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REFLEXIÓN

Esta es la historia de un muchachito que tenía mal carácter. 

Su padre le dio una bolsa de clavos con la indicación de clavar una detrás de una puerta cada vez que perdiera la paciencia. A medida que aprendía a controlarse clavaba menos. Descubrió que es más fácil dominar el genio y llegó el día en el que pudo mantenerse tranquilo durante todo el día. Informó a su padre quien le informó que había llegado el momento de retirar un clavo cada día. Lo hizo así hasta que pudo finalmente anunciar que no habían más clavos en la puerta.

Al verificar los resultados su padre tomo su mano y le dijo: "Haz trabajado duro hijo mío, pero mira todos esos hoyos que haz dejado en la puerta. Nunca más será la misma"



ENZEÑANZA

Cada vez que pierdes la paciencia dejas cicatrices. Puedes ofender a alguien y retirar lo dicho, puedes curar la herida, pero la cicatriz quedará. Una ofensa verbal daña tanto como una ofensa física. Recuerda que los amigos son joyas preciosas. Nos hacen reír, no escuchan, nos dan la mano y nos ayudan a seguir adelante, NO DEJEMOS CICATRICES EN SUS CORAZONES. 

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