Estoy en un punto en que ya no me preocupa pensar que si me suicido habrá alguien a quien le dolerá o alguien que me extrañará, ya no importa si puedo dañar a alguien, porque sé que no lo haré. La única razón por la que sigo aquí es porque no tengo la valentía de suicidarme, porque no tengo la valentía para quitarme la vida, pero no quiero vivir, no hay nada a que le tenga más ganas que a la muerte. Se ha vuelto una adicción y no puedo quitármela de la cabeza.
