ALTURA ▪︎ PAU TORRES

Problemas En El Paraíso

14 de junio del 2021

-¿Esa cara se debe a algo?-le preguntó Joan en cuanto vio a Esmeralda con las manos en la cabeza.

La chica negó con la cabeza y resopló. Vladislava tenía razón, todo iba a estallar, pero Esmeralda jamás pensó que sería tan pronto. Tenía muchos proyectos de futuro y quería llevarlos a cabo. No dejaba de pensar en el rubio de ojos azules. Pau se instaló en su cabeza demasiado rápido. No dejaba de pensarle.

-¿Sigue en pie?-preguntó Joan sacándose la camiseta-. Lo del partido digo-aclaró el chico al ver la cara de desconcierto de su amiga.

-Si, si, no te preocupes que esto se me pasa rápido. Solo me duele la cabeza-mintió la pelinegra para deshacerse de Joan.

Le apetecía estar sola. No quería ver a nadie en esos momentos. Esmeralda era una chica muy reservada a la que no le gustaba hablar de sus sentimientos. Durante toda su vida tuvo que ser fuerte, ser débil no entraba en sus planes. En muchísimas ocasiones fue catalogada de chica fría, borde y calculadora. Ella era así y no pretendía cambiar.

Miró el móvil ansiosa, pero nadie daba señales de vida. Acababa de recibir la peor noticia que le podían dar en ese momento. Le habían concedido a Jorge, su novio, el régimen de visitas y este había pedido un vis a vis con ella. Jorge era consciente de que su chica estaba en Madrid y no quería desperdiciar la oportunidad de verla. Había pasado ya un año y tres meses desde su entrada en prisión.

Esmeralda descolgó el móvil en cuanto sonó. Su corazón latía muy fuerte. No estaba preparada para hablar con Jorge. Culpable era la palabra. Se besó con Pau y sintió que su sitio estaba al lado del castellonense mientras seguía con Jorge.

-Hola-dijo al fin-. ¿Hola?-preguntó al no obtener respuesta.

Esmeralda se desesperó. Se llevó la mano a la cabeza y resopló varias veces. Jorge tenía personas fuera que le llevaban los chanchullos mientras el permanecía en prisión. Esmeralda tenía miedo de que le hubiese puesto un espía o algo por el estilo. Viniendo de Jorge, no le extrañaba.

-Mi piedra preciosa-escuchó al otro lado del teléfono.

La de los ojos verdes respiró aliviada y sonrió. Escuchar aquella voz fue música para sus oídos. Anheló tanto esa voz rasgada y seductora que tan solo con oírla perdía los vientos por ella. Jorge tenía una voz rota y grave que hacía que se te cayesen las bragas solo de escucharla.

-Te echo de menos-dijo Esmeralda desesperada.

-Acepta el vis a vis y ven a verme preciosa-suplicó el chico-. Ya ni me acuerdo de tu precioso rostro monito. Eres la visión borrosa que no quiero olvidar.

-Te quiero Jorge, te quiero muchísimo y en nada me tienes allí contigo-dijo la pelinegra esperanzada.

-Te amo más que a mi vida monito-respondió su chico.

Esmeralda dejó el móvil en la mesa de su camerino y suspiró limpiándose las lágrimas. Con Jorge siempre caía. Lo conoció en una carrera de motos ilegal. En cuanto vio al chico tatuado supo que sería el inicio de su locura. Por culpa de Jorge se adentró en los suburbios más oscuros de la vida. Se complicó la vida a su lado hasta a llegar a ponerla en peligro por culpa de unas cuentas pendientes. Jorge era todo lo malo que ella buscaba en su vida. Esmeralda no quería un chico que perdiera los vientos por ella. Siempre tuvo claro que su primer amor sería de pelicula. Una película donde los protagonistas estaban destinados a perder. Ella enamorándose del malo y adentrándose en su mundo oscuro.

Se retiró las lágrimas de la cara y se retocó el maquillaje. Se miró detenidamente al espejo y sonrió satisfecha por su aspecto. Estaba radiante y dispuesta a comerse el mundo. Salió a la calle y allí vio a sus amigos esperándola. Fue entonces cuando su mundo se desmoronó en pedazos. Iban a ver el primer partido de España en la Eurocopa y se sentía culpable. Estaba jugando a dos bandas. Jorge era locura y estabilidad. Pau era frescura y serenidad. Quería adentrarse en Pau y conocerlo y acabar siendo todo lo que siempre soñó. Jorge era pasado y sabía que solo le podía causar problemas, pero estaba demasiado atada a él.