⊹ 08: Pelea

4.5K 589 286
                                    

Voz de mando:  Cuando un Alfa usa
ese tono de Voz el Omega
entra en completa sumisión.

Voz de mando:  Cuando un Alfa usa ese tono de Voz el Omega entra en completa sumisión

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

JongSeong caminaba sonriente mientras miraba todo a su alrededor. Aún era temprano y sabía que no tenía de qué preocuparse. Saludó respetuosamente al conserje que traía un periódico consigo y se adelantó hasta por fin ver la gran entrada de la universidad.

Todo estaba más que bien, eso creyó después de haber visto a Sunghoon recostado al lado del portón. Frunció su entrecejo con confusión ¿Qué estaba pasando?

Aquel alfa que era su mejor amigo, jamás, pero jamás se quedaba fuera de la universidad. JongSeong sabía de sobra que no lo esperaba ni nada por el estilo debido a los sofocantes admiradores, tanto omegas como betas, que lo seguían por casi todos lados y, en especial a la hora de entrada, receso y salida. Bueno, casi todo el maldito día.

El pelinegro suspiró y decidió terminar con la poca distancia que lo separaba del otro alfa.

—Buenos días, Sunghoon —saludó medio feliz, el desconcierto aún no lo abandonaba.

—Uh, hola —dijo levemente, ladeó su cabeza a un lado ya que su mejor amigo estaba frente a él y le interrumpía la vista.

—¿Y te caíste de la cama o qué?

—¿Por qué lo dices? —por unos segundos le prestó atención.

—Hey, jamás desde que tengo memoria te he visto aquí parado en la entrada. Ya sabes, por todos los fastidiosos omegas.

—Ah, es por eso —murmuró.

—¿Me dirás por qué? —prosiguió ansioso.

—Bueno, yo... —sus ojos se desorbitaron levemente.

JongSeong se sorprendió aún más. ¿En serio ese alfa era el mismo que tenía como mejor amigo? ¡Por la diosa luna! Jamás lo había visto tan inseguro con algo como ahora. Solo por una simple pregunta.

El peligris simplemente calló y, JongSeong pudo percibir cómo el entrecejo de este se arrugó en signo de molestia.

—Vamos. ¿Qué pasa? —preguntó al escuchar que soltó un sonoro gruñido, intentó poner sus manos en los hombros de Sunghoon, más este lo empujó quitándolo del camino.

Volteó para ver a dónde se dirigía y oh. ¿Había algo más que dejaría a JongSeong incrédulo el día de hoy?

Sunghoon ignoró los llamados del pelinegro porque su mirada y concentración se resumía en el precioso omega y el estúpido alfa rubio que lo estaba abrazando.

«¿Quién se cree que es?» —gritó su lobo, removiendo a Sunghoon con insistencia.

El animal interno del peligris estaba logrando dominarlo por completo. Y es que siendo su pareja destinada su instinto natural de posesividad salía a flote mucho más rápido.

Sunoo no era consciente de todo el problema que podía surgir a su alrededor. Él tan solo había visto a Ni-ki fuera de su casa, esperándolo para que ambos pudieran venir juntos por esta ocasión. Obviamente nunca se negaría, amaba a su mejor amigo aún si este no era un omega como él.

—Ya, Ni-ki~ —soltó con dulzura. —Se nos hará tarde para llegar a nuestro salón.

—Es que eres demasiado calientito —el rubio recostó su cabeza en el hombro del omega mientras con ambos brazos seguía rodeando aquel delicado cuerpo.

Sunoo se sentía cómodo y feliz. Adoraba que Ni-ki no sea uno de esos tontos alfas brutos, toscos y posesivos. Aquel alfa rompía contra cualquier estúpido estereotipo y eso hacía que el omega lo admirara cada vez más.

¡Hey tú! —un grito con voz de mando hizo que Sunoo se tensara por completo.

El rubio alzó la mirada y retuvo un gruñido, no quería asustar más al omega.

—Park, contrólate —respondió con neutralidad, poniendo el cuerpo de Sunoo detrás suyo.

El mencionado sí se atrevió a gruñir sonoramente. —¡No lo toques!

JongSeong no se inmutó, fue fuerte y se abstuvo totalmente de arremeter contra el peligris. Su lobo rasguñaba para atacar ansiosamente al adverso, pero era lo suficientemente maduro como para poder controlar sus instintos. Su prioridad en ese instante era el bienestar de Sunoo.

—Baja la voz, no tienes el derecho de gritarme.

—¡ESTÁS TOCANDO A MI OMEGA!

El castaño se encogió de miedo, queriendo desaparecer en ese mismo instante en el que escuchó aquella voz demasiado potente para sus sensibles oídos. Su lobo se agachó en completa sumisión ante su alfa. Pero Sunoo, él empezaba a sentirse asfixiado ante el aura tan pesada y cargada de odio.

—No es tu omega —replicó.

Justo antes de que Sunghoon o, mejor dicho, la actitud de su lobo golpeara al rubio verdaderamente mal, llegó JongSeong a tomarlo de ambos brazos.

—¡Cálmate! —alzó la voz el pelinegro. —¡Estás provocando una pelea sin sentido!

Ni-ki frunció los labios.

—Será mejor que aprendas a controlar a tu lobo.

Un pequeño sollozo fue percibido por los tres alfas, el peligris volteó a ver a Sunoo, y en efecto, el precioso castaño tenía los ojos cristalizados. Él nunca en toda su corta vida había presenciado una fuerte discusión entre alfas. O mejor dicho, jamás había visto a un alfa tan brusco como Sunghoon.

Lo había idealizado tanto, aún y con las advertencias de Ni-ki.

«Al parecer me equivoqué» —Sunghoon estaba tan decepcionado.

Limpio con la manga de su gran polera sus cristalizados ojitos y huyó de ahí. En esos momentos anhelaba estar solo y calmarse ante lo que sea que estaba sintiendo.

—¡Sunoo! —gritó el rubio alarmado.

Y ante el llamado, fue como si la mente de Sunghoon hiciera clic. Cerró fuertemente sus ojos y evitó el punzante dolor en su cabeza.

—¿Qué pasó? —preguntó desconcertado, sacudiendo levemente la cabeza.

—¡Hiciste llorar a Sunoo! ¡Eso hiciste, bueno para nada! —vociferó el rubio más que enojado.

Habían lastimado al tierno omega y fue tras de él esperando no ser ignorado.

JongSeong al notar más calmado al peligris, decidió soltarlo.

—¿Qué te ocurre, Sunghoon? —le preguntó directamente.

—No lo sé y tampoco quiero averiguarlo.

Grave error.

Sunghoon no era consciente de la pequeña lucha interna que tenía con su lobo.

Él, al negarse ante cualquier acercamiento sentimental con cualquier persona, ignoraba también el fuerte llamado de su lobo al querer reclamar y cortejar a su omega.

Aun así, Park no cedería ante lo que su lobo le pidiera, pero es que también se le era difícil poder controlarlo.

Así como estaba. ¿Generaría más peleas?

El Príncipe y El Plebeyo  ⊹  ¡Sungsun! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora