Obsessed | Larry Stylinson. [TERMINADA]

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Louis despertó con una leve capa de sudor por todo su cuerpo, jadeó de dolor y tuvo que llevar su mano derecha a su abdomen, su pancita ya un poco levantada estaba doliendole demasiado. Decidió levantarse al baño, tal vez era un simple dolor de estómago. Se quitó las sábanas en medio de la oscuridad y se levantó, sintió como si de su entrepierna hubiera caído un balde de agua tibia y su corazón dejó de latir por un instante. Quiso llamar a Harry pero su voz no salía, alcanzó la lámpara de su mesa de noche y la encendió, sus ojos se llenaron de lágrimas en cuanto pudo observar el charco rojo donde había estado durmiendo, miró hacia abajo y sus pantalones de pijama estaban igual de manchados y arruinados. Gritó ahogado y el rizado se levantó asustado, al ver el desastre a su lado, se levantó de inmediato de la cama.

"Lou, lou." Llamó con desespero. "¿Qué pasó?"

Louis sollozó con dolor y se abrazó al pecho de Harry mientras se dejaba caer al suelo.

"Harry." Lamentó en llanto.

"Hay que ir al hospital, amor. Vamos."

El castaño no podía dejar de llorar, su mejilla contra la almohada fría del hospital, la tela empapada por sus lágrimas, Harry lo acompañaba a su lado, con los ojos inyectados en sangre, intentando ser fuerte por los dos.

"Vas a estar bien, lindo, ¿está bien?" Susurró el rizado.

Una enfermera llegó y revisó la droga por sonda de Louis en silencio, inyectó más del líquido transparente y Louis se calmó milagrosamente. Minutos más tarde, entró un doctor con expresión neutra.

"Buenas noches, mi nombre es Patrick." Saludó, sólo Harry lo miró y le dio un asentimiento. "Tenemos que llevar a Louis a la sala de cirugías para hacerle el respectivo lavado."

Louis posó su mirada en un punto fijo, sin poner mucha atención a lo que decían a su lado.

"No puede quedarse demasiado tiempo con el bebé adentro." Avisó el médico. "Vendremos por él en unos minutos."

Harry asintió nuevamente y alcanzó la mano de su novio. La besó y buscó sus ojos azules sin expresión.

"No tardarán, y nos iremos a casa a descansar. Todo estará bien." Prometió.

Para cuando se llevaron a Louis, el rizado corrió a su apartamento a limpiar todo. Ni siquiera quiso lavar las sábanas manchadas, las desechó y lloró sobre el colchón desnudo por primera vez desde que había ocurrido aquella tragedia. Volvió al hospital una hora más tarde y encontró a Louis dormido en una de las camillas, esperó a que despertara y los doctores firmaran el alta de su novio para llevarlo a casa. No habló durante el camino ni cuando llegaron, ni siquiera cuando vio su habitación ya limpia. Sólo se recostó, dejándose cobijar por Harry y durmiendose en silencio con el toque tierno de su novio en su cabello.

Harry pidió algunos días de descanso a su tío, comentándole la situación, tenía que cuidar de Louis, no podía dejarlo solo, no ahora.

"Tienes que comer algo, mi cielo. Por favor, ¿si?" Rogó el rizado intentando darle una sopa caliente a su novio.

Louis negó con la cabeza sin mirarlo, no le hablaba, solamente se quedaba el día entero en la cama y se limitaba a existir. Y eso estaba destrozando el corazón de Harry. Se dio por vencido media hora más tarde, cuando el plato en sus manos ya estaba frío y el timbre del apartamento sonó.

"No me tardó." Susurró hacía Louis.

Caminó hasta la puerta y Johannah entró con una bala con la expresión preocupada.

"Vine lo más rápido que pude." Dijo. "¿Dónde está?"

"En la habitación, ten cuidado." Respondió el rizado.

La mujer caminó rápido hasta la habitación que compartía con Louis y Harry decidió dejarlos hablar a solas por un momento mientras devolvía el contenido del plato hondo a la olla y lo lavaba. Se sentía triste, por supuesto que sí, era su bebé, era una gran ilusión y era una razón para mejorar cada día, pero ahora no sabía si le dolía más su tristeza o la de Louis, verlo de aquella forma lo destrozaba entero.

"Harry." La madre de Louis apareció en la cocina con los labios apretados. "¿Puedes venir? Dice que te quiere allá."

El rizado casi corrió al escuchar a su suegra y volvió con Louis. Se metió a la cama junto a él y lo abrazó, el castaño se dejó abrazar y envolvió sus brazos en la espalda ancha de Harry.

"No puedo estar aquí." Susurró contra el hombro ajeno.

Harry suspiró.

"Iremos a donde quieras ir."

Al día siguiente, Harry cargaba las maletas de un Louis pálido y sin color en sus ojos celeste, acababan de aterrizar en Los Ángeles, Harry quiso llevar a Louis en unas vacaciones allá desde siempre porque lo consideraba un lugar mágico. Ahora no podían ser tanto unas vacaciones pero tal vez le ayudaría a su novio a calmarse y superar su pena, los ayudaría a ambos.

"Renté una casa cerca a la playa, ¿qué opinas?"

"Está bien, gracias." Contestó Louis sonriendo levemente.

Harry también sonrió. No era a lo que estaba acostumbrado, las sonrisas anchas y las carcajadas altas pero era un avance, Louis ya le hablaba y pedía cosas como abrazos o una malteada, y sonreía, eso era, Louis sonreía. Harry tenía mucho que agradecerle a su madre, su padre y a Johannah, los tres lo ayudaron a completar el dinero para estar allá unas dos semanas y visitar un psicólogo cada dos días. Algo que aún no comentaba con Louis, y que si era sincero, tenía miedo de hacerlo porque no sabía cómo iba a tomarlo. Sin embargo, Harry se sentía en la obligación que llevar a Louis a aquel lugar, necesitaba ayuda tanto como él mismo, ambos habían sufrido una lastimosa pérdida y no iban a superarlos solos.

"Quiero nadar." Deseó Louis al llegar al apartamento y mirar por los ventanales el mar calmado.

Harry sonrió.

"Vamos a cambiarnos."

Louis se giró y le mostró una mueca.

"Yo... ¿puedo ir solo?" Preguntó incómodo.

Harry se silencio por unos segundos, intentando comprender por qué Louis quería nadar solo, teniendo en cuenta que ambos amaban nadar y que amaban hacerlo juntos. Quiso enojarse, pero no pudo, no cuando Louis lo miraba con expresión apenada al decirle esas palabras. Asintió a su pesar y dejó que Louis se fuera solo hasta el agua. Lo observó por las ventanas, lo vio sentarse un rato en la arena y tomarla entre sus manos, lo vio mirar las gaviotas que pasaban por allí en busca de su lugar para dormir, y finalmente, lo vio entrar al agua y dejar que las olas lo empaparan por completo. Estuvo alerta todo el tiempo, en su estado no podía estar seguro de lo que Louis pensara y sus planes, y no quería pensar que su novio en algún momento quisiera hacer algo que pudiera romperle el corazón.