Tres

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En lo que el contrato estaba siendo revisado y modificado según las especificaciones del trío, después de un par de pasillos y el ascensor, los cuatro llegaron a una hilera de puertas de color blanco

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En lo que el contrato estaba siendo revisado y modificado según las especificaciones del trío, después de un par de pasillos y el ascensor, los cuatro llegaron a una hilera de puertas de color blanco. Allí la rubia les abrió la primera y los dejó pasar. La habitación era grande y pintada de un sobrio celeste pastel con solo picaporte, sin cerraduras de ningún tipo en la puerta, tres camas bien ordenadas con un espejo enorme en frente, un gigantesco armario para los tres que solo contenía frazadas en uno de los estantes, calefacción, algunos cuántos muebles, hasta tenían su propio baño allí con una ducha y tina también para relajarse. Aquella no sería la primera vez que compartían cuarto, ya que, en efecto se sentían mejor durmiendo juntos en la misma cama incluso, pero sí que era la primera vez en una habitación tan lujosa y bonita. Los tres parecían satisfechos con el cuarto, y allí había espacio de sobra para hacer bastante; perfectamente podían poner el saco de boxeo de Alex y Cody en una de las esquinas, Ian podía trabajar a gusto en el escritorio o estudiar, y Damián estaba genial con poder echarse por ahí a pasar el rato mirando películas en la televisión que traía el cuarto o dibujando.

—Pónganse cómodos mientras tanto —les ofreció la soldado antes de señalar un pequeño teléfono cerca de la cama— si necesitan algo solo tienen que usar ese teléfono, también lo usaremos contactarlos cuando haga falta.

—Gracias —asintió Ian.

—¿Cuándo firmemos puedo tener un saco de boxeo y algunas cosas aquí? Nos gusta entrenar a Alex y a mí —dijo Cody.

—Claro, se lo comunicaré a la teniente ¿Alguna otra petición?

Los hermanos se vieron de reojo un momento.

—Una sola cama para los tres —pidieron al unísono mirándola.

La rubia no comentó nada al respecto, se limitó a asentir con la cabeza guardándose sus opiniones. Los tres quedaron a solas una vez que Audrey cerró la puerta tras de sí para ir a cumplir con sus peticiones, así que acercándose a la cama del centro donde habían dejado las maletas, los hermanos se sentaron.

—¿Cómo está Alex?

—Sigue algo nervioso y asustado por todo esto que está pasando —dijo Cody viendo a Ian— pero sabe lo que está pasando. Tal vez cambiemos en la noche o en unos días cuando se sienta más seguro.

—¿Este sitio lo pone mal? —preguntó Damián.

—La situación entera lo supera, pero al menos la está digiriendo en nuestro lugar seguro.

—¿No lo pusiste a dormir? —Ian frunció las cejas extrañado.

—No tiene caso seguir durmiéndolo, así que decidí despertarlo en el avión para que fuera procesando todo y estuviera listo para este sitio o lo que sea. Será más fácil de esa manera para él.

Cody suspiró. Él era consciente de que era un alter producto del trastorno de Alex, técnicamente él era una parte de su anfitrión para ser más exactos; pero lo cierto era que desde hacía años que no era todo tan simple porque él ya no era lo que había sido desde un inicio... Gracias a Alex, Cody era diferente y más fuerte que un simple alter, era capaz de muchas cosas, y eso también hacía que la relación que hubiese entre los dos fuera especial y diferente. Ambos eran más que solo una parte del otro.

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