Prólogo

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❝ ️Mi gato dijo concha. ❞

—¿De dónde chota sacaste a ese gato?, ¿Seguro que tu vieja no se va a enojar?— Preguntó Beomgyu, viendo al minino en la mochila de su amigo.

No, ya fue.— Cerró la mochila con la criatura dentro, subiéndose a su bicicleta para ir de vuelta a su casa luego de una larga tarde en su colegio.

¡Mijo, uno saluda cuando llega a casa, ¿Sabés?!— Gritó la madre del chico, al verlo entrar tan apurado camino a su habitación.

Sí, dale.— Contestó sin darle atención, pues quería llegar a su habitación lo antes posible.

Ya luego de finalmente entrar a su habitación, cerró la puerta con llave y abrió su mochila, dejando salir al animal.

Listo, nadie va a entrar, podés hacer lo que se te antoje. Siempre y cuando no me mées nada ya está.— Susurró acariciándole la cabecita al pequeño.

Posteriormente se quitó la camisa, yendo a su clóset a cambiarse el uniforme del colegio por prendas más cómodas.

Al terminar de vestirse escuchó algo caerse al suelo y quebrarse, un sonido así como de vidrio haciéndose pedazos.

Ese gato conchudo.— Pensó Choi, apurándose a salir del clóset(ese clóset no 🧐) hacia su habitación.

¡Ay, pero la puta madre!— Gritó tan alto que hasta sus vecinos pudieron oírle, viendo a aquél ser sentado en su escritorio.

El silencio invadió la habitación, sólo las miradas del chico vestido de naranja, prendas de terciopelo cubriendo todo su cuerpo en pleno verano y el aterrado jóven, viéndole con tremenda confusión. Si la puerta estaba con seguro y las ventanas cerradas, ¿Cómo habría entrado a la habitación?

Miau.— El desconocido imitó el maullido de un gato de forma tan extraña que sonó exactamente como uno.

¿Cuál Miau, pelotudo?, ¿Quién sos y qué carajo hacés en mi pieza?— Se le acercó a la ofensiva, a lo que el otro individuo encogió los hombros.

¿Por qué te vestís así? Hacen como treinta grados, ¿Flaco, te sentís bien?— Acercó sus manos para tocar la prenda del otro chico y de la nada le arañó, permitiendo a Choi notar lo afiladas que eran sus uñas.

¡LA CONCHA DE TU MADRE!— Se alejó a lo que sobaba su mano, ahora toda arañada por la repentina acción del desconocido.

Concha.— Dijo una palabra, al fin. Y lo único que le salió fue una de las tantas palabras que mencionó Soobin.

¿Qué decís?— Hizo una mueca ante la repentina habla del contrario.

¡SOOBIN, ABRÍME LA PUERTA! ¿TE ESTÁS HACIENDO LA P4JA?— Preguntó una voz femenina, forzando la puerta con seguro. —¡DAME MI VASELINA, NECESITO PEINAR  AL PUPI!— Reclamó la chica mencionado el nombre de su cachorrito, aún golpeando la puerta.

Qué piba rompebola'.— Se quejó Choi. Justo antes de abrir la puerta volteó, dándose cuenta de que tenía a un total desconocido en su dormitorio.

Hasta que me abrís, t- — No pudo seguir hablando la jóven porque su hermano volvió a cerrarle la puerta en su cara.

Vo'. Dale, ¡Escondéte, no me mires así!— Jaló al chico de la mano, llevándole hacia el clóset como si fuese un bebé caminando por primera vez.
¿Y mi gato?— Miró a sus alrededores y volvió a ver al chico frente a él, vestido de aquella forma peculiar, la cual le recordaba al pelaje de ese gato que había llevado a su casa momentos atrás. —No jodas...—Comentó ante las ideas alocadas que se le vinieron a la mente, ¿Ese chico era su gato?
Se quedó viendo al chico, ahora notando lo apuesto que se veía desde aquella corta distancia, olvidando por completo lo que estaba haciendo.

¡PERO ABRÍME, LA PUTA QUE TE PARIÓ!— Gritaba la chica alzando aún más la voz.

¡Ya voy, no me grités así, culiá!— Repentinamente cerró el clóset, saliéndose de sus pensamientos y ahora yendo a abrirle la puerta a su hermana.
Hol...

MI VASELINA.— Le atropelló sin siquiera verle a la cara, buscando lo que mencionó.

¿Tú qué? Yo no la tengo, mamá la agarró dice que para una tarea del Juampi.

¿El hijo de la vecina?— Abrió sus ojos de una forma dramática ante lo que su hermano menor le estaba contando.

Si no, ¿Cuál más?— Le tomó el pelo, no literalmente.

Ahora sí, esa vieja...— Volteó de repente al oír algo golpearse dentro del clóset del jóven.

¿Qué mirás mi cambiador?— Preguntó, viéndose nervioso ante la atracción de su hermana hacia el clóset.

¿Qué tenés ahí?— Camino hacia el lugar mencionado, hasta que...

Mi gato dijo concha.Where stories live. Discover now