Capítulo IX: Aquí estoy (EDITADO)

209 29 7
                                    

   —¿Qué ha pasado? —susurró Mihawk mientras me acariciaba la espalda

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

   —¿Qué ha pasado? —susurró Mihawk mientras me acariciaba la espalda.

   Llevaba ya un rato llorando y al fin había conseguido parar, sin embargo, a pesar de estar más tranquila, no tenía ni la más mínima intención de alejarme de él. Su cercanía me daba fuerzas, la tibieza de su contacto era agradable. Además, el sentir su respiración calmada me había ayudado a suavizar la mía. Para más inri, tampoco me veía capaz de contarle lo que me pasaba y sabía que tener que mirarle a la cara sería demasiado intimidante pues era obvio que tendría que responder a su pregunta. Era más fácil seguir escondida en su pecho...

   —No es que sea grave... —Traté de desviar el tema, pero evidentemente no funcionó.

   Lo oí suspirar (probablemente porque se había dado cuenta de mis intenciones y no le habían hecho gracia) y, al poco, me sujetó suavemente de los hombros con la intención de separarme lo suficiente de su cuerpo como para poder mirarme a los ojos. Traté de taparme la cara, pero no me dejó. Agarró mis manos con las suyas y me dirigió una mirada inquisitiva, como si tratase de leer lo que se cruzaba por mi mente.

   —Insisto —dijo, ya más autoritario—. Me es indiferente si es más o menos trascendental. Lo que me importa es que te haya afectado tanto.

   Noté mis ojos humedecerse nuevo. No pensé que fuese a molestarse tanto por mí y me avergonzaba tener que contarle mis motivos. Lo más probable era que le pareciesen una tontería, una chiquillada... Un hombre como él no se preocuparía ni sufriría tanto por cosas como aquellas.

   —Y-yo... —intenté decir—. He perdido a mi único amigo. Él ya no quiere saber nada de mí...

   Noté mis labios temblar, tenía miedo de qué diría pues suponía que me reprendería por ponerme así por eso. Una de las manos que me sujetaba suavizó su agarre y me acarició. Con la otra me acercó a él y me abrazó de nuevo. Se quedó en silencio por un rato. Eso me alivió. Decidí contarle todo y, entre susurros; le expliqué lo que había sucedido con el rosario, lo que Hawkins me había dicho y el incidente de la cafetería. Mihawk no me interrumpió en ningún momento, pero sabía que me escuchaba porque cuando llegaba a una parte difícil y mi voz empezaba a entrecortarse me abrazaba con más fuerza.

   —Yo tampoco soy muy bueno en esos temas pero —dijo, deshaciendo el abrazo pero sin soltar mi mano—, estoy seguro de que solo está confundido y volverá a hablarte. Además ese compañero tuyo parece preocuparse por ti, así que yo no diría que has perdido a tu único amigo.

   —¿Crees que Hawkins se considera mi amigo? —pregunté, algo ilusionada. Siempre había pensado que solamente era muy amable pues, después de todo, éramos compañeros.

   —No puedo saber eso, pero es evidente que te aprecia.

   Sus palabras habían logrado darme algo de esperanza, tal vez no estaba tan sola como me sentía. Sin embargo, Moria me seguía doliendo. Era muy importante para mí. También tenía a Kuma que me había criado, pero...

Embrujada: Ghost Princess (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora