Capítulo 3 | Nº 13.

488 24 2
                                    

8:00 Jhon's University. Roma.

Un mes después.

Zara Di Ángelo.

Mordí la cara interna de mi mejilla intentando mantenerme despierta, hoy era uno de esos días en los que darías cualquier cosa por quedarte en la cama, y aunque me muriese de ganas de hacer eso, no podía faltar al primer día de la tan ansiada práctica, ya que era cuándo te ponían en contexto y te enseñaban por fin a quién ibas a hacerle la entrevista. Me apreté fuerte la coleta de caballo escuchando atentamente las advertencias de nuestro profesor, nos encontrábamos todos los alumnos en el patio, esperando a que el autobús del centro penitenciario llegase a recogernos. No pude negar que estaba un poco nerviosa, y aunque me imaginé mil escenarios nada se asemejaba a la realidad.

— Me siento como si fuésemos a una excursión del colegio.

Murmuré con sorna para que Constanza me oyese. Ésta sacó una efímera sonrisa mientras negaba con la cabeza, la observé de reojo y pude notar en su rostro lo nerviosa que estaba. Seguramente su cabeza estaría rezando para que le tocase a alguien medianamente decente.

— Así que chicos y chicas demostrad todo lo aprendido y sobre todo lo más importante, siempre mantener la cabeza fría. — Alzó la voz observando a todos los alumnos. — No caigáis en nada que os digan y siempre mostrad seguridad.— Hizo una pausa cuándo vio al autobús viniendo desde lejos. — Son criminales, no abuelitos del parque ¿entendido?, no son vuestros amigos.

Escuché a Constanza suspirar a mi lado y para tranquilizarla le pasé el brazo por los hombros.

— No conozco a nadie más inteligente que tú, seguro que en cuánto llegues el miedo lo van a tener ellos.

Le sonreí haciendo que se relajara un poco. Vi aparcar al autobús, la ola de alumnos iban entrando poco a poco. Lo que me sorprendió fue no ver el típico vehículo destartalado amarillo que sale en las películas, ese era moderno y blanco reluciente, incluso te hacía dudar de si estábamos yendo a la cárcel.

Nada más entrar nos sentamos en la parte final, yo en la ventanilla por supuesto, siempre que podía, la ventanilla era mía.

Arrancó el autobús y mis nervios se asentaron un poco, siempre había sido la que se mantenía relajada hasta el último minuto, pero cuándo estuviésemos allí sabía que iba a ser un manojo de nervios. El chico de delante se giró y lo reconocí al instante, era Giovanni, un compañero que a veces había estudiado con nosotras.

— ¿Estáis nerviosas? — preguntó observando a Constanza fijamente. Ella levantó la mirada y asintió con la cabeza mientras yo negaba paulatinamente. — Tranquila, si te sirve de consuelo no estaremos completamente solos.

— No sé por qué escogí esta carrera, tendría que haberme metido en veterinaria con los gatos.

Se lamentó Constanza sacándonos una sonrisa a Giovanni y a mí.

— Tarde amiga mía, llevamos tres años, no puedes echarte atrás ahora.

Le di un ligero empujón haciendo que su rostro dibujase una tímida sonrisa.

— Podemos entrar juntos si queréis, así nos hacemos compañía mutuamente hasta que tengamos que separarnos. — Habló Giovanni.

— Sí, me parece bien.

Asentí sonriéndole. Gio siempre había sido buena persona con todo el mundo, todos lo adoraban de cierta manera, parecía ser que él era la excepción de que sí se podía tener belleza y buena personalidad al mismo tiempo. Nos guiñó un ojo cuándo el profesor, serio, se colocó delante de nosotros observando unas carpetas, después de unos segundos nos tendió a cada uno una carpeta y se cruzó de brazos.

Bienvenida a mi infierno [+21] ✅ |PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO |Where stories live. Discover now