Día 8: Un insólito cariño

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Oye, ¿te gusta cuando todo está en silencio? A mí me encanta; y sin embargo, hay una situación que me molesta, que me incomoda... ¿Has notado esa sensación de que alguien te observa? Estás haciendo algo, cualquier cosa, y de repente tu cuerpo advierte. La sensación aumenta y te obligas a mirar, aunque nada raro aparenta estar ahí... ¿Si te fijaste bien? Cada rincón, cada esquina, cada posible escondite. Presta atención, nuestra mente no es capaz de mentirnos. Alguien o algo nos está viendo.


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Abro los ojos para darle la bienvenida a un nuevo amanecer; a pesar de ello, el temor y la paranoia consumen mi vitalidad.

¡No puedo estar tranquilo!

Anoche me desperté, pues el efecto de las drogas disminuyó. Cuando mi vista se aclaraba vi un destello en la ventana, la luna llena mostraba consigo una sombra peculiar... ¡Era Nessa!

Aquella mujer estaba ahí, mirándome con una sonrisa. No se dio cuenta de mi despertar. Traté de dormir nuevamente, pero sentía su presencia. Pasaron horas, interminables horas, y yo seguía en esa situación. Justo antes de salir el sol, ella se marchó.

¿Siempre está ahí cuando duermo? Mi preocupación aumenta cada vez más. En parte agradezco que me inyecten sustancias para relajarme, porque de lo contrario... hace mucho tiempo que hubiera perdido el control.

—Tom, Tom, Tom —una voz muy entusiasmada repetía mi nombre.

—¿Qué sucede, Nadir? —pregunté para descifrar su extraña emoción.

—Tengo buenas noticias, mi pequeño retoño —de repente me abrazó—. Nessa tendrá que ocuparse de unas cosas en su trabajo, por lo que pasaremos juntos todo el día ¡QUÉ FELICIDAD!

¿La mujer no estará?

Debería sacarle provecho a eso, pues Nadir me da muchas libertades... ¡Aunque no soy tonto! Tal vez su forma de actuar conmigo es tierna, pero sé que un monstruo se oculta detrás de su belleza. 

—Vamos a pasear —sugerí.

El pelirrojo masajea mi cabello frenéticamente.

—¡Qué divertido! Vamos entonces.

De nuevo empieza a llevarme muy rápido. Quizá no puede controlar sus emociones.

Me mareo y veo borroso. Es probable que el desayuno que ingerí termine como decoración en las escaleras.

Realmente es alguien muy temible, ya que no menciona lo sucedido anoche. Cumplió con su palabra, se ha olvidado de aquello como recompensa por ganar el juego.

Cuando me senté en el aparato comenzó a llevarme con lentitud.

—Espera —agregué—. Voy a utilizar la silla de ruedas por mí mismo, así puedo desplazarme sin necesitar de ti.

—¿Hablas en serio? Muy bien —detuvo el paseo, alejándose unos cuantos pasos—. Será gracioso ver como lo intentas —dijo con una mirada desafiante.

¡Jamás había utilizado algo así! Fue complicado al inicio, la ventaja es que aprendo rápido. Después de unas horas pude controlarlo. 

El hombre nunca dejó de vigilarme, sus ojos seguían cada uno de mis movimientos. Eso será un gran problema. 

Durante el recorrido observé la habitación donde encontré el martillo. Todo ocurrió muy deprisa aquella vez, por lo que no me detuve a inspeccionarla.

La Mansión de los Deseos LuctuososWhere stories live. Discover now