Capítulo 1

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Cuando Juliet creyó que su vida no podía complicarse más, la vida nuevamente le demostró lo equivocada que podía estar. Cada año era una aventura nueva, o como ella solía llamarlo, una forma de morir nueva. Ser una Gryffindor no siempre es fácil, siempre se espera mucho de un miembro de esa Casa y no porque las otras no sean importantes, sino porque grandes personajes en la historia habían pasado por esa misma casa así que simplemente se esperaba que todos ahí lograrán grandes cosas.

Pero aún más importante y la principal razón del por qué siempre estaba metida en problemas, era sencillamente, Harry Potter. Cuando lo saludo por primera vez en primer año nunca imagino lo que le esperaba más adelante.

Pero así era la vida en Hogwarts; posiones, encantamientos, magia, misterios...

— ¡Juliet!

Ah, y cierto chico de cabello rubio con un ego tan grande como la fortuna de su familia. La principal y nueva causa de sus dolores de cabeza y múltiples cuestionamientos internos.

Era muy joven aún, con apenas dieciséis años su vida se resumía en el colegio, sus amigos y su hogar. Era una novata en asuntos del corazón y el hecho de que la voz de Draco Malfoy la hiciera temblar le daba terror por todo lo que esto implicaba.

Sin embargo, era bastante buena ocultándoselo al Slytherin.

— ¡Juliet! —la volvió a llamar, su voz sonaba cada vez más cerca.

La chica no pudo evitar rodar los ojos, no solo por lo que le causaba su presencia, sino porque de verdad no estaban en los mejores términos ahora.

— ¿Qué quieres, Malfoy? —se detuvo de forma tan precipitada que el chico tuvo que frenarse con rapidez si no quería que ambos terminarán en el suelo.

— ¿De verdad vas a seguir enojada conmigo? —le cuestionó.

Juliet alzo una ceja y cruzo los brazos.

— ¿Qué esperabas, una felicitación por tu trabajo? —ironizó cortante— Draco, nos delataste con Umbridge, ¿Sabes los problemas que eso me trajo?

— Técnicamente no fui yo. —trató de defenderse, ignorando la mirada molesta de la joven.

— Si bueno, lo hecho, hecho está. Tengo que irme.

Pero Draco volvió a apresurar el paso y se detuvo frente a ella impidiéndole avanzar aún más. Nadie hasta ahora lograba comprender el tipo de relación que estos dos tenían, eran Casas rivales, Draco odiaba a sus amigos y Juliet consideraba a los de él unos cretinos, además del pequeño pero gran detalle de la insistencia con la que el gran Draco Malfoy buscaba la atención de la chica, siendo la única Gryffindor que se salvaba de sus burlas. Y eso más de una vez le había traído problemas a Juliet, más específicamente con Harry y Ron, principales rivales del rubio.

— Si quieres evitar problemas, yo te aconsejaría que dejes de seguir a Potter en todo lo que se le ocurre. Si el quiere que lo maten, bien, tú no tienes porque seguirlo.

—Ah, ahora también me vas a decir lo que tengo que hacer.

Draco rodó los ojos ya frustrado.

— Me preocupo por ti, ¿De acuerdo? —su confesión sonó tan desesperada que tuvo que aclararse la garganta antes de volver a pronunciar otra palabra— Eres la única Gryffindor que me agrada.

Juliet no podía hacer nada cuando él se ponía en modo serio. Además no podía negar que estaba en lo cierto, cada vez que algún peligro se presentaba y se formaba un plan ella era la primera en ofrecerse a ayudar como sea.

Tomo aire dejandolo salir al resignarse y estiró su mano ofreciendosela. Draco frunció el seño y la miro confundido.

— ¿Qué?

— Significa una tregua, tonto. Te perdono.

El chico estrecho su mano con la de ella. Una sensación electrizante recorrió sus cuerpos en el momento en que sus manos apenas se rozaron, por lo que cortaron el contacto casi al instante. Con una voz nerviosa y queriendo ignorar lo que había sentido, Draco se atrevió a preguntar.

— ¿Me extrañarás en estas vacaciones? —usando su característico tono arrogante.

Juliet soltó una corta risa.

— Ya quisieras, Malfoy.

Y pasando a su lado descartando la idea de una despedida formal, siguió su camino. Draco la observó mientras se alejaba, pasó una mano por su cabello y soltó en voz alta:

— Claro que lo hará. —la observó por última vez con una sonrisa y volvió a su camino de antes. Seguramente Crabbe y Goyle seguían esperando por él.

•••

Un detalle que Juliet a veces solía olvidar, es que tenía dos mejores amigos que eran bastante curiosos y que por alguna razón les gustaba estar más que al pendiente de su vida, y últimamente más que nada de la sentimental. En más de una ocasión la habían descubierto hablando de lo más normal con Draco Malfoy en lugares apartados, como escondidos, y era lógico, no era muy normal que entre Gryffindor y Slytherin existiera una buena convivencia. Pero los gemelos eran astutos e inteligentes, y si su intuición y sus ojos no les fallaban, aquí podía haber algo más que una simple amistad.

— ¡Pequeña Juliet! —exclamaron al unisono, haciendo que la chica pegará un brinco del susto.

Cada uno se colocó a un lado de ella y con toda la confianza del mundo pasaron sus largos brazos por sus hombros pequeños.

— ¿Con quién estabas, eh? —pregunto George, aún cuando sabían muy bien la respuesta. Habían tenido su perfecta visión como testigo.

— ¿Qué estabas haciendo, traviesa? —siguió Fred, lanzandole una sonrisa atrevida.

Juliet rodó los ojos por segunda vez en el día.

— Sólo me despedía.

— ¡Oh sí! ¡De Malfoy! —lo dijeron tan alto que incluso unas chicas Ravenclaw que iban pasando los miraron mal.

Juliet se encogió con vergüenza y deseo tener uno de sus pesados libros para cubrir sus mejillas sonrojadas.

—¡Cierren la boca! ¿O es que quieren que todos se enteren?

— Tranquila, Jules. Tu secreto está a salvó con nosotros. —le aseguro Fred.

— ¡Si! Nadie sabrá que estás enamorada de Malfoy.

Ambos gemelos se soltaron en carcajadas y Juliet no tuvo otro remedio más que usar sus manos para cubrir su rostro sin atreverse a negarlo.

𝐁𝐫𝐢𝐧𝐠 𝐦𝐞 𝐭𝐨 𝐥𝐢𝐟𝐞Where stories live. Discover now