Capítulo 32

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-Buenas- dije al abrir mi puerta.
-Su majestad- hizo una reverencia.
-Estás loco- me reí y él pasó- ¿Cómo va todo?
-Todo bien- lo invité a sentarse.
-¿Tus papás y tus hermanos?- me senté a su lado.
-Andan en la finca, tuvieron que ir por unos pendientes- levantó sus hombros.
-¿Por qué no fuiste?-
-Porque tenía que hablar contigo- me sonrió- me tengo que ir el miércoles.- abrí mis ojos, era jueves.
-Era algo inevitable ¿No?- le sonreí.
-Intente evitarlo, pero no me dejaron- hice un puchero.
-No importa- lo miré- ¿Quieres algo de comer?- me levanté.
-Estoy bien- me sonrió- oye imagínate que un amigo mío- se levantó y se hizo en frente mio- Vino de Estados Unidos y justo nos cruzamos, es mi mejor amigo y quisiera presentartelo- sonreí- vamos a ir a karaoke mañana en la noche ¿Vamos?
-Te encanta el Karaoke ¿No?- me reí y él asintió- Claro que si papo, si vamos- fui hacía la cocina y serví un vaso de agua.
-Me tengo que ir, es tarde- miró su reloj- nos vemos mañana princesa.
-Chao papo- me acerqué y le dí un beso en la mejilla. Él salió de mi apartamento y se fue.

Me quedé con las palabras en la garganta, lo iba a extrañar muchísimo y no se lo dije. También me quedé con las ganas de un beso, solo uno. Me fuí para su casa, en un taxi porque estaba lloviendo.

-Señorita, no puedo pasar de acá. Al parecer hay un accidente- me dijo el taxista.
-No se preocupe ¿Cuánto le debo?- le pagué y me bajé, estaba a dos cuadras y la mojada valió la pena.

Llegué a esa bonita casa de un solo piso donde había dejado a Joaquín, él estaba solo. Golpeé

-Isa, estás empapada. Pasa- me dijo al abrir la puerta.- Te traigo una toalla, espera- fue corriendo y sacó una toalla de su habitación.
-Gracias- me sequé- Vine porque- empecé a mirar sus labios y él los mios- Es que- me lancé sobre él y lo besé, él agarró mi cintura. Nos separamos por falta de aire- Te mojé todo- reí- te voy a extrañar.
-Yo a ti, su majestad- volví a besarlo y empecé a bajar por su cuello- ¿Qué haces?- dijo riendo.
-Perdón- me separé- me emocioné- me reí. Nos miramos fijamente y yo no resistí más, me lancé sobre él y él me alzó. Quité mi camisa y la tiré, hice lo mismo con mi brassier.
Nos fuimos hacía su cuarto, yo lo besaba con pasión y él me sostenía mientras recibía mis besos. Me dejó sobre la cama y se quedó sobre mi.
-¿Estás segura?- me preguntó separándose.
-Si- quité su camisa- claro que sí.

Todo lo hizo con delicadeza, pequeños gemidos salían de nosotros y nuestras respiraciones estaban cada vez más agitadas.

-Wow- dije cuando los dos habíamos acabado. Él rió.
-¿Wow?- me miró.
-Ajá, wow- me giré a verlo- Que bonito eres- acaricié su cara.
-Que bonita eres tú- acarició mi cabello.
-Debo estar despeinada y oliendo a horrible- soltó una carcajada.
-Así me gustas- me reí- No puedo creer que esto haya pasado.
-Es un sueño- me reí- tuyo esta vez y un poco húmedo- soltó otra carcajada.
-Si es un sueño que nadie me levante- me sonrió.
-Pero me gusta no dormir- me reí y me hice sobre él. Al acabar de nuevo me abracé su abdomen y cuando menos lo pensé, nos quedamos dormidos.

___
-¿Te han dicho que te ves muy bien desde este ángulo?- Al abrir mis ojos él estaba sentado contra el espaldar de su cama, viendo el celular. Yo lo veía desde abajo y él acariciaba mi cabello.
-Varias veces- sonreí y él soltó una pequeña carcajada- Pero solo me importa tu opinión.- dejó su celular en la mesa de noche.
-¿La opinión de esta pobre plebeya?- puse mis manos bajo mi cabeza y sonreí.
-La opinión de una princesa- sonrió- de mí princesa- yo reí- ¿cómo dormiste su majestad?.
- Pues casi no dormimos pequeño ojiverde- él soltó una carcajada- pero lo poquito que dormimos lo pasé bien. ¿Tú cómo dormiste?.
- A pesar de que me quitaste las cobijas, dormí muy bien- me abracé a su abdomen- estuve bien caliente.- me reí.
-Perdón, para la próxima prometo no quitartelas- él se acostó a mi altura para dejar su cara frente a la mía.
-¿Va a haber próxima?- me reí - porque yo encantado, su majestad- puse mi mano sobre su rostro, dejé un pequeño beso sobre su boca y me levanté- Pero respóndeme.
-Ya veremos- sonreí- ¿Puedo ponerme esta?- levanté del piso una camiseta de rayas, la que él tenía el dia anterior.
-Todo lo que tengo es tuyo- sonrió- ¿Qué vas a hacer?.
-Voy a hacer el desayuno- me puse la camiseta.
-No- se levantó de la cama a colocarse su boxer- Yo lo voy a hacer, mi reina- hizo una reverencia- eres mi invitada.
-Déjame ayudarte- me acerqué a él- me da pena.
-Si quieres ve yendo a la cocina mientras yo voy al baño- asentí y fuí hacia la cocina.

Simplemente pasanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora