XII. Verdad o Mentira

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Cada una de mis extremidades hormigueaba y parecían exigirme que por favor me tendiera sobre el suelo de una maldita vez

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Cada una de mis extremidades hormigueaba y parecían exigirme que por favor me tendiera sobre el suelo de una maldita vez.

Me sentía aturdido.

Las manos me temblaban y a pesar de no poder verme a mi mismo en este momento estoy cien por ciento seguro de que mi rostro ha de encontrarse casi tan blanco como una hoja de papel.

Cerré los ojos fuertemente mientras intentaba tragar el gusto a vomito que se me había quedado impregnado en toda la boca.

El pelirrojo se encontraba taladrándome con la mirada como esperando a que confirmara la suposición que él mismo había formado dentro de su cabeza, cuando no había necesidad alguna de que yo agregara algo más a lo anteriormente dicho. Él mismo había presenciado lo ocurrido dentro de aquella habitación. Había visto cada mínimo detalle sobre aquel día y estoy completamente seguro de que de ser posible habría continuado con su trabajo, indagando por más.

¿Qué esperaba que le dijera?

Elevé mi torso hacia atrás intentando erguirme en mi sitio, terminando por quedar de rodillas sobre el suelo y llevé desesperadamente las manos hacia mis mejillas intentando frenar de alguna manera las lágrimas que caían sobre éstas, pero me era físicamente imposible hacerlo.

Los sentía sobre mí.

Sentía su tacto en mi cuerpo y la pesadez con la que se oían sus palabras.

Una nueva arcada subió por mi garganta sin que pudiera evitarlo, obligándome a llevar mi torso hacia el suelo nuevamente en caso de que el recuerdo de su violencia me hiciera vomitar una vez más.

Apoyé la frente sobre mis brazos que descansaban sin fuerzas delante de mí, esperando que de esa manera mi cuerpo dejara de temblar ante el mas mínimo soplo de aire.

Me sentía asqueado con todo.

—TaeHyung — la voz del pelinegro se escuchó del otro lado de la puerta —, abre de una maldita vez.

Despegué la mirada del suelo lentamente, encontrándome al instante con los orbes del pelirrojo que parecían no querer quitarme la vista de encima.

No lo había notado antes pero un fino rastro de lágrimas decoraba su rostro y se perdía entre sus labios dándole un aspecto totalmente devastador. Su pecho subía y bajaba frenéticamente como si su corazón estuviera a mil por hora y el aire no fuera capaz de seguirle el ritmo. Luego de conectar miradas conmigo, abrió la boca como si buscara alguna palabra que pudiera tranquilizarnos a ambos, pero la verdad es que nada de lo que él pudiera llegar a decir lograría borrar la desesperación que nuestros ojos parecían cargar consigo.

Más golpes volvieron a escucharse del otro lado, seguido de un grito de advertencia hacia el pelirrojo que le exigía abrir la puerta en ese mismo instante.

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⏰ Última actualización: Aug 23 ⏰

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