Dia 2: Nanda Parbat.

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Vivir en un antiguo y enorme castillo tenía sus grandes desventajas. Para empezar, la tradicional decoración del interior no servía de mucho a la hora de protegerlos de las frecuentes nevadas. La locación de la majestuosa construcción tampoco dejaba mucho que desear, tan aislada del mundo moderno que a veces era imposible conseguir simplicidades de la vida, y ni hablar de lo difícil que era no perderse en la inmensidad de metros cuadrados que el lugar tenía por ofrecer.

Damian Wayne Al Ghul debía lidiar con aquellas banalidades en su vida diaria desde que obtuvo el 'privilegio' de gobernar las extensas tierras de Nanda Parbat. Tras la muerte de su abuelo y madre, Damian abandonó su vida de vigilante para retomar el puesto para el cual fue concebido: Ser Ra's Al Ghul.

Tomar las riendas de la Liga de Asesinos no fue una decisión personal, sino una elegida por el bienestar de la humanidad. Damian gobernaba bajo sus propios ideales; Justicia, no venganza.

Sin embargo, ni las incomodidades del castillo, sus nuevos ideales de justicia o sus obligaciones de Ra's Al Ghul importaban ahora cuando su mente se encontraba extremadamente enfocada en un asunto especial.

Sus pasos resonaron fuerte contra la madera conforme su capa verde y dorada volaba detrás de él. Los asesinos le abrían el paso sin atreverse a interrumpir su camino; Ra's Al Ghul se encontraba en un acechó, en una búsqueda y una casería.

Con tanto poder sobre sus hombros, a Damian le parecía increíble que fuera incapaz de encontrar lo que necesitaba en estos momentos. Se había ausentado de su nuevo hogar por casi tres meses, y ahora él tenía una cuestión que cumplir tras su llegada en prioridad.

Urgentemente.

El problema era que su urgencia no aparecía por ningún lugar.

Damian nunca pausó su andar, ni siquiera cuando sintió una sombra alcanzando su paso. Él empuñó su mano al reconocer a uno de los mensajeros de la Liga corriendo silenciosamente tras de él.

"Ra's Al Ghul, su regreso ha sido anticipado por semanas, Bienvenido." El hombre habló fuerte y con respeto mientras ágilmente atrapaba los rudos pasos de su líder. "El nuevo Batman ha tratado de contactarlo durante su ausencia."

Bufó bajo su aliento, lo último que le podía pasar era que su misión personal fuera interrumpida por Terry McGinnis, ese pobre remplazo de su padre.

"¿Mencionó los detalles de su llamada?."

"No."

"Entonces no es urgente." Damian se detuvo a recorrer una puerta que se cruzó en su trayecto. Frunció el ceño al detectar la habitación vacía. Cerró la puerta, esta vez con un poco de fuerza, evidentemente irritado.

"Pero..."

"Diré esto una sola vez." Desde que se topó con el asesino, esta era la primera vez que le daba la cara, y, aunque sus asesinos estaban entrenados para no mostrar ninguna emoción, Damian fácilmente detectó la tensión del hombre bajo su fría mirada. "No me hagan perder el tiempo a menos que sea cuestión de vida o muerte, ¿Entienden?."

"Entendido, Ra's Al Ghul."

"Regresa a tus tareas." Damian abandonó al asesino, quién en una reverencia esperaba que él se perdiera de su vista para marcharse también. Esta actitud no le agradaba del todo al moreno, sin embargo, esta vez agradecía la lealtad de sus hombres, porque solo así tuvo tiempo de hacerle una pregunta más antes de continuar con su búsqueda. "¿En donde está ella?."

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La desesperación del gran Ra's aumentaba con el pasar de las horas. Sí, el castillo era inmenso, pero era imposible que en todo este tiempo él aun no encontrara lo que buscaba. Fue a la arena de entrenamiento, al salón principal, su oficina, su habitación y nada...es como sí ella se hubiera desvanecido en el aire.

The Demon Who Tamed HimWhere stories live. Discover now