Capítulo 3

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- Así… - susurró apegándome un poco más a su cuerpo sin dejar de moverse un solo segundo, y tragué saliva cuando nuestros pechos desnudos se conectaron. Jesús… - ¿E-Eldwin estará allí? – cuestioné luego de recordar los primeros roces con él. - Sí, te cayó bien, ¿verdad? Los vi en la fiesta – mi corazón se detuvo. – hablando muy animados antes de… bueno, de embriagarme. – continuó sin apartar la vista del camino y de alguna forma, el alma me volvió al cuerpo. - Tienes una sonrisa muy hermosa… Bill. – murmuró peligrosamente cerca de mi rostro, aún sin apartar su mano de mi barbilla, y clisó su mirada en mis labios. - ¿Nene? – repitió ante mi crudo silencio. - Sí, claro. Él… él me ha caído muy bien. – respondí con cierto nerviosismo, intentando no ser delatado por el puto sudor que comenzaba a caer por mi sien. - Además me han dicho que le fascinó haberte conocido. – agregó y fue como si un palazo hubiese dado justo en mi nuca. Un brazo rodeó mi estrecha cintura, enderezando mi postura y así quedar más a ‘su alcance’. - ¿Eso te dijeron? ¿Quién te lo dijo? – interrogué con cierta desconfianza de cuál podría llegar a ser su contestación. - El mismo Eldwin, Nene. Choqué contra algo duro y frío, entonces supe que habíamos dado con la pared. Comenzó a abrir y cerrar sus labios en torno a los míos y no supe qué hacer. - Ohh… comprendo - Y dime, ¿de qué han hablado? Llevé ambas manos a su nuca y solo me dejé guiar por lo que sentí en el momento. - Nada importante. – respondí tragando grueso, pero con disimulo. - ¿Como qué? – preguntó con una curiosidad que me aterraba. Hacía ya mucho tiempo que había dejado de interrogar lo que yo hacía o dejaba de hacer, ¿por qué había vuelto a empezar? - ¿Le has hablado de nosotros? Sus manos se posaron a cada lado de mi rostro, ejerciendo una leve presión contra el suyo, pero no demasiada. Era como si solo desease saborearme con lentitud, sin apuros, pausadamente… - ¿Qué dices? – cuestioné saliendo completamente de mis pensamientos. ¿Me preguntaba si le había hablado acerca de nosotros? ¿Me creía imbécil? ¡Por supuesto que no! Mucho menos luego de lo que había sucedido. Le dejaste completamente descolocado; te apartaste de él sin siquiera darle la mínima explicación, ¿por qué te fuiste así? De seguro te hubiere entendido si le decías: ‘No, Eld. No puedo hacer esto, porque estoy saliendo con mi hermano.’ Eso es. Él te habría comprendido. ¿Otra vez tú? ¡¿Qué mierda haces en mi cabeza todavía?! ¡¿No te cansas de que te eche continuamente?! ¡¿No te agota el hecho de joderme la vida a cada segundo?! ¡¿Cuándo dejarás de entrometerte en mis cosas?! ¡JAMÁS! ¡Me has ignorado miles de veces! Ese fue tu mayor error, Bill Kaulitz. Oh sí… nunca debiste haberme ignorado, pasarme por alto, etc. ¿Por qué? Porque yo solo deseo hacerte abrir esos putos ojos que pareciera que te los han pegado con pegamento, ¡porque sigues con la absurda idea metida en la cabeza de que tu gemelo te ama! Ahora lo pagarás. No hoy, ni mañana. Pero algún día me las cobraré, y tú caerás. Claro que sí… caerás realmente bajo, tanto, que ni los perros te querrán. - ¿Por qué no? – cuestionó posando su mano derecha sobre mi muslo izquierdo. – Ya te he dicho que quiero decirle al mundo qué papel cumples realmente en mi vida, Nene. Mis ojos se aguaron por un momento. El me decía esto, luego de que yo le había traicionado. No era algo grave exactamente, pero le había fallado, siendo que él, jamás lo ha hecho. - Quiero que se lo digamos. – añadió y mis ojos vidriosos, se fijaron en su perfil. - ¿El qué? – pregunté sin comprender a lo que se refería con exactitud. No podía ser lo que yo estaba pensando… - Eldwin es mi mejor amigo, ¿no? ¿Por qué habría de esconderle nuestra relación? – sí, era textualmente lo que yo estaba pensando. Un jodido embrollo. - No creo que sea buena idea, Tom… No sabemos de qué forma podría reaccionar. No es algo común lo que hacemos, no… yo no… no estoy seguro. - Vamos Nene… él es mi amigo, sé que entenderá perfectamente; además… ¿qué interesa lo que él piense? Nosotros no dejaremos lo nuestro, tan solo por una estúpida opinión. – respondió seguro. No me cansaré de decirlo, Thomas estaba tan cambiado… Metió otro cambio y aceleró un poco más. Bien, no te desesperes, seguro Eldwin, debe de estar esperándote ansioso en casa de Saki. Cállate… cállate, ¡cállate, maldita infeliz! ¡No me callaré una mierda! ¡Sé lo que harás cuando estés con él! Sé que no te aguantarás y harás eso que tanto estás esperando… Y si no lo haces tú, yo me encargaré de que así sea. ¿Por qué no quieres decírselo? ¿Por qué no quieres que los demás se enteren de la relación que mantienen tú y Tom? ¿Por qué no quieres él, se entere? ¿Acaso te molestaría que lo hiciera? ¿Cuál es el problema en que Eldwin, sepa lo de vosotros dos, ah? ¿Temes… herirle? ¿Temes… que pueda llegar a enojarse? ¿Decepcionarlo? Si no tienes el menor interés en ese tío, ¿por qué ocultar lo de tu gemelo? - Entonces… ¿qué dices, Nene? – cuestionó logrando que aquella puta voz, al fin se callara y volviera a la realidad. Yo le enseñaré que no me importa ese Eldwin, ella no me ganará y mucho menos, humillará. - Sí, Tom. – contesté con seguridad. – Hoy le informamos sobre nuestra relación. --- - ¡Saki! – saludó estirando un poco los brazos cuando nuestro amigo se asomó a la puerta para recibirnos. Se fundieron en un amigable abrazo. Lo único que rogaba a Dios en esos momentos, era que a Eldwin, se le hubiere cruzado por la cabeza, irse; haber salido porque le habían llamado de urgencia, no lo sé. Él no está en el mismo negocio que mi hermano, ¿por qué debía permanecer allí si Tom y Saki, hablarían de sus asuntos con la mafia? Nos hizo pasar y mis esperanzas se fueron al tacho cuando vi al mejor amigo de mi gemelo, de espaldas a nosotros, haciendo quién sabe qué cosa sobre la mesada de la cocina. Creo que estaba preparando algo de zumo, no tengo la certeza. ¿Para qué zumo, si siempre bebemos cerveza? En fin. Cuando se giró hacia nosotros, antes que pudiera verle la cara, bajé mi vista fijándola en una de las sillas que se encontraban a mi lado. Me sentía incapaz de mantener mis ojos clisados en los suyos, era como si… los pocos recuerdos de lo que había sucedido con él, en aquella fiesta, se multiplicasen en mi mente por un número inexistente, logrando que la culpa en mi interior, creciese a pasos agigantados. Unos brazos rodearon mi figura logrando disuadirme de mis pensamientos y obligatoriamente, debí alzar la vista. - ¿Cómo has estado, Bill? – cuestionó Saki y luego de soltarme, golpeó mi brazo levemente; estaba jugando, por obviedad, ¿no? - ¿Cómo habéis estado ambos? - Mejor que nunca. – respondió mi gemelo palpando su espalda. - ¿Y tú? ¡Oh, Eldwin! – casi gritó interrumpiéndose él mismo al detectar la presencia de su amigo. - Le saluda como si hubiesen pasado meses sin verlo. – comentó el individuo que tenía a mi lado y volví la mirada hacia él. - Solo ha pasado un mes. - Jajajajajaja… pero Tom nunca cambia, ¿cierto? Si supieras cuánto ha cambiado en realidad… - Tienes razón. – contesté entre risas. – Es… es su mejor amigo, ¿qué esperabas? – pregunté cruzándome de brazos fijando mis ojos en el par de hombres que ahora, estaban conversando a unos metros de nosotros en la sala. - Es verdad. – sonrió de lado. - ¿Y, Bill? ¿Cómo va el número de tías que te tiras cada semana? Ha crecido, ¿cierto? – interrogó volviendo a darme otro toque en el brazo y tragué saliva quedándome totalmente inmóvil. - Muy bien… - dije como para que se callara y dejase de lado aquel tema. - Hace mucho que ya no te veo vagando por las calles en la noche; ¿qué pasó? ¿Ahora las tías van a tu casa? – preguntó guiñándome un ojos. Claro estaba que no tenía idea de lo que en realidad estaba ocurriendo en casa con mi hermano. - Saki… - dije con el propósito de contarle todo de una endemoniada vez, pero aún no estaba seguro; no sabía si Tom querría decirlo conmigo, querría que le contáramos los dos acerca de todo – las mujeres andan por ahí… - por lo que preferí callar. Aún no era el momento. Sonreí de lado como para despistarle. – Oye, ¿y tú no estás con nadie? ¿No tienes a ninguna mujer que te interese? – indagué manteniendo el mismo tema de conversación, pero llevándole por otro lado. - Ohh… - empezamos a caminar en dirección a la cocina. Thomas y Eldwin, estaban hablando muy animadamente allí en el living, y como mi intención no era cruzar palabra alguna con ese último individuo, opté por comenzar mi propio diálogo con mi amigo. – Tengo una en vista, pero no sé si ella siente lo mismo. – añadió buscando algo en las alacenas cuando hubimos llegado al lugar. - ¿Por qué? ¿Has hablado con ella? - ¿Quieres algo de beber? – cuestionó por encima de mis preguntas. - Sí, por favor. - Ella lo sabe, según lo que me dijeron, - contó. – pero no estoy seguro de tenerla conmigo si es que le gusto. Fruncí el ceño. ¿Dónde estaba el problema en que comenzase una relación? - ¿Por qué lo dices? - ¿Olvidas el pequeño empleo que comparto con tu hermano? – mierda. Era verdad. – Yo no quiero arriesgarla de esa forma. Lo que hacemos es realmente muy jodido; si algún matón llegase a descubrir que tengo un punto débil, dalo por hecho que atacarían allí desde un principio. Irían a por ella como un oso al panal de las abejas. No es seguro. Yo no quiero poner su vida en riesgo por mí. Me quedé mudo, sin habla. ¿Cómo alentarle en algo como eso? Tenía razón; la vida de quien fuere que esté a su lado y le importase de verdad, (quitando amigos, por supuesto) estaría en peligro debido a lo que mi gemelo y él, junto a muchos tipos más, hacen. Es un tío muy guay, ¿cierto? Se preocupaba por lo que pudiese llegar a pasarle a la persona que estuviese a su lado, antes de pensar en él mismo. Ahora que lo medito mejor… creo que no deberíamos dar a conocer en lo que estamos metidos, ya que, los enemigos de Tom, al enterarse de nuestra relación, podrían llegar a atacarme. Doy gracias a Dios que no me haya ocurrido nada por el simple hecho de ser su hermano. - Entiendo… - susurré cuando terminé de analizar toda la situación. – Pero no debes darte por vencido, hombre, - agregué tomando con una de mis manos, el vaso que me acababa de extender con cerveza. – no siempre estarás con este trabajo, ¿verdad? Además… tú también tienes vida, no es necesario que tengas que esconderte todo el tiempo. ¿Quién sabe? Tal vez el día que te enamores, te mudes de aquí junto a tu chica y consigas algo más qué hacer. – le animé para luego tomar un sorbo del contenido de mi vaso. - No me la puedo creer. ¿Tú, Bill Kaulitz, hablando de enamorarse? – me petrifiqué. - ¿Desde cuándo hablas de un futuro amor? – preguntó alzando una ceja y tragué el resto del líquido que tenía en mi boca. - ¿Qué pasa, Bill? ¿Acaso estás pillado por alguien? – encuestó logrando que me le quedase viendo como un completo infeliz. ¿Qué es lo que le contestaría? - Bueno, yo… - no pude continuar. - Hey, hey… perdón que interrumpa, pero creo que debemos hablar tú y yo, Saki. – dijo mi hermano pasando por mi lado hasta llegar al susodicho. Bendito seas, mi amor. - Ahh… es verdad. Ven. – y… ¿salieron? Al parecer debían hablar en privado, ¿en qué andarían estos dos? Bueno, vaya uno a saber. Me encogí de hombros y, sorbiendo lo último del contenido de mi vaso, le dejé en la mesada y me di la vuelta; lo cual… deseé nunca haber hecho. Por unos momentos olvidé la presencia de Eldwin. Mierda, se encontraba en medio de la sala, mirándome apoyado en la mesa. La casa no era muy grande, pero tampoco pequeña, por lo que del living adonde estaba yo, tan solo nos separaban unos pocos pares de pasos. No sé si entendéis la descripción exactamente, pero no puedo hacer más que deciros eso. Desvié mi vista y respiré profundo; no me quedaba de otra que ir hacia allí, me vería como un completo imbécil de pie, solo, en la cocina, ¿no os parece? Caminé hasta allí, me limité a hablarle, ni siquiera le miré cuando pasé por su lado. Creo que era más que seguro, que si no comenzaba a hablar yo, lo haría él. - ¿Qué pasa, Bill? ¿Por qué no me miras? – ¿visteis? Tal y como os estaba diciendo recién. Negué con la cabeza levemente y desvié mi visión de nuevo, pero se acercó a mí rápidamente y me tomó por la barbilla encontrando nuestros ojos. Estaba parado frente a mí, me era imposible no mirarle teniéndole tan cerca. - Dime… La pasamos muy bien la otra vez en mi casa, ¿por qué me evitas ahora? Te he extrañado, ¿sabes? No he parado de pensarte durante este condenado mes que no nos hemos visto. – dijo aproximándose a mi figura aún más. – No sé qué me has hecho, no sé por qué me ha sucedido, pero me has deslumbrado desde una primera instancia, Bill. – parpadeé repetidas veces. ¿Qué? – Siempre tuve dudas acerca de mi sexualidad, pero desde que apareciste en mi vida, has arrasado con todas ellas, dejándome la verdad que estaba buscando. – abrí mis ojos de sobremanera ante tal confesión. ¿Que yo le dejé en claro su sexualidad? ¿Por mi, él se ha hecho homosexual? ¿Por qué yo? ¿Por qué fui yo, el que le sacó aquella duda, si a mi no me gustan los hombres? Bueno… ya os he dicho, ¿vale? Dejad de interrogarme todo, joder. No puedo negar que aquella noche, sentí un gran deseo hacia el individuo que se encontraba frente a mí en esos momentos, pero os he dejado en claro que solo fue una mala pasada que me jugó mi puto otro yo. Es decir… no lo sé. Ya ni yo mismo sé cuándo es que actúo por mi propia voluntad y cuándo lo hace él. - Eldwin, yo… - tartamudeé sin saber qué coño contestar. ¿Qué podía decirle, ah? Me acababa de informar que durante un tiempo ha tenido dudas acerca de su sexualidad, y desde que aparecí yo, se le han definido todas las cosas. ¿Cómo podría responder a eso? No podía ser tan hijo de puta y decirle sin más ni más, que yo no soy de los suyos. No. Quedaría como una mierda de persona. ¿Romperlo de un momento a otro, sabiendo que su ‘reputación’ dependía de mí? No, yo no… yo no soy de esa forma. Sé que alguna vez he sido un puto mentiroso, un jodido cabrón que le importaba una mierda los sentimientos de los demás; el rompérselos en mil pedazos sin pensar en cómo estarían sintiéndose. ¿Por qué? ¡Vale! Pues porque a mi me han hecho lo mismo y no me gustó en lo más mínimo, pero yo tuve la suerte que… luego de tanto sufrimiento, mi amor fue correspondido y hasta ahora, de la mejor forma. Creo que ya os he dicho que en ningún instante, pensé en las consecuencias de mis actos, ¿cierto? Sí, sí. Ya debéis de estar aburridos de todo lo que sale de mi boca, pero vosotros sois los que seguís mi vida, ¿o me equivoco? ¡Claro que no! A vosotros os interesa lo que me ocurre. ¿Por qué? Eso mismo me pregunto yo. Déjalos en paz, Bill. Esto a lo que tú le llamas vida, es entretenido para ellos; ¿aún no lo has notado? Todo lo que te ocurre es una puta pasada, porque cometes los mismos errores una y mil veces, pero jamás aprendes. ¿Alguien dijo algo? Bien. Continúo con lo mío. Salí de mis putos pensamientos, cuando unas grandes manos, se apoderaron de mi rostro, acercándole un poco a algo que se encontraba delante. - Dime, Bill. ¿Qué es lo que sucede? – ohh… cierto, era Eldwin. Lo siento, te he confundido con alguna clase de algo. - No puedo, Eldwin. Ya déjame. – pedí alejando sus manos de mi rostro. - ¿No puedes decírmelo? - No puedo… - ¿qué dirás? Muero por saber qué chorrada le meterás como excusa. – hacer esto. No puedo y no quiero. - ¿Eso es todo? ¿No piensas darle un condenado por qué? Dalo por hecho que querrá una justificación. Dioooooooooooooooooos… ¡que te calles, coño! - No te entiendo, Bill. Correspondiste a mi beso sin problema, te entregaste completamente a mí a través de tus labios, ¿y ahora me vienes con esto? – preguntó en un tono bastante cansado. Me daba pena hacerle lo que le estaba haciendo, pero yo amo a una única persona y pretendo pasar el resto de mi vida junto a ella. – Al menos dame una maldita razón. ¿Viste? ¿Lo has notado? ¡Tu otro yo, volvió a acertar! Me quedé en silencio un par de segundos. ¿Qué excusa le pondría ahora? ¿Qué es lo que podía decirle? ¿Que me estaba acostando con mi propio hermano gemelo? ¿Que estoy perdidamente enamorado de Thomas? ¿Pero de qué clase de enfermo mental, me tomaría? - Estoy con alguien. – le solté para defenderme. No deseaba mentirle, pero tampoco decirle la verdad. – Es eso, Eldwin. Estoy saliendo con alguien. – no. No confundáis las cosas. Yo al decirle eso, no estaba mintiéndole. ¿Acaso no era cierto que estaba saliendo con alguien? Mi hermano podrá estar un tanto loco, podrá haberme hecho las peores cosas, pero al fin y al cabo, es alguien, ¿no creéis? - ¿Qué? – cuestionó incrédulo. – No te creo. – eso es algo que sobraba saber. - ¿Con quién, ah? ¿Con quién estás? – agregó y, como caído del cielo, llegó mi hermano. - ¿Molesto? – preguntó posando sus labios contra la piel de mi cuello, succionando con rapidez, logrando que en una fracción de segundo, crease un jodido chupetón rojo. Me le quedé viendo a Eldwin, que a su vez, no apartaba los ojos de nosotros; estaba que no caía. Se había quedado tendido en el aire ante tal descubrimiento, o mejor dicho… ante menuda escenita. Frunció el entrecejo sin entender una coña y bajé la mirada como respuesta. ¿Qué me había preguntado con tan solo una mueca en su rostro? Pues si era mi gemelo, ese ‘alguien’ con el cual le dije, estaba saliendo. Y mi respuesta fue un enorme y silencioso sí. - ¿Le has contado sobre nosotros, Nene? – interrogó rodeando mi abdomen con sus brazos, descansando su cabeza en mi hombro. - Estaba… estaba en eso… - contesté inseguro. - Yo se lo digo. – interrumpió. – Eldwin, eres mi mejor amigo, y como te llevas bien con Bill, camino aquí, decidimos que seas el primero en ser informado sobre nuestra relación. – continuó hablando ante la mirada atenta del susodicho. – Bill y yo, estamos juntos. – tras oír aquellas últimas palabras, su rostro expresó una obvia mueca de dolor; como la que hacemos cuando se nos retuerce el estómago por algo que comimos y nos cayó mal, ¿habéis vivido esa sensación? ¿Habéis hecho esa expresión? Bien, esa misma fue la que se dibujó en su rostro. - Pero vosotros… vosotros sois hermanos… - tartamudeo aún sin creérsela, o tal vez porque su sistema aún se encontraba en estado de shock, tratando de digerir aquella bomba de tiempo que mi gemelo, le acababa de hacer tragar en un parpadeo. - No me vengas con chorradas. ¿Eso qué tiene que ver? – cuestionó Thomas, dándome la vuelta. – Es mío ahora. No solo es mi hermano, mi gemelo, sino también mi chico. – añadió para luego apresar mis labios con los suyos. Llevé las manos a ambos lados de su rostro y continué el beso, pero en ningún momento cerré los párpados. No. No lo hice. ¿Por qué? Porque estaba viéndole de reojo a Eldwin, como pidiéndole perdón con la mirada. Él, se encontraba tieso a nuestro lado, casi frente a mí, detrás de Tom, por supuesto. Bajó la vista y mi hermano, comenzó a alejarse lentamente de mi boca, arrastrando sus dientes hasta el fin de mi labio inferior, ya que lo había tomado entre ellos. Pegó su frete a la mía y forcé una sonrisa en el intento de borrar la expresión que le había dedicado a su amigo mientras me besaba. Pero de repente, caí. Saki. Saki no sabía nada. No… no aún… ¡por la mierda! ¡Estábamos besándonos frente a sus ojos y no lo noté! - Tom… - le llamé y delineó mis labios con su pulgar. – Saki nos debe haber visto… - Tranquilo, Nene. Saki no está en la casa. - ¿cómo? – Fue a por unas cervezas; se ha quedado sin una sola. – informó y respiré aliviado. Ufff… menudo cague me había llevado, joder. - ¿Y? ¿Qué opinas, amigo? – cuestionó y… tal vez me tratéis de loco, (si es que ya no lo hacéis) pero no sé por qué, aquella última palabra que empleó como apelativo hacia la persona a la cual se estaba refiriendo, se oyó en mi cabeza, como un eco en el vacío. No es que esté hueco, eh; no, joder… ¿No se os puede decir nada que ya estáis agrediéndome indirectamente? Jesús… sí que estoy demente… Bueno, como os decía. Esas simples cinco letras, entraron en mi cerebro, totalmente desordenadas, chocando contra las paredes de mi mente, para luego de un pequeño empujón departe de mis neuronas, organizarse de forma tal, que creó aquella denominación tan concisa. De un momento a otro, me sentí como en las novelas esas en las que el la mujer del protagonista, engaña a su marido acostándose con su mejor amigo, con la diferencia que en este caso, no había ocurrido más que un beso; nada había ido más allá. Aún no habíamos superado los límites, ni los superaríamos. ¿Os disteis cuenta? De nuevo, quedaba yo, como la tía de la historia; la puta que le traicionaba a su amor. Jamás podré quitarme de la cabeza aquella maldita idea. - Os felicito. – contestó algo cortante, pero con disimulo. Claro que yo noté al instante su comportamiento. – Debo confesaros, que me habéis dejado sin habla. – agregó fijando su mirada en la mía y giré mi rostro de inmediato para evitar aquel menudo golpe que me acababa de dar. Obviamente que fue un golpe de palabras, no un puñetazo en medio de la cara. ¿Por qué os continúo puntualizando todo? - A mi el que me ha dejado sin habla, es él. – fue la respuesta de mi hermano y volvió a besarme, aunque ahora con un poco más de insistencia. Los movimientos que ejercía con sus labios, eran realmente abruptos, tanto, que de no haberse encontrado Eldwin, frente a nosotros, hubiere creído que estaba a punto de hacerme el amor allí mismo. Joderrr… ¿acaso no le daba vergüenza estar besándome de una manera tan guarra frente a las narices de su amigo? ¿Pero de qué hablo? Tom no posee vergüenza, mucho menos le apenaría algo como esto. Pienso que hasta le importaría una mierda si le pillaran en pleno acto sexual, aunque allí el problema, se me presentaría a mi, ya que sería conmigo con el ser que le encontrarían teniendo sexo, ¡y yo sí poseo algo de vergüenza! No mucha… pero algo de ella se encuentra instalada en mi interior. Soltó mis labios, para descender hasta mi cuello y comenzó a besármelo con impaciencia, como… como si quisiese llegar a algo más. - Ejem… - el carraspeo que hizo Eldwin, resonó en toda la sala logrando llamar la atención de mi gemelo, quien en esos momentos, parecía poseído porque seguía haciendo lo que hacía sin siquiera inmutarse en lo más mínimo sabiendo que no nos encontrábamos solos. Abrí mis ojos (porque debido al puto placer que sentía al tener los calientes labios de mi hermano sobre mi piel, los tenía cerrados) y nuestro espectador, negó con la cabeza levemente como decepcionado de mi comportamiento; por lo cual yo no… le reprocharía en lo absoluto. Era verdad, ¿por qué negarlo? Me estaba comportando como un jodido patán, un desvergonzado, un… un insensible, ya que siendo conciente que la persona que estaba con nosotros, también sentía algo por mi, yo, seguía deleitándome con las caricias que Tom, me proporcionaba, sin tener en cuenta que estaba dañándole inconcientemente. - Disculpa, Eld, es que… - comenzó a decir mi gemelo y se mordió el labio inferior antes de terminar con la oración que estaba formulando. – todo de él, me es irresistible. – finalizó y de repente se oyó un pequeño TRACK, que de haberse tratado de una película cómica, habría pensado que ese había sido el sonido del corazón de Eldwin, al quebrarse. Los tres desviamos nuestra vista hacia donde provenía aquel ruido y nos dimos por enterados que había sido la puerta, luego que Saki ingresó a la casa. - Ufff… no tenían cervezas aquí cerca y me tuve que ir hasta el otro lado para conseguir y de igual forma, no son muchas… - comentó al mismo tiempo en que dejaba los embases en el suelo, pero calló de repente cuando clisó sus ojos en todos nosotros. ¿Qué le había pasado? - ¿Qué… qué hacéis vosotros dos, abrazados? - ¡Jajajajajajaja! ¡Por supuesto! Thomas aún me tenía cogido por la cintura y mis brazos rodeaban su cuello. Algo evidentes, ¿no creéis? Tom me miró y sonrió con malicia. Oh no… yo sabía perfectamente qué significaba esa manera de sonreír. Me dio un fugaz beso en los labios y devolvió la mirada a nuestro amigo. - ¿Qué te parece, ah? Estamos juntos. – yo no sé si era mi impresión o la locura me estaba atrofiando los sesos, pero la forma de decir lo nuestro que tenía mi hermano, era como si de respuesta, esperase un aplauso o algún tipo de celebración, lo cual… jamás ocurriría. No somos una pareja ‘normal’, es decir… no es común la pareja que conformamos, la relación que mantenemos, pero a mi gemelo, eso, parecía no importarle. Tal vez no se daba cuenta; tal vez a él no le incomodaba esa parte de nuestros hechos. Tal vez, él, realmente esperaba que todo el mundo nos aceptase sin ser juzgados. No lo sé… tal vez… También mostraba una obvia expresión de que le valía muy poco o nada, lo que el resto pensase. Que no existía absolutamente nada que le hiciese sentir rechazado si es que nuestros amigos decidían no ser partícipes de lo que estábamos haciendo, y eso, era algo que me llenaba el alma, porque me daba la seguridad que estaba buscando, la seguridad de saber que le tendría conmigo en las buenas y malas; aquella misma seguridad que me daba las fuerzas para gritar a los cuatro vientos: ‘¡Sí! ¡Yo soy la pareja de mi propio hermano gemelo! Soy su chico, su novio, su amor… Y él… él es mi todo completo.’ Hice una mueca en mi rostro como pidiéndole a Saki que dijese algo, articulase alguna clase de palabra o al menos… respirara, ya que, por lo que se veía, había perdido el aire. - ¿No dirás nada? Vale… no nos mires de ese modo, joder, que no somos extraterrestres ni mucho menos mutantes, solo te hemos dicho que estamos juntos. - ¿hemos? ¿Hemos dicho? Hemos, me suena a manada. ¡Yo no he dicho una puta sílaba! ¿Qué me tenía que meter a mí también en una misma bolsa? Bueno, ya. - Lo siento, tío, pero es que… no sé qué decir. ¿Cómo es eso que estáis juntos? – preguntó luego de recobrar el color, por caracterizarle de alguna forma.

*play a la canción* 

- ¿No se entienden las palabras que salen de mi boca? – interrogó algo molesto, mi acompañante. Ya comenzaba a perder la paciencia hasta con sus propios amigos; eso sí, era algo nuevo. – Vamos, Nene… creo que no pertenecemos a ellos, ahora. – añadió tomándome de la mano, comenzando a andar hasta la puerta, pero entonces Saki, le detuvo. - No te cabrees, Tom. Sabes que soy tu amigo, sabes que apoyo todo lo que haces y… hacéis ambos dos, pero tenedme paciencia, por Dios; esto que me acabáis de informar, es un plato difícil de digerir. – contestó y mi gemelo frunció el entrecejo. No sé él, pero yo entendía a la perfección al pobre de nuestro amigo. Imaginad que la noticia le había caído como piedra. Creo que cualquiera al enterarse de lo nuestro, debe de pensar de inmediato, lo que hacemos en las noches. No me vengáis con chorradas que estoy seguro, ha de ser así. ¿Me negaréis que si vosotros os habréis enterado de otro modo todo esto, no habrías acudido al instante al ingenio para poder imaginarnos a Thomas y a mí, teniendo relaciones? ¡Claro que sí! ¡Y no me contradigáis porque sabéis que tengo razón! - Claro, Tom. Es eso. No esperéis que reaccionemos de la mejor manera en un abrir y cerrar de ojos al enterarnos de lo vuestro, porque al igual que vosotros os sucedería si alguno de nosotros haría algo así, pensaría lo mismo. – dijo Eldwin, adentrándose en la conversación aunque él, ya hubo sabido antes. - ¿Estáis seguros de lo que estáis haciendo? – cuestionó Saki y mi hermano le dedicó una expresión no muy amigable. - ¿Cuál es el problema? ¿Vosotros encontráis algún problema? ¿Algún impedimento para que Bill y yo estemos juntos? – respondió con preguntas. Dios… ¿qué es lo que estaba ocurriéndole? – Me gustaría que enumeraseis tres razones por las cuales deberíamos alejarnos. – agregó mientras yo me encontraba totalmente helado junto a él. Su actitud estaba matándome y no hablo de dolor, ni nada de eso, sino que, no sé si lo habéis notado, pero Tom… Tom estaba defendiendo nuestra relación. Defendía lo nuestro con uñas y dientes, por así decirlo. Estaba luchando porque nuestros amigos comprendieran en lo que habíamos decidido involucrarnos, sabiendo en las consecuencias que nos traería, intentando conseguir de alguna forma, su apoyo, que hasta el momento, no parecía asomar cabeza, pero eso no es lo que me interesa ahora. No… por supuesto que no. Ahora lo que estaba cegándome por completo era este nuevo Tom que empezaba a salir a la luz. Él… él protegía nuestro amor y yo… yo estaba enamorándome cada vez más de él. 

Peligrosa Obsesión 2da TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora