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T/N LAURENS.



Abro los ojos encontrándome con la tranquilidad del campo, el viento corre lentamente por mi cara haciendo que suspiré, ya por fin el sol está saliendo lentamente dándome a entender que ya pronto todos despertarán en Cordialidad y si no me apresuró mi padre no me vera en mi cama y me matará.

No tan literal ya que es de Cordialidad.

Con pesadez me levanto sintiendo de nuevo el pasto en mis pies descalzos, me sacudo un poco la tierra que se me ha subido a mi ropa holgada y con cansancio camino de nuevo por el campo solitario hacía Cordialidad, se supone que no debería estar tan cerca de la muralla, pero normalmente a estas horas los de Osadía están haciéndo cambio de turno dejando un tiempo sola la muralla sin vigilancia.

Al llegar al campo de Cordialidad puedo ver cómo ya hay algunos caminando tranquilamente con una sonrisa, algunos me saludan amablemente a lo que forzosamente les correspondi el saludó, corro al estar cerca de casa y justo cuando pienso abrir la puerta de la cabaña el rostro algo serio de mi padre me recibe.

—T/n... ¿De nuevo fuera de Cordialidad?—Me pregunta cruzándose de brazos y me encogí de hombros viendo mi pies llenos de tierra.

—Solo quería bajar los nervios. — Él soltó el aire y me tomo por los hombros adentrándome a la casa, lo miro de reojo y el me tiende una sonrisa tranquila.

—Todo estará bien, se qué ha sido duro, pero, ya verás que a partir de ahora todo cambiará, para bien. —Me hablo con ese tono de voz tan tranquilo y pacífico, clásico de cordialidad, él si que nació para estar aquí.

Me separo de él para sentarme en el pequeño sofá y lo miro con una sonrisa de boca cerrada.

—Gracias papá. — Él me observa unos minutos pero me sonríe asintiendo, está apunto de ir se a nuestra pequeña cocina cuando se de tiene y se voltea para ver me.

—Solo quiero que sepas... —Lo miro y él me sonríe triste. —Que estaré de acuerdo con tu decisión, ¿Sí?

Muerdo mi labio y miro el suelo nerviosa, hasta él está seguro que no me quedaré en Cordialidad...

—Okay. —Me limitó a decir dándole una sonrisa rápida y me levanto yendo a mi habitación.

Al estar de nuevo sola me tiró en la cama con pesadez, esto es difícil, enserio espero y cruzo los dedos para que la prueba me diga que facción escoger por qué mi mente está tan llena de indecisión, quiero quedarme en Cordialidad por qué después de todo mi única familia está aquí, pero también se que no aguanto más ser alguien falsa todo el tiempo, con la obligación de dar la cara de buena niña y de felicidad y alegría.

Sé que soy inteligente, por lo tanto muchas veces había pensado que pertenecía a Erudición, siempre me llamo la atención saber más y conocer un poco de todo, pero aún así no estoy decidida.

Luego está Osadía, he admirado la actitud y energía de los osados, siempre tan enérgicos, no les importa nada y pareciera que cada día lo viven como si fuera el último, simplemente son increíbles, aunque hay que admitir que están algo locos, pero ya muchas veces me han dicho que estoy loca, así que tal vez sí tengo algo que ver con ellos.

Ser sincera como un veraz nunca fue mi fuerte, en Cordialidad prácticamente nos han enseñado a mentir para mantener la paz, aunque no estés de acuerdo o sea algo injusto, así que vivo con la mentira en la boca, dudo mucho que aguanté en esa facción.

𝗥𝗘𝗗. | 𝗗𝗶𝘃𝗲𝗿𝗴𝗲𝗻𝘁𝗲.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora