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La sensación era demasiado cómoda, era como estar en una nube. Restrego su rostro para sentir la bonita tela.

Aún con los ojos cerrados fruncio el ceño al sentirse tan cómodo. El lugar donde dormía era simplemente el piso con unas telas viejas haciendo de sábanas

Abrió los ojos de golpe y la luz fue demasiado para el. Se tallo los ojos tratando de acostumbrarse a la luz cegadora

Todo era tan brillante y blanco, era una habitación tan grande como toda la plaza. El color dorado estaba en cada rincón. Era la primera cama que había visto en su vida, era tan enorme. Se levantó de un salto al ver el color blanco de las sábanas

—¡Dios! , ¿no las manche?

Mientras trataba de buscar una pizca de mugre en la sedosa cama, pudo observar el color de la camisa que traía puesta. Era incluso más blanca que las que había en la cama

—¿Qué?. —Vio su ropa, era la primera vez que traía pantalones. La mayoría de su vida uso pantaloncillos, eran baratos además de no gastar mucha tela. Y la que traía puerta era del mismo color que su camisa. Podía ser un conjunto. —esto no es mio. —deslizó su mano al pantalón jalando un poco de este dejando a la vista un calzoncillo limpio. —definitivamente no es mio

A su mente llegaron sus recuerdos de antes de desmayarse

—¿Estoy muerto?. —a su nariz llegó un aroma a cítricos, pudo ver en la mesa a lado de la cama un platón lleno de mandarinas. Corrió hacia ellas, quito la cáscara y se metió una completa a la boca. —definitivamente estoy muerto

Tenía su tercera mandarina en la boca cuando la puerta fue abierta, una mujer de edad avanzada lo miraba enternecida

—Espero lo haya disfrutado

Trago la mandarina sintiendo ahogarse. —Entonces esto es como mi última cena antes de que sacrifiquen, dejen al menos que me las acabe

La señora aguanto la risa y nego. —Los príncipes lo llaman

🌑

Caminaba detrás de la señora, con la boca abierta observaba el lugar. Era como en sueños, aún no sabía si ya había despertado

La señora paro, el la miró confundido. La vio señalar a una doble puerta negra.

Sus manos temblaban, abrió la puerta lo más lento posible. Metió su cabeza y pudo ver al príncipe jungkook sentado en un gran escritorio, estaba tan concentrado que lo hacia lucir sexy.

Su vista fue obstruida por un enorme pecho, alzó su mirada y vio al príncipe Taehyung. Se sentía tan pequeño, estaba apuntó de huir cuando escucho un pasa de jungkook

Entró con la mirada gacha, sus manos juntas moviendolas con nerviosismo. Cerró sus ojos preparándose para cualquier golpe o insulto

Al pasar un rato y no escuchar nada se preocupo, abrió un ojo lentamente. Los mellizos estaban a solo un paso de él viéndolo atentamente

Dio un paso atrás del susto

—Lo siento. —hizo una reverencia. —se que no debí mirar asi a su majestad. Por favor no me maten —sabía lo que debía hacer, tenía que suplicar. Tenía que ponerse de rodillas

Dobló sus piernas tratando de ponerse en el suelo, cuando sus brazos fueron tomadas

Miró anonadado a los príncipes. Jungkook se aferraba a su brazo mientras taehyung a su mano contraria

—Yo...

—Doncel Min Yoongi

Tembló al escuchar la voz de taehyung, era tan baja y áspera

—No debes ponerte de rodillas a menos que te lo ordenemos

Jungkook dio media sonrisa acercándose al odio del palido. —A menos que conlleve a algo satisfactorio

Después corrijo errores

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