↝Nosotras↜ Jenlisa Fanfiction

↝Infierno↜

  
  [!] Contenido maduro

Una sonrisa gatuna brilla en la oscuridad del invernadero, dientes perfectamente hilados y blanqueados. El olor a putrefacción se esparce por el lugar, la gran humedad y el calor englobando el hedor e intensificándolo hasta el punto máximo. Una figura diminuta se alza de la silla en la que se encontraba sentada, irguiéndose y surgiendo de las sombras, una copa de vino tinto descansando en su mano derecha. 

  La mujer escanea el lugar una vez más, las facciones casi irreconocibles del chico agregando a su sonrisa. Da un par de pasos, sus tacones haciendo eco en el vacío silencio, y se detiene frente al gran vitral, sus ojos parando en el corazón con la pequeña placa de nombre grabado. A pesar de no haber estado en formol, se mantiene bastante bien y eso le sorprende. Era un pequeño y acogedor invernadero, piensa cuando ve las paredes de plástico blancuzcas y parte del suelo de madera, sucio por la cantidad de tierra que había sido movida recientemente. Un pequeño gusano se posa en la punta de sus zapatos y sacude su pie frenéticamente mientras arruga su nariz, quizás los bichos fuesen la parte menos encantadora del lugar. Incluso el cuerpo tendido en pleno centro no le causaba tanto disgusto como aquellas pequeñas criaturas. 

  Lleva la copa a sus labios y termina de beber el líquido restante, rojo ligeramente tintando el  par. Satisfecha con la obra maestra que había provocado, deja el objeto entre sus manos sobre la pequeña mesa dónde descansaban el serrucho y el martillo que habían sido utilizados para destartalar al pobre Kai, como una prueba de que estuvo ahí, que sabía lo que estaba sucediendo. 

  Jennie había hecho un gran trabajo, sin duda. 

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Jennie's point of view

  Con el corazón en la boca, abrí la puerta de madera que había sido previamente tocada, sólo para deleitarme con la vista más maravillosa que pueda existir. 

  Frente a mí se encontraba Lalisa Manoban en su máximo esplendor, sus hinchados labios estirados en una nerviosa sonrisa de boca cerrada, sus ojos resplandecientes debajo de espesas pestañas, su cabello rubio atado en una conveniente coleta, su cuerpo siendo abrazado en un pequeño vestido negro que amenazaba con hacerme perder la cordura. No creía ser capaz de quitar mi vista de ella, era simplemente magnífica. 

  No podía describir el sentimiento, había algo en sus ojos que me hacía entregarle hasta el último trozo de mi alma, su carisma haciendo que lleve mi corazón apretado en mi mano y listo para entregárselo en cualquier momento que ella me lo pidiese.

—Buenas noches, Jennie. —Su voz  suave sonaba tan malditamente seductora en mis oídos. 

—Buenas noches, preciosa. —Respondí en mi mejor intento de ser coqueta, una especialidad que creía tener dominada. 

—¿No me invitarás a pasar?—Me pregunta  batiendo sus pestañas, un tono juguetón adornando su timbre. 

—Claro, lo siento. Pasa. 

  Me hice hacia un lado para permitirle el paso, dándome el privilegio de poder verla adecuadamente una vez que estuvo de espalda. Cerré la puerta de manera hábil, desesperada por tenerla sólo para mí. La había invitado a una de mis tantas fincas, un lugar privado y con poco acceso para poder tener un poco de intimidad y también espacio. Odiaba ir a restaurantes poblados con constantes murmullos de fondo, prefería un silencio agradable , disfrutaba de la comodidad de no tener la obligación de hablar para que la velada marche perfectamente. 

—Que lindo lugar. —Lisa comentó, educada mientras yo deslizaba mis manos sobre sus hombros luego de ofrecerme a remover su abrigo por ella.