PRÓLOGO

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Kakashi miraba el techo de su hogar, recién se cumplía una semana desde la muerte de su sensei, había quedado prácticamente solo, su padre se había suicidado, su mejor amigo y amor platónico murió en batalla, su mejor amiga, la chica a la que debía cuidar, él mismo la asesinó, fue un accidente, pero aún así cargaba con la culpa; y para colmar, las últimas dos personas que le quedaban, habían muerto una semana atrás en el ataque del nueve colas: su sensei, Minato Namikaze y la esposa de este, Kushina Uzumaki.

¿Qué quedaba ahora por hacer?, Ya lo había perdido todo, estaba solo... Bueno, aún quedaba ese chico, Guy, que aunque llegaba a cansarlo con sus competencias, le había tomado un leve cariño.

Lanzó un suspiro al aire y miró la foto en su buró, la tristeza lo invadió de nuevo, y un extraño sentimiento se apoderó de él. Kakashi se levantó tan rápido como pudo, y sin estar conciente de lo que hacía caminó hasta el baño y tomó una cuchilla para colocarla justo en su cuello.

Las lágrimas no tardaron en hacerse presentes, realmente estaba doliendole todo eso, la perdida de todo aquel a quien consideraba familia, e incluso su ahora intento de suicidio, pues notaba que se encontraba vacío y sin algún motivo por el cual luchar.

Bajó la cuchilla y dejó salir las lágrimas, había decidido lo que haría, y eso le dolía aún más.
Con pesar caminó hasta la puerta y se puso sus sandalias ninja, iría a limpiar por última vez las lapidas de su "familia", y les anunciaría de su reencuentro, para que lo esperarán con los brazos abiertos en donde fuera que estén.

La gente lo miraba con tristeza al pasar, sabían que él era el último alumno del cuarto hokage, todos, incluso el nombrado y su esposa, habían muerto de una trágica manera.
Sin embargo, no todos le prestaban atención, algunas mujeres se dedicaban al nuevo "chisme" de la aldea: el pequeño por el cual murió el cuarto hokage.

-Dicen que hay un bebé que posee al zorro de nueve colas, y por su culpa murió el Hokage- dijo una mujer y las demás comenzaron a farfullar.

-Deberían asesinarlo, nos ponen en un grave peligro, no tiene caso que lo dejen vivir, si se libera podría acabar con la aldea.

Ante aquellas palabras kakashi recordó que pasó los anteriores nueve meses cuidando de Kushina, la esposa de su sensei, quien estaba embarazada.

Una sensación de preocupación y felicidad lo llenó, sin pensarselo dos veces, Kakashi corrió en dirección al hospital, no recordaba del todo el nombre del bebé, pero si era hijo de su sensei y de aquella mujer que lo trató tan bien, debía reconocerlo al instante.

-Buenas tardes- saludó a la chica del mostrador- ¿Puede decirme dónde están los cuneros?.

-Sube las escaleras, gira a la derecha y luego a la izquierda, es la tercer puerta- dijo sin siquiera mirar a quien le decía aquello.

-Gracias- dijo comenzó a caminar hacia aquel lugar.

En su pecho se albergaba la esperanza de poder tener algo a lo que proteger, quería hacerlo, y está vez quería hacerlo bien.

Al llegar se encontró con una mujer azabache que cargaba a un bebé en brazos y llevaba de la mano a otro.
Se paró a su lado y observó a todos los pequeños que estaban ahí, uno en especial le llamó la atención e hizo que un leve escalofrío le recorriera la espalda: un pequeño rubio de piel canela con tres marcas en cada mejilla.

-Como dos gotas de agua- pensó.

-Eras alumno de Minato ¿No es así?- Preguntó la mujer.

El peliplata asintió sin quitar la vista del bebé, ahora que lo miraba, sentía que era capaz de todo, incluso de seguir viviendo.
El pequeño azabache lo miró, él sabía quién era, lo había visto algunas veces.

-Me encantaría tanto poder adoptar a ese niño- murmuró la mujer- es lo único que queda de ella.

Adoptar.

¿Cómo no lo pensó?, Así podía estar más cerca del bebé y cuidarlo cómo se debía.

Sin siquiera despedirse salió por una ventana en dirección a la torre hokage, hablaría con aquel hombre y adoptaría al hijo de su sensei.
Tocó la puerta y esperó unos minutos antes de que una voz hablara desde el otro lado.

-Adelante- escuchó.

El peliplata abrió la puerta y miró a los tres ancianos que estaban ahí reunidos.

-Hokage... Quiero... Quiero pedirle un favor- dijo mientras trataba de recuperar el aliento.

-¿Que necesitas, Kakashi?.

-Permitame cuidar del bebé de Minato-sensei- dijo y los tres ancianos lo miraron sorprendidos.

-¿Por qué deberíamos dejarte cuidar del monstruo?- Preguntó el anciano del consejo- eres un niño todavía, ¿Cómo cuidarías de él?.

-Por favor- pidió y las lágrimas comenzaron a acumularse- es el hijo de mi sensei, es prácticamente lo que queda de mi familia, quizás soy un niño aún, pero créanme que voy a darle una buena vida... Por favor, Hokage, permítame cuidar de él.

El mayor lo miró unos segundos y luego miró a sus consejeros.

-Dame un año- dijo y el menor lo miró con esperanza- podrás convivir con él de vez en cuando, pero tenemos que hacer una cosas primero.

-¿Sólo un año?- Preguntó con la voz entrecortada.

-Sólo uno, Kakashi.

-Gracias- dijo e hizo una reverencia antes de salir.

•||||||||•

¿Y? ¿Que tal?

¿Les convence la idea?

COMO UN HIJO (CANCELADA)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora