feeling ─ 05.

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El ruido del aire acondicionado abrazaba sus oídos al igual que su oficina misma, al mismo tiempo que sus pestañas se abatían amagando el cerrar sus ojitos azules por completo

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El ruido del aire acondicionado abrazaba sus oídos al igual que su oficina misma, al mismo tiempo que sus pestañas se abatían amagando el cerrar sus ojitos azules por completo. Estaba exhausto. A pesar de que sus dedos estuviesen tecleando sin descanso alguno, no podía pensar en otra cosa más que en su suave colchón esponjoso y sus tentadoras sábanas que lo llamaban a gritos desde su cálido hogar.

Extrañamente, su lugar de trabajo se encontraba en calma, libre de barullo y discusiones por doquier, a excepción del ruido de otros dos empleados tecleando como esclavos del trabajo al igual que él. Quizás el cambio de horario, en parte, le había caído como anillo al dedo. Y ya era hora, algo debía de salir bien en su vida, al menos, por una vez. Aún así, no podía librarse del todo, pues todavía continuaba ligado a su jodida suerte, ya que debía de realizar horas extras por culpa de la deuda que generó a la empresa.

Frunció el ceño cuando sus párpados se negaban a obedecerle, alejándose inevitablemente del computador frente a sus ojos. Bostezó y se permitió estirarse sobre su asiento, para luego dejarse caer sobre este. Observó los documentos que llevaba en la pantalla y dedujo que podía tomarse un pequeño descanso, tampoco le faltaba mucho por terminar.

Con curiosidad, relamió sus labios y sus pequeñas orbes se dirigieron hacía su móvil junto al teclado; sobre su escritorio. Su dedo índice se estiró hasta dar con el botón que encendía el mismo; corroborando sus mensajes con un extraño brillo en los ojos.

Sin embargo, nada.

Habían pasado cuatro días desde su primer lección y, ciertamente, se encontraba bastante ansioso por la segunda. Los últimos dos días le sirvieron para despejar su cabeza, algo que realmente necesitaba desde hace un tiempo, con tantas cosas merodeando sin cuidado. Llegó a la conclusión de que situación era un desastre, al igual que la organización de su vida misma en sí.

Tuvo sus momentos de crisis, en los cuáles se permitió enloquecer y gritar solo en su habitación como un idiota. En su momento, había sido útil; para qué mentir. Ahora bien; lo hecho, hecho estaba. No podía lamentarse en resto de su vida, así que terminó por calmarse y tomarlo de la forma más serena posible. Y claro, siendo honestos, lo hubiese hecho desde un principio, de no ser por el nuevo desastre que causó aquél actor en su vida.

A cada segundo recordaba su tonito burlón a la hora de soltar un comentario sarcástico, con es extraño humor narciso que se gastaba, pero también aquél tono suave, dulce y seductor que acostumbraba a utilizar en ciertas situaciones. Keisuke Baji era el peor de sus desastres y, no sólo eso, sino también, el que más le había enloquecido.

Sin dudas, en un principio, jamás se imaginó el hecho de involucrarse con alguien de ese mundo, porque estaba más que claro que estaban en páginas distintas. No era lo suyo y aún así, todo se desencadenó cuando descubrió que, en realidad, le había gustado.

No habían pasado mucho juntos, pero tuvieron sus momentos de cercanía, sus salidas y, sobretodo, sus intimidades. Tanto así, que en parte, le molestaba la idea de pensar que todo esto era simplemente por trabajo; una obligación.

俳優 pornstar ━ bajifuyuWhere stories live. Discover now