El brillante sol sobre sus cabezas, señalaba que habían transcurrido un par de horas desde su salida de Magdalena; la ciudad que en muchas otras ocasiones fungió como hogar, ahora no era otra cosa que polvo, cenizas y destrucción. Con normalidad, los piratas acechaban ciudades y puertos provocando caos, pero por alguna razón, Magdalena siempre había sido respetada. Podría deberse a Manzanilla: la playa que les pertenecía por completo y que albergaba la oscuridad de aquellas almas destrozadas, o podría ser la fortaleza del puerto de la ciudad, uno incorruptible que beneficiaba a los comerciantes de la localidad. Incluso podría ser causa de la cuantiosa cuota que los capitanes de bandera negra pagaban para obtener la protección y discreción de la policía local. Cualquiera que fuera el caso, esos beneficios ya estaban agotados por completo para ellos. Tanto el puerto de Magdalena, como la playa de Manzanilla, tendrían que ser olvidadas por algunos años.
Camino a mar adentro, consiguieron percatarse del humo y fuego que provenía desde Manzanilla, sin duda, se sorprendieron cuando notaron la presencia de naves de bandera negra rodeando la playa. Los barcos de la marina fueron derrocados y el territorio de la gitana vivió su propia batalla esa misma noche. Era ese el motivo por el que la guardia costera nunca pudo acudir a su llamado en defensa de Magdalena.
Después de haber navegado por un día entero, los navíos decidieron detenerse con el sol matutino, el propósito era tener una reunión entre capitanes, ya que, habría nuevas decisiones y cursos para trazar. Manuel arribó primero al JJ, seguido del resto de los capitanes. Sorpresivamente para algunos, Alejandro se encontraba en el JJ acompañando de Julia y Bartolomeo, desde la perspectiva de Barboza, era la primera vez que miraba a Alejandro como a un igual, el joven de cabellos rubios estaba entre ellos bajo las mismas condiciones que el resto de los piratas.
Los capitanes de tripulación pirata, acordaron compartir hombres, alimentos, agua y medicamentos que les ayudara con la travesía que tenían frente a ellos, puesto que no podrían tocar puertos cercanos en busca de abastecimiento. Por otro lado, lo mejor para todos sería tomar caminos separados, tocar puertos lejanos y mantenerse al margen de grandes saqueos. Era casi seguro que la guardia costera no se quedaría cruzada de brazos después de la burla que les hicieron pasar.
Julia y Bartolomeo decidieron regresar a la isla del coco, después de todo, ese era el hogar de Julia, ambos capitanes aceptaron la insignia de proteger la isla para mantenerla como refugio, no era un secreto para todos, las probabilidades de ser atacados por la guardia costera serían grandes.
En cambio, Manuel Barboza habló sobre su desición de llegar a un puerto a fin de establecerse por algunos meses, él quería recuperar fuerzas, tomarse un respiro y honrar el recuerdo del capitán Montaño. Como buen pirata desconfiado, prefirió no dar muchos detalles de su nuevo camino, puesto que no quería sufrir una emboscada en dicho tiempo. El resto de los capitanes lo miraron sorprendidos, ya que, evidentemente, Barboza estaba tomando esa decisión, contemplando las ideas de su nueva esposa, esas que todos parecían desaprobar.
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Soy tu castigo
Historical Fiction¡Historia ganadora de un watty 2022! Elena es hija del capitán de un barco pirata. Su vida se resume a seguir las órdenes de su padre, acompañándolo en todo momento mientras él ejerce su labor como capitán de bandera negra. La vida de Elena cambia...