IN GOOD AND BAD TIMES

4.8K 337 26
                                    

Capítulo V


|EN LAS BUENAS Y LAS MALAS|


-      ¡Las manos donde las podamos ver! – grito uno de los Aurores que nos apuntaban desde la puerta del baño.

Severus obedeció lo exigido por el hombre, pero aún me mantenía segura detrás de él, ¿Miedo?, claro que tenía miedo.

-      ¡Usted también señora! – exigió otro, así que obedeciendo o por acto de reflejo también levante mis manos – Aseguren sus varitas – pidió de nuevo el hombre.

-      ¡Solo encontramos una! – grito un segundo hombre.

-      ¿Dónde está la otra? – pregunto.

-      No hay otra – les dije yo.

Más nunca espere lo que sucedido después, ante mis ojos él Auror apunto a mi esposo, que enseguida cayo retorciéndose del dolor por la maldición Cruciatus.

-      ¡Espera! – le grite pidiendo que pare, más sin embargo ellos solo reían al ver a mi esposo.

-      ¡Allí tiene una probadita de lo que él hacia! – se burlaba otro.

-      ¡Por favor, déjenle en paz! – les rogaba intentando acercarme a Severus.

-      ¡Sosténganla! – grito otro de ellos, haciendo que dos mastodontes me tomaran de los brazos cada uno respectivamente.

-      ¡Déjenla! – les exigió mi esposo poniéndose de pie aun a pesar de su dolor.

-      ¡Por favor, déjale ¡- rogué una vez más entre lágrimas, haciendo que él hombre que torturaba a mi esposo enfocara en mí su mirada.

-      Llévensela – exigió el hombre que hasta el momento había dado todas las ordenes.

-      ¡Suéltenme! – volvía a gritar mientras me retorcía, tratando de soltarme del agarre de los dos idiotas.

...

Los idiotas me sentaron en la mesa del comedor, ambos hombres solo me observaban por lo que tome ambos extremos de la bata del camisón que traía puesta, ante mi acción ambos hombres rieron, lo que hizo que me incomodara más de lo que estaba, pues desde aquí escuchaba las burlas de los demás hombres hacia mi esposo y los comentarios obscenos que hacían sobre mí para hacerle molestar.

Después de lo que fueron casi 10 minutos todos bajaron custodiando a mi esposo, que venía vestido con el pijama únicamente, así como yo estaba, él solo me vio y yo le sonreí para que supiera que estaba bien, pararon frente a nosotros, el hombre se acercó en mi dirección, lo que hizo que yo me recorriera hacia atrás aun cuando los hombres de antes me impedían el paso.

-      Pero mira nomas, que hermosa mujer tienes Severus – decía el hombre mientras que con su varita delineaba mi rostro – Es una lástima que no la vuelvas a ver, pues una vez que te pongamos en Askaban no la volverás a tener – decía mientras que su varita bajaba hasta el comienzo de mi camisón.

-      No la toques – ordeno mi esposo, ante mi mirada suplicante.

-      ¿Qué harás al respecto?, ¿Me atacaras o asesinaras?, de la misma forma que hiciste con otros – se burlaba él, que seguía tocándome con la punta de su varita, me estaba conteniendo de lanzarle un maleficio, él no sabía de lo que era capaz y por qué solo encontró una varita y no dos, más sin embargo no quería agravar la situación.

-      Señor Cook – advirtió un joven que hasta el momento no había hecho nada – Está retrasando las aprensiones, recuerde que hay Mortifagos que cedieron a la fuga.

MI MUJER - SEVERUS SNAPEWhere stories live. Discover now