Capítulo 11

568 61 10
                                    

Me mantengo callada mientras que presiono mis manos entre mis piernas; intento silenciar los sollozos qué amenazan por salir de mí garganta

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Me mantengo callada mientras que presiono mis manos entre mis piernas; intento silenciar los sollozos qué amenazan por salir de mí garganta.

Escucho la puerta abrirse, por propia inercia mis ojos se cierran.

—Niña.—Sentí un golpe no tan fuerte en mi cabeza.—Supongo que no debiste haber visto eso.—Abro los ojos al sentir el otro lado del sofá  hundirse.—Eso te pasa por andar de metiche, te dije no me siguieras.—Soltó un bufido bastante fuerte dejando caer su cuerpo por completo al sofá.

—Para ti solo son besos, ¿verdad?—Pensé en voz alta.

—Sí.—Dice sin más.—¿Qué otra cosa podrían ser? ¿Quieres que te vuelva mi novia? ¿Quieres que te entregue un anillo? ¿¡Qué mierda quieres!?—Grita a lo último haciéndome dar un pequeño brinco en el sofá.

Tu amor.

Anhelo todo los días por tu amor.

Deja de ser tan estúpida, y enfocate en la realidad.—Escupe con molestia tomando mi mandíbula para acercarme a él.—¿No entiendes lo que soy? ¿No te das cuenta? Cariño.—Deja un beso seco y brusco en mis labios, y se aleja de mí cómo si nada hubiese pasado.

Siento mis ojos llenarse de humedad. Dispuesta a seguir hablando con él me levanto del sofá, pero un golpeteo en la puerta me hace detener.

—¡Eirian! ¡Eirian! Abre ahora, o te juro qué llamaré a la policía.—Escucho claramente la voz de Ian.

Volteo a ver a Dahn, pero no se encuentra en la sala.

—¡Eirian!—Otro grito, acompañado de otro golpe.

Expulsando todo el aire en mis pulmones me acerco hacía la puerta abriendo con algo de temor.

Su mirada me recorre inmediatamente sin algún tipo de morbosidad; sus brazos se enrollan en mí, y yo me quedo rígida sin saber cómo responder.

—Ian.—Susurro; con la intención de que me suelte.

—¿Estás bien?—Toma mi rostro con desesperación; examinadolo.

Asiento con un nudo en la garganta.

—Mira tus ojos.—Sus manos suben hacía mi cabello brindándole caricias.—¿Por qué lucen tan apagados.

Mi única respuesta es encogerme de hombros.

—¿Qué te hizo ese pedazo de porquería?—Me toma de los hombros mirando a mis ojos con exasperación.

—Nada.—Susurro de manera muy baja; casi inaudible.

Pequeña.—Murmura, y yo intento apartarme de su toque.—Podemos volver a la normalidad, regresa conmigo, Eirian. Yo puedo darte una mejor vida.—Ruega tomando mis manos.

—Ian.—Susurro con incomodidad.

Su mirada se vuelve a centrar en mis ojos, eso me hace tragar duro.

Pecando Entre Sangre.Where stories live. Discover now