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La puerta se abre haciendo un gran estruendo por todo el departamento. Kakucho arrastra sus pasos hasta entrar a la habitación que comparten viendo como duermes plácidamente, cubierto solo con una delicada manta, sin siquiera inmutarte por el estruendo. Una sonrisita adorna su adormecido rostro, dando pasos perezosos se sienta en la base de la cama teniendo una perfecta vista de tu cuerpo relajado, vestido con una de sus camisas; revisa cada parte de tu piel tanto descubierta como cubierta.
“Te ves tan angelical...”
Murmulla gateando hasta quedar entre tus piernas. Sus manos a cada lado de tu cadera, se mueven delineando tus muslos mientras acerca su rostro a tu entrepierna cubierta por la manta.
“¿Tus gemidos sonarán igual de angelicales?”
Sonríe con descaro acariciando tu miembro con sus labios, dejando pequeños besos. Suspiros inconscientes salen de tu garganta al sentir esta plácida y electrizante sensación confirmando la pregunta de Kakucho.
Después de unos minutos dándole mimos a tu entrepierna, ahora ya dura, comienza a deslizar sus manos hasta la liga de tu boxer bajándolo observando tu erección que hace relieve en la manta.
Mete la cabeza en dirección a tu miembro cubriendo la mitad de su cuerpo con la tela.
Con una sonrisita, agarra la base de tu pene y comienza a meterlo en su boca saboreando tu punta y jugando con ella con su lengua.
De manera brusca tus ojos se abren buscando la fuente de tu excitación encontrando un gran bulto envuelto en la sábana. Tus manos temblorosas jalan la tela encontrando a Kakucho muy entretenido allá abajo, lamiendo y chupando sin control tu longitud.
Te muerdes el labio controlando una jadeante risita al verlo. Levanta su mirada encontrando tus ojos resplandecientes.
“Buenas noches mi lindo angel”
Balbucea e inmediatamente vuelve a meter tu miembro en su cavidad húmeda.
“Joder Kakucho...”
Sientes como te va apretando mientras más al fondo se lo mete poniendo tu vista nublosa al igual que tus pensamientos.
Tu mano se aferra a su cabello jalando de este produciendo el bufido de tu chico consiguiente con la presión de sus labios alrededor de tu pene haciéndote estremecer, jalando con más fuerza de su cabello.
Chupa vorazmente dejando tu glande rojizo para de nuevo volver a chuparla sin compasión. Sus ojos chocan con los tuyos dedicándote una mirada lujuriosa dando a notar con orgullo como se come tu miembro.
Meneas tus caderas profundizando aquel placer inimaginable que cubre tu cuerpo y mente haciendo convulsión inmediata no pudiendo ni siquiera avisarlo, solo desprender todo lo que tienes dentro y llenar su boca con tu fluido cálido el cual ves chorrear por las comisuras de su boca.
“Soy adicto a tu sabor”
Habla con lentitud, limpiando tu esperma con la manga de su camisa. Se coloca en una posición donde está sentado entre tus piernas, observando cómo tus mejillas se ponen rojas por sus palabras.
Te jala del tobillo colocando esa pierna encima de su hombro tomando en su mano tu pene y empezar a masturbarlo con delicadeza dejándote sin aire mientras encorvas la espalda.
Besa tu pantorrilla aumentando la velocidad en la que mueve su muñeca, succiona tu caliente piel dejando una gran marca guinda sacándote un leve grito al balancear ese dolor con el placer inmenso que proporciona; retorciendo tu cuerpo a plena vista del chico el cual sonrie viendo como te tiene como quiere.
“Vamos, correte para mí”
Tragas saliva al escuchar como su voz se vuelve más grave empujándote al inminente clímax. Aprieta tu pierna dejando caer un hilo de saliva encima de tu pene y seguir masturbándote con una precisión exquisita.
Rodea con la palma de su mano tu glande palpitante para bajar y subir nuevamente, repite ese proceso hasta tú ya no aguantar más y dejar salir por segunda vez tu semen acompañado del nombre de Kakucho en un gemido ronco.
“Ah~ cariño”
Susurra viendo su mano llena de tu líquido blanquecino.
Tratas de hablar pero es inútil, lo único que sale son balbuceos agradeciendo por tan espléndido momento.
Kakucho después de limpiar su mano cae a tu lado jalando de tu cintura apegándote a su cuerpo y cayendo dormido acurrucado en tu cuello.
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