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Nicolette

El tiempo pasa cada vez más rápido. Las cosas con la familia de mi padrastro han sido muy silenciosos y precavidos con que no me encuentre con aquella mocosa. La amenaza de Alejandra nunca se concretó o al menos yo no estaba al tanto de las cosas porque sinceramente no me importaba que todo el mundo se enterará de cada pecado que he hecho, yo era una mujer soltera y podía coger a quien yo quisiera, yo tenía edad suficiente para consumir cualquier cosa ilegal porque también era mi cuerpo el que yo dañaba. Yo no llegaba tan lejos como su hermana había hecho, ella no solo fue a abrir las piernas sino que hizo que se aprovecharán de la inocencia de mi hermana. Esa era la gran diferencia entre ella y yo.

El mes pasó volando y Michael ha hecho bien su trabajo conmigo, enseñándome los puntos frágiles de las personas. Mostrando como y donde clavar una navaja, la forma más rápida de hacer que alguien se desangre. Inclusive me enseño movimientos para derribar a alguien que pesara el doble que yo.

Michael a pesar de ser dos años más joven que yo, era muy maduro. Su semblante era serio pero aún así su belleza resaltaba en cada facción de su rostro. Su vi ronca y gruesa me ponían los vellos de punta, me hacía erguirme en mi lugar, debo admitir que su presencia provocaba que estuviera más alerta de lo normal. Algo en él me exigía que no bajara la guardia en ningún momento y en que no confiara para nada en él por mucho que trabajara para mi padre.

Los entrenamientos fueron diarios y la mayor parte del día me dedicaba a repasar cada enseñanza. Quería estar lista para cuando se presentará el momento de enfrentarme a aquella familia.

Aparte de los entrenamientos, me tomaba solo dos horas libres para poder ver a mis sobrinos en casa de Samantha. Aquellos dos me tenían muy obsesionada con ellos, ser tía me hacía sentir un tanto diferente y extraña. Nunca creí tomar ese papel de tía porque siempre creí que yo sería la primera en darle sobrinos a Kolby... eso hubiera sucedido, pero al final no pudo ser.

Suspiro cansada y aparto un mechón de cabello de mi cara. Volteo a ver la pantalla de mi teléfono para verificar la hora.

Las ocho y media de la noche y yo aún seguía leyendo. Por las noches agarraba un libro de fantasía para hacer viajar mi mente a otro mundo inexistente para así calmar la ansiedad que me inundaba a estas horas de la noche. Mi mente no dejaba de pensar en esos miserables y yo no quería darles esa importancia, así que elegí leer mis libros que hace tanto no leía, así que ¿Por qué no volver a retomar aquella pasión por los libros?

Los días eran cada vez más ocupados, quizás por eso sentía que pasaban con rapidez porque me concentraba demasiado en lo que tenía que hacer. Ya ni siquiera tenía tanto tiempo en pensar en Zayn, quien por cierto aún no me daba señales de vida. Supongo que al final tendré que resignarme a recibir un mensaje de él.

— Buenas — Dice mi padre en cuanto aparece en la sala — Traje pan y café para poder cenar — Sonrió y me levanto para poder recibirlo. Papá ha sido también una ayuda esencial para poder distraerme, a veces Kolby también se presentaba en la casa de vez en cuando. Desde que sabemos de la existencia de los mellizos, él prácticamente se mudó a casa de Samantha, nos explicó que para no dar alguna señal de la existencia de ambos niños, tuvo que alejarse de ellos y ahora está tomando todo el tiempo que puede para estar con su familia.

— ¿Trajiste mi pan favorito? — Preguntó curiosa mientras avanzamos hacía el comedor.

Estaba empezando a querer a estar más tiempo con papá. Era un hombre bastante divertido cuando quería y más cuando estaba de buen humor. Y ahora que mis sobrinos formaban parte de su vida, era mucho más conversador, supongo que por eso se entendía bastante con Lynette.

Lujuria en SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora