4. Incoming Call (Hollins) - Parte 1

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Un shot de tequila, dos shots, tres... - hey, bailas guapo?-
Luz ultravioleta, neones verdes atravesando la oscuridad de aquel lugar -mmh vamos a mi casa?-

. . .

~ Sabes perfectamente que me preocupo por ti Horacio~
~ Yo, en este caso... sabes que, bueno que no tengo experiencia en este ámbito, por tanto yo ... eh bueno me gustaría que me esperaras, a- a que yo así de esta manera eh bueno descubra que es este sentimiento~
~ Lo ehh lo estuve pensando Horacio y, y bueno para serte sincero, esto en verdad este sentimiento que tengo por ti es, en este caso es...~

- AHHHH! – un desconcertado Horacio despertaba con un fuerte dolor de cabeza, sudando frio y en una habitación que no era la suya.

Ya no recordaba cuando había sido la última vez que había salido de fiesta a ese tipo de clubes; tampoco, lo mal que se sentía la resaca y aún más lo que significaba despertar entre sabanas ajenas al lado de una mujer de quien no podrías ni adivinar su nombre. La cabeza le retumbaba y en sus oídos un fino e irritante zumbido lo impacientaba más y más con cada segundo que se mantenía sentado a un lado de esa cama buscando con la mirada dónde podría estar su ropa. Sumergido en sus pensamientos, los quejidos de la mujer despertando lo alertaron, de un salto se puso en pie, desnudo dando vueltas por la pequeña habitación solo logro encontrar sus pantalones.

Inmediatamente abrió la puerta, divisando el salón de aquel lugar encontró sus zapatillas y aquella camisa rosa floreada. Se vistió como pudo, se aseguró de tener tanto su billetera como su celular, y sin mirar atrás salió lo más rápido que pudo de allí. Necesitaba una pastilla urgente, llegar a casa y dormir otras 10 horas de ser posible. Pero si volvía a casa aquel que ya tenía por costumbre romperle el corazón seguramente estaría allí, no estaba preparado para verlo, no aún.

Mientras caminaba buscando una farmacia sacó su teléfono revisando entre sus contactos a quién podría llamar para que le deje quedar en su casa hasta tener el valor suficiente de volver a la suya y pedirle finalmente al ruso que busque otro lugar donde quedarse. La mayoría de los agendados están marcados en rojo y su desesperación se acrecentaba, fue llegar a la letra C y ver aquel contacto del sheriff en verde, bien sabía que hace un tiempo había vuelto a la ciudad, y aunque ya hubiesen conversado fugazmente en encuentros fortuitos, no tenía se sentía con el valor o confianza suficiente para hablarle como antes, como antes de que se vaya a NY, como antes de que regresara Viktor.

De no ser porque se le atravesó un perro corriendo, no hubiera tropezado, y por tanto no hubiera marcado llamar a ese contacto... ~¿Destino?~

. . .

- Maldita mudanza de los cojones, macho – la frustración en su voz denotaba lo mucho que le estresaba la situación.

Aunque ya llevaba un mes de regreso al norte de la ciudad, el sheriff adjunto Chris Collins, se mudó a una casa al lado del lago en busca de mayor comodidad y tranquilidad, según sus propias palabras. Ahora que finalmente tenía a su hermano a su lado no sentía esa sensación de vacío y soledad que le hacía buscar parejas en un pasado no muy lejano. Por lo que desde que llegó se había prometido a si mismo enfocarse más en el trabajo que en cualquier otra cosa.

- Chris, me dejas la casa hoy? – le habló a su hermano en lo que llegaba a verlo

- No me puto jodas Jack, otra vez? Y quién es está vez, Marisol, la del Yellow? – Soltó en broma ante el pedido de su hermano – Eres un cabrón solo usas mi casa como tu maldito picadero de los cojones

- Dale, no seas cabrón, solo esta tarde, es que en esta zona nadie nos ve.

- La puta que te parió, pero me cambias las sabanas esta vez, que no quiero dormir en tu cochinero – entre risas, cogió una mochila donde puso ropa extra – Lo que hago por ti, me las cobraré luego, dormiré en la comisaría de Sandy.

Just, Say You'll Haunt MeWhere stories live. Discover now