CAPITULO I: Paseo en la plaza

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—Te lo pido no me dejes sola, no quiero estar en este lugar —una pequeña yo, lloraba.

—Aquí vas a estar, lo mereces —pronunció con una voz tan fría que me hacía estremecer.

Las lágrimas me empaparon el rostro, no quería estar en ese lugar, no otra vez.

—Yo no te he hecho nada, te lo suplico, no quiero.

—¡CIERRA LA BOCA! —me gritó. Algo que me dio miedo.

—pero está oscuro aquí —pronuncié, casi como en un susurro.

—Eso es algo que no me importa, y deja de llorar —dijo. Había tanta amargura en su voz. Yo no entendía el por qué —, ah, y ni se te ocurra ponerte a gritar como la primera vez, que ya viste que no funcionó.

Se burló de mi…

Pero… ¿Qué le hice yo?.

—No te hice nada; hoy recogí mis juguetes, me comí toda la cena, me he portado bien —empecé a mencionar cosas por las que me había regañado antes.

—No me importa a mí eso —me miro con unos ojos llenos de rabia —, tu has hecho más que eso, tú me arruinaste, creo que eso lo heredazte de tu madre, echas a perder los planes de los demás.

Llore, ante sus palabras llenas de irá y ante el recuerdo que no tenía de mi madre, no recuerdo nada de ella.

No tuve más que dejar de insistir; caí sentada en el suelo sucio del sótano.

—Muy bien, me gusta que entiendas las cosas.

—¿Me sacarás de aquí pronto? —las lágrimas aún rodaban por mis mejillas.

—Antes del amanecer vendré.
No pronuncie nada más cuando la persona frente a mi volvió a hablar.
—Duerme bien —lo dijo como en un canto —, niña tonta…

Sentí unos brazos se envolvieron a mi alrededor brindándome un fuerte abrazo.

—¡No!, ¡no quiero estar aquí! —chillé.

—Tranquila, no pasa nada, estás bien.

Escuchar la voz de mi prima me hizo abrir los ojos y darme cuenta de que todo había sido un sueño o más bien… un recuerdo.

Tenía el rostro húmedo; había estado llorando durante ese tiempo.

—Lilian —susurré.

—Solo fue una pesadilla, ya pasó —me dijo con una voz tan dulce.

Me quité del abrazo lentamente, limpié mis lágrimas y contemplé a Lilian. Ella estaba aún en pijama llevaba su rubio cabello suelto y todo despeinado. Eso me hizo negar con la cabeza.

—Te ves fatal —pronuncié y solté una pequeña risita.

—Tu tampoco te ves nada bien —empezó a carcajear —, para ser sincera te ves horrible.

Las dos fruncímos el ceño y nos quedamos mirando con una cara seria unos segundos. Después empezamos a reír, ella con su risa escandalosa que tanto la caracteriza, y yo solo podía emitir unos sonidos bastante relajados comparados a la risa de ella, pero para mí eso es suficiente.
Nunca he sido alguien que ría a carcajadas o que por lo menos sonría. Creo que rio muy pocas veces y la única razón porque lo hago es Lily.

Ella es mi prima, hija de el tío Alessandro, hermano de mi padre.
La mayor de sus hijas.

Siempre somos muy unidas, ella siempre me escucha y yo a ella. Es la que me hace reír, me siento a gusto estando con ella.

Demasiado Cerca De Las EstrellasWhere stories live. Discover now