.

La señora Zhong no podía estar más encantada con el novio de su hijo, era un poco torpe pero eso lo hacía ver tierno. Era un joven atento, apuesto y ahora estaba terminando su carrera universitaria, era el hombre que toda persona necesitaba en su vida.

—uy, eso se ve rico. —ChenLe entro a la cocina sacando una cuchara y tomando un poco de sopa sin el permiso de su mamá. Esta solo sonrió y salió de la cocina para darles su espacio.

El más bajito enrolló sus brazos al redor de la espalda del mas alto, este solo sonreía cortando los tomates.

— Renjun -Ah, espero que nunca me dejes. -habló el mayor apoyando su cabeza en la espalda contraria.

—te quiero mucho como para alejarte de ti, creo que seríamos esa pareja que no puede estar lejos del otro. —respondió dejando de cortar los tomates y dándose la vuelta para abrazar al mayor.

Qué ambiente más romántico.

Sin darse cuenta que una parte de su camisa había comenzado a quemarse. La señora Zhong entró a la cocina ni bien sintió el olor a quemado. Renjun gritó como niña al ver su camisa humeando. ChenLe no lo pensó dos veces mientras sacaba el extintor y abrirlo, toda la casa había comenzado a humear aquel humo gris del quemado y del extintor.

—estoy pensando seriamente en hacer que ambos no vivan juntos. —dijo el señor Zhong agarrando el periódico y yéndose a su habitación.

Muy tierna la pareja pero también peligrosa.