HOW FAR CAN A LADY'S MODESTY GO?

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Capítulo XXII


|¿HASTA DÓNDE PUEDE LLEGAR LA MODESTIA DE UNA DAMA?|


Las vacaciones terminaron y con ellas nuestra vuelta a Londres, sin duda había sido un buen viaje sobre todo por el tiempo que Severus y yo pudimos disfrutar solos, ya que mi suegra acaparaba a los pequeños la mayor parte del tiempo, cosa que agradecía, si bien yo soy su madre, pero también necesitaba tiempo para mí y mi esposo, tiempo que con los niños era muy escaso.

El nuevo año escolar dio inicio, por lo que se me fue asignada el aula donde impartiría clases, decir que estaba emocionada era poco, pues estuve pensando como decorarla según mis necesidades, además de que tendría que ir de compras para decorarlo; toda la noche no pude dormir de solo pensar como serian mis alumnos y como me desempeñaría yo en mi nuevo papel, estaba tan ansiosa que Severus me mando a dormir al sillón, pues según el muy maldito, no le dejaba dormir.

Aunque lo que más me gusto fue que en el desayuno el Santa Claus, me presentara como la nueva maestra y que todos aplaudieran, sinceramente me encanta ser el centro de atención, amo que todos me ven y vean lo que hago, eh incluso que me alaguen para llenarme el orgullo, pueden llamarme narcisista, pero vivir con Severus tenía que dejar algo en mí y eso fue su narcicismo.

- ¿Cómo estuvo tu primera clase? - pregunto mi esposo llegando al gran comedor para tomar el almuerzo.

- Fatal, tus niños son muy revoltosos - me queje, pues los Slytherin no eran para anda fáciles de tratar, mucho menos cuando compartían clase con los Gryffindor.

- Pero si ninguno de los tres es inquieto, saben comportarse - dijo viendo a los pequeños que estaban jugando con sus sonajas mientras yo comía.

- No los nuestros - me reí - Los Slytherin son muy difíciles de tratar.

- Nadie dijo que este trabajo fuera fácil - comento, mientras comenzaba a servirse de comer - Me siento raro comiendo como un estudiante nuevamente - dijo, pues con los niños a mi lado no podía sentarme en el comedor de maestros por el espacio, por lo que simplemente tome un lugar en la mesa de los alumnos y Severus se sentó con nosotros.

- Ve y come con los maestros - dije tomando su mano para que no siguiera sirviéndose comida en el plato, él solo negó - En serio, cariño no queremos que todo Hogwarts piense que su temible profesor Snape se hablando con la llegada de sus hijos - me burle un poco.

- Los veo en la habitación más tarde - se despidió para tomar su lugar en la mesa de profesores, si bien en ocasiones mi esposo actuaba como un padre y esposo normal, no debemos olvidar que él no es un esposo y padre normal, porque él es Severus Snape y ese nombre tenía demasiado peso encima.

El tiempo fue pasando de forma amena, disfrutaba mucho el tiempo que compartía con mis hombres, sobre todo disfrutaba cocinarles, aunque el único que comía era mi esposo. Los fines de semana que no teníamos que hacer guardia los pasábamos con los Malfoy, donde Draco enseñaba a los niños a hablar, aunque siempre terminaba frustrado porque no lo conseguía, aunque festejo mucho cuando logro mantener de pie a mi pequeño dos, por unos segundos; sin duda a mi pequeño ahijado le hacía falta un hermanito.

Ahora me encontraba descansando recostada en la cama con mi pequeño, uno jugando con mi cabello, mientras que mi esposo jugaba con dos y tres en la alfombra de la habitación en un intento de cansarlos pues en poco tendríamos que dormir y los pequeños aún tenían suficiente pila, pero nosotros no, diría mi madre estos son gajes del oficio.

- Me estoy muriendo de sueño - se quejó mi esposo, solo me reí acariciando la cabeza de mi pequeño que se estaba completamente dormido - ¿Cómo es posible que tú ya lo hayas dormido si yo empecé primero? - cuestiono al verme dejarlo en su cuna.

MI MUJER - SEVERUS SNAPEWo Geschichten leben. Entdecke jetzt